Ni gorritos de ducha de usar y tirar, ni champús o jabones de un solo uso, ni largas duchas de hora y media, ni exóticos alimentos traídos de allende los mares para almorzar. Los alojamientos turísticos con etiqueta ecológica europea, ya sean hoteles, campings, agroturismos, albergues o casas rurales, invitan a sus clientes a no consumir luz y agua en exceso y a reciclar los residuos; en definitiva, a interiorizar buenas prácticas ambientales y no bajar la guardia en vacaciones.
En Álava hay diez establecimientos con todas sus luces led, calefacciones de biomasa, dispensadores de agua en los grifos, huertos ecológicos, placas solares, compostadoras para reutilizar como abono los desperdicios de la comida y un amplio abanico de medidas respetuosas con el medio ambiente que gustan, sobre todo al turista extranjero, ya sea francés o alemán, al centroeuropeo, que aprecia más que el nacional el turismo ecológico. Están más habituado y buscan alojamientos turísticos ecológicos.
"Te llevas muchas sorpresas agradables; recuerdo que distinguimos como alojamiento con buenas prácticas a Lurdeia, de Bermeo, ubicado en un emplazamiento espectacular, pero que, además, es un establecimiento en el que ya per se tienen una filosofía ambiental brutal; han montado un negocio de venta de productos ecológicos de su huerta que ofrecen a sus clientes, así que la experiencia que los turistas viven cuando pernoctan es de conciencia ambiental absoluta; ahí te das cuenta de que hay gente que hace las cosas muy bien, compruebas que no les están pidiendo nada más de lo que ya hacían", comenta Gorane Ibarra, responsable de Etiqueta Ecológica Europea de la sociedad pública de gestión ambiental Ihobe.
¿Quién no ha soñado con dormir en una cabaña situada en la copa de un árbol? En Zeanuri puede hacerse. "Sin acceso a agua potable ni de saneamiento, el alojamiento dispone de un baño seco, es decir, sin bomba de agua de la que tirar, únicamente un agujerito, serrín y una gestión correcta de los residuos", subraya Gorane Ibarra.
El Akelarre donostiarra es otro caso singular, un ejemplo de que los alojamientos de determinado nivel también pueden obtener la etiqueta europea Ecolabel. "Indica que un Akelarre también apuesta por el producto local de temporada para su restaurante y por gestionar de forma ambiental sus instalaciones y es indicativo de que también se puede llegar con esta filosofía a determinados estatus de clientes", apunta Gorane Ibarra.