La directora científica de Bioaraba, el Instituto de Investigación Sanitaria de la OSI Araba, no esconde cierta sensación de "vértigo" a escasas horas de llamar a la fiesta. El acto se celebrará en la Plaza de la Provincia -20.00 horas-, por primera vez al aire libre y por tanto abierto a toda la ciudadanía, y supondrá también un guiño al fundamental papel que la ciencia ha desempeñado en estos dos años largos de pandemia. Ciencia, además, con nombre de mujer. Con sus palabras, García Fidalgo inaugurará el primer ciclo festivo normal tras la llegada del coronavirus. Y lo hará, según avanza, poniendo el foco en cómo los recuerdos que se generan alrededor de fechas como San Prudencio y Estíbaliz nos acompañan de por vida. La Big Band Berri aportará sus notas y ritmos al pregón.

¿Qué sentimientos le invaden en estos momentos previos al pregón?

-Cuando estás a escasas horas del pregón, efectivamente hay un sentimiento un poco de vértigo. De que tienes que salir y dar un discurso de en torno a diez o quince minutos, pero sobre todo mantener el ánimo y la atención del público y llamar a la fiesta, que al final es de lo que se trata.

Parece claro que tras dos años de parón, la gente tiene muchas ganas de pasarlo bien. ¿Todo eso estará presente en el pregón?

-Precisamente va a ir un poco de esto. De cómo, con las vivencias que tenemos de las fiestas patronales, con nuestros recuerdos, se tejen nuestras vidas. Con los recuerdos de las fiestas en general y de San Prudencio y Estíbaliz, que son las que tocan ahora, en particular. De cómo las romerías, las comidas populares, las verbenas o la retreta nos hacen sentirnos arraigados a nuestra tierra y nos arropan. Son los recuerdos con los que vivimos en adelante. Está demostrado científicamente que esto provoca una sensación de pertenencia a una comunidad, de bienestar, de menos soledad... porque la excusa de la fiesta también sirve a la gente que está más sola para poder estar con más gente y disfrutar de la compañía. Este es un poco el hilo. Y que con lo que hemos aprendido en estos dos últimos años, nos quedemos con la parte de los beneficios y minimicemos los riesgos.

Un tiempo muy difícil para su gremio, no hay que olvidarlo...

-Sí, desde luego. Ha sido un tiempo complicado en todos los aspectos. Pero también ha sido un tiempo en el que hemos aprendido mucho. En el que nos hemos dado cuenta como sociedad de que somos capaces de adaptarnos a lo que nos toque. Y creo que lo hemos hecho muy bien, y en Álava también. Sobre todo para lo mal que nos vino y lo terrible que fue aquí.

¿Qué significan para usted, a nivel más personal, estas fiestas?

-Recuerdos. Recuerdos de niña, de ir con mis padres a las campas cuando Armentia no estaba urbanizada. Recuerdos con la cuadrilla... Igual era de las primeras fiestas en las que salía y te dejaban hasta más tarde. Normalmente, cuando te dejan salir hasta más tarde es porque son las fiestas de tu barrio, San Prudencio, La Blanca... algo popular. Yo creo que fue en estas fiestas cuando ya podía ir a casa a las 10, o después de la retreta... También hay recuerdos de comer perretxikos, de ir a buscarlos... de ir a buscar caracoles... esos recuerdos.

¿Y cómo las celebra a día de hoy?

-Este año no sé cómo lo haremos, porque es un poquito especial. Pero normalmente, mi suegra prepara unos caracoles muy ricos y unos primos que tenemos en la zona de Ibarguren suelen traernos siempre unos perretxikos. Comemos juntos y como tengo un crío todavía pequeño solemos ir a la retreta. Vamos a Armentia también, damos una vuelta, nos encontramos siempre con gente que no ves habitualmente, charlamos... Si estamos en Vitoria, siempre hacemos un poco ese plan.

¿Ha sido una satisfacción adicional este reconocimiento a la labor de las mujeres científicas?

-Claro, ha sido una gran satisfacción. La verdad que es un honor. Y a medida que se va a acercando el día, todavía lo ves más. Empiezas a entender mejor la dimensión de lo que significa ser pregonera. Porque en palabras de los demás, te lo hacen ver. Igual de primeras no eres tan consciente. Es un orgullo ser pregonera y poder tener ese acto también entre mi gente, mi familia y mis amigos.