El salón de plenos del Ayuntamiento de Amurrio se convirtió, a las 11.30 horas de este domingo, en el punto de encuentro del sector txakolinero alavés en un ambiente festivo como pocos.
No en vano, tras los ocho meses transcurridos desde la vendimia, tocaba descorchar la nueva añada y presentar a quien durante los próximos 12 meses será el embajador de los nuevos caldos: el chef José Antonio Merino Cañamero, “impulsor y alma de uno de los mejores proyectos de tabernas de estilo vasco por todo España (Grupo PerretxiCo) y que lleva la defensa del txakoli y concretamente del alavés en su ADN”, destacó el presidente de Arabako Txakolina, Luis Mariano Álava, que le hizo entrega del detalle honorífico que los artesanos del txakoli alavés entregan desde 2020 a quienes les ayudan a promocionar su producto: una cartografía de la artista amurrioarra, Raisa Álava, que representa la historia del txakoli en Álava.
Embajador de lujo
Su elección no fue baladí. De hecho, Álava reconoció que "su currículo habla por si sólo, no hemos sido tontos al escogerle, nos va a hacer una promoción increíble y gratis. El año próximo ya serán 25 fiestas del txakoli, e igual hay que ir pensando en reunir a todos los embajadores y hasta abrir embajada", señaló, arrancando la sonrisa y el aplauso del público congregado.
Entre ellos se encontraban la práctica totalidad de quienes configurarán el nuevo Ayuntamiento de Amurrio, tras los comicios del pasado 28 de mayo, así como representantes comarcales y forales, tales como Ana del Val y Eduardo Aginako, o el director de calidad e industrias alimentarias del Gobierno Vasco, Raúl Pérez Iratxeta, que quiso poner en valor el trabajo que se está haciendo desde el sector txakolinero que, pese a los dos años duros que ha traído la pandemia y la guerra de Ucrania, "continúa mejorando en estrategia y trabajo colaborativo, aunando tradición e innovación, para seguir posicionándose en el mercado internacional".
Merino Cañamero, por su parte, tras reconocer que "hace ilusión que se te reconozca en casa", subrayó que " el txakoli es una de las banderas de nuestras tabernas y sería erróneo que no lo fuese. Marida de forma excelente con cualquier pintxo y, por mi parte, no voy a escatimar esfuerzos, primero para que se reconozca, y luego para ponerlo de moda. Espero estar a la altura de esta embajada", apostilló, para acto seguido encender el txupinazo que dio el pistoletazo de salida al XXIV Txakolin Eguna, que se iba a desarrollar en el parque municipal.
Cosecha récord
Hacia el pulmón verde del centro urbano de Amurrio enfiló la comitiva, bajo un sol de auténtica txitxarrina que sólo invitaba a llevarse algo fresco a la boca. Y lo mismo debieron de pensar a nivel de calle, porque fueron cientos las personas que se acercaron hasta el pulmón verde del centro urbano de Amurrio a disfrutar de la fiesta del txakoli alavés y celebrar la cosecha récord de la denominación de origen más pequeña del Estado, con apenas 100 hectáreas de viñedos.
"Este año no tenemos aún los resultados de las catas oficiales en cuanto a calidad, aunque si puedo decir, por las precatas realizadas, que si no alcanzamos la nota de excelente de la vendimia 2021, no va a bajar de muy buena, y eso es una gran noticia porque el año ha sido muy complicado y hasta septiembre no sabíamos ni si se iban a poder aumentar los malos numeros, en cuanto a cantidad, de la añada precedente", dio cuenta el gerente de la denominación, Josean Merino Belaustegi, en referencia a las escasas 440.000 botellas de Arabako Txakolina que llegaron al mercado en 2022.
Este, en cambio, serán 730.000, fruto de los 750.000 kilos de uva recepcionados en las bodegas. Una cifra que ha supuesto superar la, hasta ahora, mayor producción de la historia de Arabako Txakolina, la de 2020, cuando se recogieron 718.500 kilogramos de uva; aunque siguen sin perder de vista que el objetivo es poder llegar “al millón de botellas, porque el mercado así nos lo pide. Un 33% se va a exportación", subrayó Merino que, echando un vistazo rápido al recinto, volvió a confirmar que fue todo un acierto la decisión tomada en 2017 de mover la fiesta del txakoli de la plaza del ayuntamiento al parque, porque "edición tras edición, y pese a los dos años de ausencia por la pandemia, se ha ido incrementando el número de amigos del txakoli alavés que nos visita", agradeció.
Respaldo vecinal
De sus palabras dan fe los números, y es que en el stand gigante en horizontal que daba la bienvenida al recinto, las colas fueron la tónica de la jornada, pese a la novedad de la venta online a través de un código QR, lanzado con un mes de antelación. En total, se vendieron tickets que el público canjeó por en torno a 32.000 copas y vasos, en los que se consumieron cerca de 9.000 botellas de txakoli alavés, frente a las 7.500 de las ediciones prepandemia.
Presentes estuvieron las txakolinerias Artomaña, Garate, Astobiza, Torre de Murga, Pardio o la curiosa Bat Gara de Lezama (Amurrio) que, con tan solo seis hectáreas de viñedo, elabora al año en torno a 30.000 botellas de seis tipos de caldo, a cada cual más especial, pues los tiene desde crianzas en inoxidable y madera, o envejecidos en roble francés, hasta un espumoso ancestral, un orange wine y un palo cortado o vino Jerez. De aquí que ayer al Txakoli Eguna no pudiera llevar la nueva añada, sino “lo restante de 2021, ya que nuestros vinos llevan un proceso más largo y no estarán hasta octubre o noviembre”, apuntó su responsable, Txema Gotxi.
No menos importantes fueron la docena larga de stands gastronómicos que acompañaron a las bodegas de txakoli alavés en esta fiesta de presentación de la añada. Hubo parrilla Eusko Label de pollo de caserío, hamburguesas, costilla de cerdo y salchichas; arroz gourmet de De Mil Arrozes; champiñones a la plancha de Txustarra; txistorra y morcilla de carnicería Burutxaga; talos de Arabako Taloa; pintxos y bocatas de queso Idizabal de la quesería Izoria; gildas de Albizabal, croquetas variadas de Kroketak, o Jamón al corte con Txomin Zubia. Y es que como bien señaló el embajador, Josean Merino Cañamero, "el txakoli marida bien con cualquier pintxo".
Tampoco faltó la degustación del ya conocido rebujito de txakoli o Falzue, ni un mercado paralelo de productos artesanos locales en el paseo del Guk, pasacalles con el Otxote Ugarte, y una romería a cargo de la formación Akerbeltz, que puso el broche de oro a la jornada a filo de las ocho de la tarde.