Mientras la cifra del paro sigue descendiendo en el Estado, hay un segmento de la población que parece haberse quedado al margen: las mujeres por encima de los 45 años. Un dato: en Euskadi el 54,3% de las personas en situación de desempleo tiene más de 45 años, y dentro de ese grupo, las mujeres siguen llevándose la peor parte, ya que suponen el 57% en esa franja de edad. 

Según el Mapa del Talento Senior de la Fundación Mapfre “España es el país con más paro femenino de mayores y, junto a Portugal, el que tiene el mayor número de empleos con baja cualificación”. Los números solo certifican algo que muchas mujeres, al pasar los 40 años, conocen muy bien: quedan prácticamente excluidas del mercado de trabajo. Si, además, tienen hijos a su cargo, sus oportunidades de volver al mercado laboral disminuyen aún más. 

La opción más evidente: emprender. Pero no es fácil. Como indicaba la consultora Cristina Lorenzo de la Fundación Adecco en una entrevista para este medio el pasado mes de febrero, “si no existe motivación y un colchón económico, meterte de primeras y sin experiencia en el campo elegido puede ser una maniobra arriesgada”. Sin embargo, para cada vez más mujeres el emprendimiento no es solo una salida laboral, sino también algo deseado y buscado.

DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA ha hablado con Iratxe Hernández y Mercedes Escribano. Las dos han decidido emprender por diversos motivos y analizamos de los retos a los que se enfrentan y cómo abordan este proceso.

Iratxe Hernández, consultora estratégica de turismo, acaba de pasar la barrera de los 40 años y había tenido varias ofertas de empleo, pero su decisión de emprender fue una mezcla de visión empresarial y de dificultad para conciliar. “Tras años trabajando fuera, al volver a Vitoria me di cuenta de que en Euskadi hay pocas empresas que se dediquen a la mío y es complicado encontrar oportunidades. Además, se añadía mi necesidad de conciliar y pasar más tiempo de calidad con mi hija”.

Sin embargo, para Mercedes Escribano, diseñadora especializada en branding y creación de marca, su motivación para emprender llegó como les sucede a otras muchas mujeres. “Me vi de repente sin la tranquilidad de un buen trabajo y con mucha incertidumbre en un sector cambiado y cambiante, con una edad y con algunas competencias desactualizadas. Decidí apostar por mi formación, actualizarme y ahí surgió la idea”.

Pero el camino inicial no es nada fácil y a la dificultad de tener un colchón y formación para emprender se unen otros factores. Como explica Iratxe “los pasos a seguir a la hora de emprender son algo confusos y, al no existir una ventanilla única para emprendedores, resulta complejo completar trámites, dar con recursos formativos y organismos en los que apoyarte o acceder a ayudas y subvenciones disponibles”. 

Para Mercedes, otro factor a tener en cuenta en la dificultad para emprender es ser mujer de mediana edad en un mercado en auge y muy competitivo. “Sí hay recursos a nivel general, pero específicos, que yo conozca, muy poco o nada”. Para Mercedes, las mujeres en esa situación son una parte importante de la sociedad, con mucho que decir y con criterio y aportaciones muy potentes, fruto de su propio recorrido y experiencia.

Y es que el género, a estas alturas, sigue siendo una dificultad, ya sea a la hora de emprender o como trabajadoras por cuenta ajena. La discriminación sigue existiendo. “En mi experiencia en el sector privado sí he visto en más de una ocasión cómo, en ciertos ámbitos, el género supone una barrera que limita las posibilidades de crecimiento y desarrollo”, cuenta Iratxe. Mercedes coincide con ella: “Las mujeres estamos afectadas por un modelo de sociedad que aún tiene asuntos pendientes con la igualdad. Verme con cuarenta y tantos reinventándome también es por haber apostado por la crianza en unos años determinados y haber ido aceptando trabajos compatibles con esas circunstancias”.

Afortunadamente, las dos coinciden en contar con el apoyo de sus respectivas familias y, pese a las dificultades, ahora mismo no cambiarían su situación. 

Mercedes e Iratxe se conocieron en uno de los cursos de emprendimiento que ofrece el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz y, mientras sus compañeros y compañeras han seguido sus respectivos caminos, ellas han mantenido el contacto y formado su pequeño grupo de apoyo al emprendimiento, reuniéndose cada semana para compartir recursos, ideas y experiencias.

Iratxe considera que “ha sido importante encontrar una comunidad de gente emprendedora que está en un punto de partida similar al mío. El día a día de un autónomo puede ser bastante solitario y encontrar gente con la que poder compartir ideas y crear redes de trabajo me parece clave”. Mercedes también ha encontrado apoyo en plataformas online de networking. “Es una forma más de generar comunidad. Su versatilidad y posibilidad de proyección hacen que me parezcan una buena vía de exploración e implementación laboral”. 

Ambas son conscientes de los retos para emprender: el papel multitarea, aprender a priorizar y elegir las batallas, lidiar con la incertidumbre… Iratxe afirma: “Hace falta perseverancia para conseguir nuestro objetivo. Si no creemos en nosotras, nadie lo va a hacer”. Mercedes, que empezará su actividad en breve, piensa que “a pesar de que el momento en el que decides emprender es complicado –porque te asaltan todos los miedos posibles y hay que lidiar con el síndrome de la impostora–, es muy importante confiar en ti misma y apostar por tu proyecto… Porque, al final del día, compensa con creces”.

Hay que permitirse probar, afirman Iratxe y Mercedes. Eso sí, mejor arropada, con trabajo, formación y, siempre, rodeándote de personas, colectivos o asociaciones que puedan ayudar a hacer el camino un poco más fácil y eficaz.