l pasado día 23, como regalo del Día del Libro, el estudioso, experto y cronista oficioso de Rioja Alavesa, Salvador Velilla Córdoba, hizo público un escrito dedicado a un viejo camino lleno de misterios y leyendas, aunque real, porque lo describe paso a paso al haberlo recorrido. Es la Senda de la Traición, "un camino que existió y que se usó hace muchísimos años y que, al decir de unos y otros, tenía la particularidad de no pasar por ningún pueblo, resultando difícil su identificación y localización".

Tanto misterio despertó el interés de Velilla, que llevó a cabo un intenso trabajo de investigación en archivos y bibliotecas, pero también hablando con agricultores de la zona, a quienes los nombres de los parajes les suenan más porque son utilizados para delimitar parcelas o llamar a los lugares.

Algunos de los testimonios que ha recogido, aunque merece toda la pena el leer íntegramente un trabajo que facilita a quien se lo pide, narran que "unos vecinos de Elciego nos dicen que la Senda de la Traición no pasaba por ninguno de los pueblos de Rioja Alavesa y que, siguiéndola, en una noche se iba desde la villa de Elciego hasta Francia. Ambrosio Larrea, vecino de Samaniego, nacido a principios del siglo XX y carretero en sus años jóvenes, nos contaba que había conocido la Senda la Traicionera, camino de herradura que cruzaba por encima de Villabuena e iba a San Vicente de la Sonsierra, siendo usado por aquellos que no querían pagar tributos ni sisas".

Junto a esos y otros testimonios también refleja referencias documentales, como que "el documento más antiguo que hasta la fecha hemos encontrado haciendo referencia al tema que tratamos es del año 1737 y dice lo siguiente: "... don Diego González de Ávalos obliga e hipoteca otra viña de quinze obradas en el término de la Media Legua surco al río caudal y a la Senda de la Traición". "La cita tiene su interés por concretar que la Senda de la Traición pasa por el término de la Media Legua, en la jurisdicción de Laguardia, algo que concuerda con la tradición oral".

Además, entre otras referencias escritas, cita que "también la cartografía se hace eco de la tradición oral y escrita, de modo que en el mapa del Instituto Geográfico Nacional de l953, nº 170, se recoge, trazada con puntos, pues no se llega ni a considerar carretera comarcal, la Senda de la Traición. El trazado por puntos arranca de Assa, pasa por Las Cañas, Sierra Carbón y cruza la Media Legua dejando el Cerro de la Horca al norte".

Velilla recoge el testimonio de dos autores, un hijo de Laguardia e Idelfonso V Tojal, que argumentan cómo se llegó a establecer el nombre de esta senda, algo que tiene como protagonista a un controvertido personaje histórico.

"Beltrán Du-Guesclin habría acudido hasta la zona al frente de las Compañías Blancas, para ayudar al rey castellano Enrique de Trastámara en la guerra contra su hermano don Pedro el Cruel. Tras la derrota sufrida por Enrique de Trastámara cerca de Nájera, en Valpierre, el año 1367, Beltrán regresó con sus tropas a tierras de la Sonsierra por el puente Mantible de Assa, destruyéndolo tras su paso para impedir que le siguieran las tropas enemigas".

Sigue contando que "siguiendo la orilla izquierda del Ebro, remontó el río hasta San Vicente de la Sonsierra, villa que le había entregado en rehén Carlos II de Navarra, siguiendo un camino que evitaba pueblos y cruzaba entre robledales, encinares y campos de cultivo. Temiendo que don Pedro viniera en su búsqueda, logró adueñarse de la firma y sello del rey de Navarra y citó con un escrito engañoso a los alcaides de las villas y castillos de San Vicente y Laguardia, en un cruce del camino que unía San Vicente de la Sonsierra con la villa de Assa, con la engañosa promesa de ir a liberar al rey de Navarra, que estaba prisionero en Borja. Llegados al punto convenido, los jefes y soldados navarros de San Vicente y Laguardia, se vieron rodeados por los mercenarios de las Compañías Blancas de Beltrán Du-Guesclin. Los navarros de San Vicente y Laguardia, al grito de ¡Traición! ¡Traición! se dispersaron por los campos y caminos conocidos, refugiándose en Laguardia y otras aldeas, huyendo los soldados de Beltrán río abajo".

Por lo tanto, esa puede ser la razón de que "desde entonces, se llama la Senda de la Traición a este camino que, al parecer, unía las villas navarras de San Vicente y Estella, sin cruzar población alguna".

Todo apunta a que la Senda comenzaba en Assa, y en el cercano puente de Mantible y el autor no descarta que este "fuera destruido por las tropas de Beltrán Du-Guesclin", aunque tampoco desdeña que fuera otra la razón de la destrucción. Lo cierto es que el puente tenía "l64 metros y que medía cinco metros de anchura, toda una obra de ingeniería. Concuerdan muchos en datarlo en el siglo II después de Cristo, aunque también hay estudiosos que dudan que su traza pueda deberse a época romana, fechándolo en años posteriores. Lo cierto es que no se cuenta con documentación que feche su construcción y también es difícil determinar qué poblaciones pudo unir una obra tan colosal".

A partir de ahí, Velilla desgrana el camino hasta San Vicente de la Sonsierra detallando restos de la senda, como paredes de piedra que lo marcaban o edificaciones de las que muchas solo conservan amontonamientos de piedras dejados por los viticultores, cuevas, puentes, poblados desaparecidos y todo ello sin pasar por ninguna población. La descripción, detallada y muy gráfica, bien merece el recorrido, y la publicación de Salvador Velilla es una magnífica guía si esta se acompaña del mapa de sendas y parajes editado hace unos años por la Cuadrilla de Rioja Alavesa.