Es un aviso urgente. Se necesitan al menos 20 familias alavesas antes del 27 de marzo. Es el plazo para tramitar toda la documentación necesaria para que niños y niñas saharauis puedan venir a pasar el verano en Álava.

Desde Afanis, la asociación de familias de acogida que trabaja en Vitoria desde 2005, hacen un llamamiento urgente para que, tras dos años de parón debido a la pandemia, estos menores puedan regresar en julio y agosto.

"Les hace mucha falta. Han sido dos años muy duros para la población refugiada saharaui porque el covid ha paralizado por completo la ayuda humanitaria que reciben para subsistir en el desierto", explica Irune Lujambio, madre de acogida y responsable de Afanis en Álava.

En los campamentos de Tinduf donde viven estas familias no han tenido asegurada ni una comida al día durante este tiempo de pandemia. Además de no haber recibido alimentos, ni medicinas, ni ayudas económicas (que les envían muchas familias y ONGs) desde marzo de 2020 cuando llegó el confinamiento, muchos proyectos de cooperación en los campos de refugiados están completamente paralizados.

"Son familias que no han sufrido muchos casos de covid, pero que han tenido que subsistir sin nuestra ayuda", apunta Irune Lujambio, quien recuerda que Marruecos mantiene una guerra abierta contra la población refugiada saharaui, con ataques y bombardeos.

Entre 25 y 65 años

Afanis realiza un llamamiento urgente en busca de al menos 20 familias alavesas voluntarias que quieran acoger a un menor saharaui este verano, entre los meses de julio y agosto.

Cualquier persona interesada sólo tiene que ponerse en contacto con la asociación (teléfonos 650 134011 - 665 711947, o en la dirección afanisalava@gmail.com), que es quien gestiona todos los trámites con la Diputación de Álava, con coste cero para los hogares voluntarios.

"Las familias de acogida son de todo tipo, parejas con hijos y sin hijos, madres y padres solteros, abuelos,... hay de todo", indica Irune Lujambio. Este año se ha establecido un límite de edad, entre 25 y 65 años, para aquellas personas que quieran participar en el programa. Personas que en todo momento cuentan con el apoyo y la ayuda de la asociación y de monitores, operativos las 24 horas por si surge algún problema.

En el caso de los menores, la edad se ha fijado en los 8 años de edad (los nacidos en los seis primeros meses de 2014) para participar en el programa de acogida Oporrak Bakean, que pretende darles un respiro.

"A pesar de las condiciones en las que viven, son niños y niñas sanos, sólo necesitan al llegar una pequeña revisión en el pediatra", explica Irune Lujambio. Las familias interesadas tienen que ocuparse de la manutención, de la ropa (porque los niños llegan con lo puesto y sin maleta) y de que pasen una revisión médica.

Es muy importante detectar posibles enfermedades que resultan imposible de diagnosticar en los campamentos de Tinduf por la falta de medios y recursos. En el caso de necesitar gafas o de acudir al dentista, son servicios gratuitos que cubren Osakidetza y algunas ONG, sin coste para las familias alavesas de acogida. Sólo hay que darles de comer y vestirles, y encargarse de que se lo pasen bien.

"Lo que hacen las familias voluntarias es acoger un hijo durante dos meses. Y pueden seguir haciendo los planes que tenían previstos para verano, como ir de vacaciones a la playa, o ir al pueblo.

Una buena alimentación y recarga para seis meses

Los niños y niñas que llegan a Vitoria viven en medio del desierto, en los campamentos de refugiados de Argelia, un territorio inhóspito sin posibilidad para la agricultura. En los campamentos de Tinduf, en el suroeste del Sahara argelino, viven en condiciones climatológicas muy severas (con inviernos muy fríos y veranos de hasta 60 grados), con frecuentes tormentas de arena y escasez de alimentos y de agua potable.

Los menores sufren malnutrición por la falta de una dieta variada con productos básicos. Durante el año apenas comen carne y sobreviven a base de mucha comida en conserva, lo que les provoca por ejemplo diversos problemas de visión.

Ante esta situación, son muchos los menores saharauis que pasan las vacaciones de verano en Euskadi, una oportunidad que les ofrece, según explican los médicos, una recarga de energía para los próximos seis meses. Regresan con una salud mejorada y una energía renovada que les permite pasar de una forma más llevadera el resto del año en los campamentos de Argelia.