Vecinos del palacio Álava Esquível, ubicadas en la parte superior del inmueble medieval ubicado en la calle Herrería.
Ha sido el edil popular, Miguel Garnica, el que ha desvelado este hecho durante la comisión de Territorio. DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA ha contactado con los residentes en el bloque, que corroboran la versión ofrecida en sede municipal.
Inmueble propiedad de la ciudad marroquí de Tánger
Fue al mediodía del pasado domingo 30 de enero cuando algunos de los nueve vecinos, que viven en el palacio propiedad de la ciudad marroquí de Tánger, percibieron la presencia de un "grupo de jóvenes marroquíes en la parte superior del edificio", concretaron en el relato de los hechos.
Para forzar su entrada al edificio "rompieron la cerradura de un portal y también forzaron la de la vivienda de un vecino", explica un testigo directo. En la parte alta se ubica esa zona abuhardillada con tres estancias "carentes de las mínimas condiciones de habitabilidad sin corriente eléctrica, instalaciones de fontanería o agua corriente", relatan desde la comunidad de propietarios a DNA.
Viejas estructuras de madera
El temor de los moradores legales del palacio era que sus okupantes pudieran emplear algún tipo de vela o las propias tarimas del suelo para iluminar o calentar la estancia. "Es un inmueble con una estructura de madera y se podría llegar a generar un incendio", alertan.
Tras comprobar la entrada de ese grupo de okupas, los vecinos contactaron con la Policía Local, aunque las patrullas desplazadas a la calle Herrería no lograron que los jóvenes les llegaran a abrir la puerta de las buhardillas.
Aprovechar un despiste
A primera hora de la noche de ese domingo "fue mi marido el que decidió subir a la parte alta para comprobar cómo estaba la zona", explican a DNA los vecinos. Coincidió esa inspección con un momento en el que los okupas se habían ausentado de las buhardillas a fin de comenzar a traer enseres con los que amueblarlas.
"De inmediato llamamos a la Policía Local de nuevo y estuvimos hasta las tres de la mañana en labores de vigilancia hasta que ya no volvieron a aparecer", explicó con detalle el vecino testigo de los hechos.
Cinco sanciones coercitivas a Tánger
Mientras tanto sigue la pugna con Tánger para que se haga cargo de las obras de conservación y rehabilitación del palacio. Se han enviado a la municipalidad marroquí cinco sanciones coercitivas en las que se insta a que asumir estas labores y, hasta la fecha, no ha habido respuesta desde la ciudad de Tánger.
Hay un margen de llegar a una decena de sanciones antes de decidir el Ayuntamiento de Gasteiz cualquier otra medida como la ejecución subsidiaria de las mismas o sondear la expropiación del palacio.