La Ertzaintza cree que las bandas juveniles violentas se seguirán perpetuando en el futuro en Euskadi, pese a la presión policial, a las detenciones y al control de sus movimientos, que están “dificultando sus actividades delincuenciales”. La Policía vasca destaca en un informe “la aparente impunidad” con la que actúan sus miembros ante “la ausencia de medidas sancionadoras tempranas”, lo que supone que sigan delinquiendo hasta que los jueces decretan su ingreso en prisión.
Estas pandillas han contribuido a que se eleve el número de delitos en los tres últimos años en Gipuzkoa, territorio en el que ha crecido este tipo de actividad ilícita, mientras que ha bajado en Bizkaia y Álava. En territorio alavés hay presencia de los Blood, aunque su nivel delictivo no ha sido elevado.
Mientras en Bizkaia la pandilla violenta más activa es la de Les Derniers Salopards (LDS), integrada mayoritariamente por magrebíes y que actúa sobre todo en el área metropolitana de Bilbao, en San Sebastián emergen bandas de origen latino como los Blood, Crips y Trinitarios –en estado todavía embrionario–, en detrimento del grupo Pitbull de Egia, cuya actividad ilícita ha desaparecido en 2022, tal como recoge un informe de la Policía vasca sobre bandas juveniles.
Precisamente, las bandas de los Blood, Crips y Trinitarios, que nacieron en EEUU, están proliferando también en otros lugares del Estado y se nutren, sobre todo, de menores de familias desestructuradas o con graves carencias familiares. Además, se sirven de las redes sociales para su captación y expansión.
El informe de la Ertzaintza hace una previsión sobre el futuro de esta actividad delictiva en Euskadi, para afirmar que la irrupción de nuevas pandillas violentas de jóvenes, la consolidación de las ya existentes y el asentamiento de bandas juveniles internacionales, que ya han irrumpido en la CAV, “son cuestiones que probablemente vayan a continuar desarrollándose”.
“Perfil dinámico”
Además, destaca “el perfil dinámico de este tipo de grupos”, ya que, “ante el declive o la paulatina desactivación de algunas de las bandas juveniles, aparecen nuevos grupos juveniles violentos, caracterizados” por estar compuestos por varones “muy jóvenes, donde la mujer es prácticamente invisible y es presentada como un mero objeto en su composición”.
En este sentido, el informe policial subraya “la constante renovación de este fenómeno juvenil” que se ve reflejada “con la incorporación de nuevos jóvenes a las pandillas ya existentes o en la formación de nuevas bandas, cuyos componentes se inician a edades muy tempranas”, a los 13 años o menos.
Además, considera “destacable la aparente impunidad con la que actúan” algunos integrantes de las bandas, que “ante la ausencia de medidas sancionadoras tempranas, continúan delinquiendo hasta la llegada de resoluciones judiciales que suponen su ingreso en prisión”.
De hecho, de los 629 miembros de estas pandillas que fueron identificados en 2022, 93 ya habían delinquido al menos dos veces. Entre ellos, se encontraban 13 integrantes de LDS que lo habían hecho en cinco ocasiones, mientras que “la persona referente y aglutinadora” de esta banda tenía en su historial 27 delitos.
Por todo ello, recomienda como medida preventiva, la posibilidad de la instalar detectores de metales en las entradas a locales de ocio nocturno, para evitar la tentación de portar armas y dar seguridad a los usuarios de estos establecimientos.
Inicio a los 14 años
El documento refleja que los pandilleros inician sus actividades grupales a edades tempranas –la mayoría tienen entre 14 y 17 años– y este fenómeno está relacionado con la carencia de referentes en el entorno familiar y social, y en ocasiones a las familias desestructuradas. – E.P. / DNA