espaldiza, la capital de Ayala, volvió a ser ayer escenario de una exitosa feria de San Isidro. Y es que, tras dos años de ausencia por la pandemia, el sector primario tenía ganas de celebrar a su patrón y a ello también acompañó ser domingo y dispararse el mercurio en los termómetros, logrando una gran afluencia de público, atraído por el olor de las tradiciones, pese a coincidir con los cercanos Otxomaios de Orduña o la feria medieval de Balmaseda.

Los números hablan por sí solos: una veintena de puestos de productos caseros y artesanos en el mercado paralelo, que fue aprovechado por muchos para adquirir pan, pastel, yogur, queso, verduras y frutas de temporada, por citar algunos, y decenas de ejemplares de gallinas autóctonas, cabras azpigorri, caballos de raza País Vasco, ovejas latxa y burros de Encartaciones. Con todo, el principal atractivo volvió a ser el certamen provincial de raza bovina pirenaica. "Ya son seis ediciones y esta más que asentado. De hecho, han venido cinco explotaciones ganaderas de Oiardo, Eguilaz, Inoso, Murga y el propio Respaldiza, con medio centenar de ejemplares", resumió a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, Miren Urresti, la técnica de la Cuadrilla de Ayala, encargada del buen transcurrir de la feria.

Motivos para que Ayala este orgullosa de albergar este concurso, desde luego, no le faltan. Y es que se trata de una raza autóctona que, aunque en la actualidad se encuentra en auge con 5.000 cabezas en Euskadi (3.500 de ellas en Álava), en los años setenta del pasado siglo estuvo al borde de su extinción por la introducción masiva de la raza Parda Alpina, por lo que sigue necesitando el apoyo y ayuda de todos, tal y como se merece toda raza autóctona y todo patrimonio genético.

"Es la raza ancestral del caserío vasco, hoy día muy especializada en producción cárnica, gracias al trabajo de nuestros ganaderos, que nos han traído lo mejor de sus cabañas, como se ha apreciado en el desfile", subrayó el veterinario de Aberekin, Josu Paia, en relación a la pasarela de "amatxus" que acogió la fiesta y que él mismo dirigió, mientras el jurado calificaba a estas magníficas madrazas caracterizadas por tener capa rubia, las mucosas sin pigmentar, y unos "portentosos" cuernos de color blanco nacarado con las puntas de color amarillento, y un tamaño medio de entre 550 y 600 kilos de peso.

"Hoy aquí ha quedado demostrado que en Álava tenemos grandísimos ganaderos con vacas de gran calidad y muy preparadas. La pirenaica es la de cría más rentable, hoy día, por su magnífica adaptación al entorno y su docilidad. Hay que tener en cuenta que paren solas en el monte. Son unas madres extraordinarias", subrayó Javier Iñiguez, uno de los jueces, que no escondió que "hemos intentado ser lo más justos posible, porque la calidad de lo aquí presente es extraordinario, y ha sido muy difícil decidir a quien dar los premios", reconoció.

En total, el certamen concitó la participación de 50 ejemplares (cinco de ellos machos) de un total de cinco ganaderías alavesas, aunque los primeros puestos de las seis secciones a concurso fueron a parar a la ganadería Elizondo de Eguilaz en la Llanada Alavesa (mejores hembras de 8 a 16 meses y de más de ocho años) y a la de María Isabel Luengas de Respaldiza en la propia Ayala (mejor macho, y mejores hembras de 16 a 24 meses, de dos a cuatro años y de 4 a 8 años).

Con todo, no estamos ante una vaca autóctona exclusiva de Euskadi, sino de toda la cornisa cantábrica. "En Navarra es donde esta más extendida con 12.000 cabezas, le sigue Euskadi con 5.000, Cantabria con 1.500, Aragón con 1.000 y Cataluña con unas 600, pero también hay registradas explotaciones en Soria, Rioja, Burgos y Cáceres", explicó Paia; que también apuntó que es Abere, en Arkaute, quien lleva todo lo concerniente a esta raza en Álava; mientras que a nivel de Euskadi es Lorra en Lezama (Bizkaia), y a nivel de España "se ha logrado del Ministerio de ganadería el logotipo 100% raza autóctona, respaldado a nivel genérico por la marca Herribehia", todo un paso de gigante en la comercialización de esta carne, ya que las ganaderías que han comenzado a trabajar siendo socios de esta marca, "a la hora de sacrificar cada cabeza llevan el respaldo del logotipo acreditado", subrayaron.

La jornada también contó con una exposición de maquinaria agrícola, rincón de juegos en familia, exhibiciones de deporte rural, campañas de reciclaje, y catas y degustaciones de queso Idiazabal y txakoli alavés, como previa a la fiesta de este caldo que albergará Amurrio el próximo domingo 21 de mayo. De igual forma, en el centro social se pudo disfrutar de una exposición fotográfica de la que fueron protagonistas mujeres del mundo rural de Euskadi y Cuba; y en la campa trasera a los bares El Antojo y Toboso, del estreno de la obra de teatro Yijaa de la compañía Goitibera, que acercó el festival de artes de calle Artekale. Con ella se dio el pistoletazo de salida a la tercera edición de Arabako plazetan, Circuito de Artes de Calle de Álava, programa que nació en 2020 con la finalidad de difundir y promocionar las artes escénicas de calle en el territorio, que se realiza entre Diputación y ayuntamientos del territorio, con la coordinación y producción de Artekale. l