a antigua biblioteca de Elciego acoge la exposición titulada Emakumea Ardogin-tzan-La mujer en la Cultura del vino. Una muestra en 20 grandes paneles que recorren distintos aspectos de la cultura tradicional vitivinícola en la villa de Elciego con participación femenina. Un recorrido de más de 400 años contextualizados en una de las villas más emblemáticas e históricas del vino riojano.

Explica el cronista de la villa de Elciego Jesús Fernández Ibáñez que los nombres que se han rescatado pertenecen a aquellas mujeres que han dejado su presencia en las fuentes documentales. "La gran masa de mujeres anónimas, demandantes de jornales y salarios para la subsistencia de ellas y de sus familias, que han trabajado silenciosa y humildemente en los viñedos y en las elaboraciones de vinos, espirituosos, arrope, mostillo, uvas pasas... Lo que hoy llamamos cultura del vino, no ha sido un territorio exclusivamente masculino".

La investigación realizada durante meses a través de numerosas fuentes documentales ha permitido conocer los viñedos dejados en herencia por mujeres de la villa o el nombre de una de las mayores propietarias de viñedos en Elciego en el siglo XVIII, como fue Rosalea Navarrete Ladrón de Guevara Olarte, sobrina del arzobispo Navarrete, quien en los 20 años que vivió como viuda compró fincas, reclamó el dinero de vinos vendidos en las vascongadas y rigió sus campos y controlo la vinificación de sus uvas.

El trabajo repasa la presencia de la mujer en capitulaciones matrimoniales, compra venta de cuevas en Barrihuelo y otras zonas de la villa y la capacidad empresarial de otras, como fue el caso de Teresa La Portilla López de Samaniego, que vivió en el siglo XVIII y destacó como emprendedora y buena gestora de sus viñas, sus vinos y su mesón, donde vendía el vino a los arrieros que luego recorrían el País Vasco transportándolo.

Fue también, junto a otras viudas de Elciego, quien contribuyó a la construcción de la ermita de la Virgen de la Plaza, ya que el Ayuntamiento había pedido recursos económicos solo a los hombres bodegueros y Teresa, junto a 14 viudas, se plantaron en la casa consistorial hasta que se admitió su participación económica.

Otra protagonista de la cultura del vino en Elciego fue Marceliana Hurtado de Amézaga Zubia, que había nacido en Vitoria pero fue a vivir a Elciego junto a sus hermanas. Su hermano, el marqués de Riscal, marchó a Burdeos y fue Marceliana la que año tras año fue comprando viñedos, hasta amasar una gran superficie que dejó en herencia a su hermano, Guillermo, dando origen de esa manera a las Bodegas de Marqués de Riscal.

También se destaca en la exposición que en el tránsito de los siglos XIX al XX de las 20 bodegas mayores productoras de Elciego, 8 estaban regidas por mujeres. Una de ellas, Blandina Balanzategi elaboraba el 10 por ciento de todo el vino de Elciego. Asimismo, las mujeres tuvieron un gran peso en la constitución de la Cooperativa Vinícola de Elciego.

Esa presencia, lejos de reducirse, se ha ido incrementando con el paso del tiempo y, en la actualidad, hay un gran número de mujeres que son protagonistas del presente del vino y su cultura y así se refleja en la exposición: Victoria Cañas, de Bodegas Díez Caballero; María Larrea, enóloga de CVNE y Pago de Larrea; Miren Martínez, de Luberri; Judith Valdelana, de Bodegas Valdelana; María Dolores Trepiana, de Rojanda, o Inés Baigorri, gerente de ABRA.

La presentación de la exposición corrió a cargo de Arturo Azpeitia (presidente de la Fundación Juan Celaya Letamendi), Luis Aldazábal (alcalde de Elciego), Gorka Basterretxea (comisario de la Exposición) y los tres artífices de los carteles: Mintxo Cemillán, Jone Agirregomezkorta y Jesús Fernández Ibáñez (guión y textos).