ay decisiones de las que uno nunca se arrepiente y Natalia López es una de esas ciudadanas afortunadas de Vitoria que puede presumir de poner una fecha concreta a este punto de inflexión en su vida, en este caso laboral: la de enero de 2020, cuando decidió dar el paso de abrir su propia floristería, tras llevar la friolera de veinte años de experiencia en otro comercio del sector, la floristería Arantza de la céntrica calle Angulema. "Me animé a montar mi propio negocio gracias a mi exjefa, cuando me dijo que se jubilaban en Bitxilore, del barrio de Zabalgana, así que me vine directamente aquí. Hasta entonces, no tenía intención de abrir mi propio negocio, pero en cuanto me enteré de ello me dije: ahora o nunca", recuerda con una sonrisa López. Gracias a iniciativas como la suya, este barrio al oeste de la capital alavesa fue el que más músculo comercial ganó en 2020 en la tasa interanual (+6), seguido de Adurza (+5), Zona rural este (+2) y Coronación, Desamparados, Lovaina, Mendizorroza, Zaramaga y Zona rural noroeste con un establecimiento más cada uno de ellos, según el último informe del Servicio de Comercio del Ayuntamiento correspondiente al segundo semestre del pasado año.
Bitxilore, además, era un viejo comercio ya para ella. "La verdad es que este local siempre me había gustado mucho cuando había venido a a recoger alguna cosa, porque entre las floristerías se comparte mucho, y cuando me enteré que lo dejaban, me pareció interesante y me vine".
Tampoco le era del todo ajeno este barrio en el que se ubica, "porque era vecina, yo tenía mi casa aquí, en Zabalgana, pero mi marido la tenía en Salburua, así que nos fuimos a vivir a la de él hace muchos años".
Y aunque cada día se tiene que desplazar del este de la ciudad hasta el oeste para trabajar, para nada se arrepiente de haber abierto en la avenida Reina Sofía. "Estoy muy contenta. Tengo 43 años y creo que la gente aquí es más afín a mi edad, porque, al final, en el centro el 90% de la gente es mayor ya y en Zabalgana te identificas más con los vecinos. Se acercan más a las ideas que tengo en cuanto a estilos y tendencias", apunta.
La ventaja de irse a Bitxilore fue además la de hacerlo a un local que ya funcionaba, porque su antigua responsable pudo jubilarse en este negocio. "Aunque sí que es verdad que antes esta floristería era muy probodas y aunque yo sí que sigo haciendo muchas bodas, también me dedico a otras cosas, como a flor artificial y seca, que esto ahora se lleva mogollón", precisa.
Una nueva visión de negocio que llegó a tiempo para salvar este negocio, teniendo en cuenta que abrió tan solo unas semanas antes de que en marzo se decretara el comienzo de la pandemia, con los estragos que esta causó a la organización de este tipo de ceremonias. "En marzo se acabaron las bodas, los bautizos, las comuniones y hasta los funerales casi, así que nos hemos tenido que ir a otro tipo de servicios para poder vivir día a día, porque al final con las bodas sí que se vive bien, pero en 2020 apenas hubo prácticamente y en este 2021, pocas. Por esta razón, intento sacar flor artificial porque hay vivienda nueva en este barrio y la gente quiere decorar sus casas", detalla.
Ofrece, en concreto, decoración tanto de interior, ya sea para pisos o empresas, como de exterior, "con flor artificial o natural, con lo que quieran, aunque la gente va más a lo artificial porque no lo tienes que cuidar y está bastante bien hecho".
En exterior, hacen sobre todo "cosas de calle y decoración de jardines y también eventos, como las bodas que se llevan ahora de casarse en un jardín". Y ahora, con la flexibilización de las restricciones, gracias a la mejoría de la actual situación del coronavirus, "el tema bodas está espabilando más y la gente empieza a pedir más presupuesto".
Además, el hecho de haber abierto en Zabalgana también le ha traído otra ventaja. "Aunque estoy en la avenida Reina Sofía y no es una zona muy comercial, porque tengo cerca una panadería y poco más, en este barrio solo estamos dos floristerías: Goya y yo", matiza.
En definitiva, toda una oportunidad para llevar las riendas de su propia floristería que López supo aprovechar: "Tenía 42 años entonces y ya había tenido a los hijos, que aunque son pequeñitos, me pareció un buen momento. Estoy encantada porque al final trabajas para ti misma, con toda la ilusión del mundo y más", destaca esta comerciante, asociada a la plataforma Gasteiz On.
En cuanto al análisis de la situación comercial de la ciudad, Maider Etxebarria, primera teniente de alcalde y edil de Promoción Económica, subraya que "el comercio nos necesita más que nunca. Y nuestra estrategia parte de una nueva realidad en la que destacan dos factores". Por un lado, los hábitos de consumo han cambiado porque se sustituye el concepto de "ir de tiendas" por el de "ir a comprar"; es decir, que cada vez hay más personas que van a comprar algo concreto a un comercio. Y por otro, aumenta la compra on line y se modernizan los medios de pago.
Etxebarria incide en que el comercio tradicional se enfrenta a estos y otros inconvenientes, como pueden ser la falta de relevo generacional, los cambios demográficos (como cuando una parte de la población se desplaza a nuevos barrios), el aumento de cadenas multinacionales que sustituyen al comercio tradicional y el auge de los centros comerciales "y por si fuera poco, a todo ello se ha sumado la pandemia".
En resumen, la situación es "complicada" desde hace años, pero el comercio vitoriano "es un ejemplo de resistencia y tiene profesionalidad de sobra" para salir adelante. ¿Y qué es lo que hace el Ayuntamiento frente a este escenario? "Hemos puesto en marcha distintas acciones que forman parte de una estrategia interdepartamental. Se pueden destacar tres: ayudas económicas (para implantar, renovar y equipar el comercio y la hostelería), formación (presencial y a distancia) y dinamización (junto a las asociaciones del sector para organizar distintos eventos a lo largo del año)", responde la edil de Promoción Económica,
Además de ello, el Consistorio también impulsa acuerdos interinstitucionales para llevar a cabo campañas promocionales, para atraer congresos y turismo o mejoras urbanas que amplíen el espacio peatonal, por citar otras acciones. "Las administraciones debemos apoyar al comercio local como motor de recuperación económica y de generación de empleo", resalta Etxebarria.
Pero, a su juicio, hay un tercer factor tan determinante como los dos anteriores: la complicidad ciudadana. "No podemos obligar a consumir a nadie en un lugar determinado, pero no me canso de decir que las personas consumidoras deben reflexionar antes de comprar en grandes plataformas internacionales que no tributan aquí y que perjudican gravemente al comercio local", enfatiza.
Distribución. Según el último informe del Ayuntamiento de Vitoria, ganan algo de músculo comercial en la tasa interanual: Zabalgana (+6), Adurza (+5), Zona rural este (+2). Y Coronación, Desamparados, Lovaina, Mendizorroza, Zaramaga y Zona rural noroeste, con un establecimiento más cada uno de ellos.
Estructura. A fecha de diciembre de 2020, el 56% del comercio minorista de Vitoria se encontraba en el Ensanche (15%), Lakua-Arriaga (10%), Coronación (9%), Lovaina (7%), Desamparadas (6%) y Casco Viejo (6%).
Por ramas. Los que más crecen en la tasa interanual son alimentación y tabaco (+11), droguerías y farmacias (+8).