bierto todo el año, en un paraje espectacular entre Laguardia y Sierra Cantabria y sin problemas para aparcar, el poblado de La Hoya es una gran alternativa para dedicar unas horas en el conocimiento de la prehistoria de la comarca y del enclave que, una vez abandonado tras numerosos ataques, dio origen a la villa de Laguardia, que conserva, en el estanque celtibérico, restos de los primeros pobladores.
El yacimiento arqueológico de La Hoya, en Laguardia, se conoce como tal desde el año 1934. Según se explica en el museo, fue descubierto ocasionalmente por el vecino de Laguardia Alejandro Sanpedro Martínez, quien notificó este hallazgo a Carlos Sáenz de Tejada y Álvaro de Gortazar, que procedieron a realizar unos sondeos de reconocimiento.
En 1950, un equipo formado por Domingo Fernández Medrano, Máximo Ruiz de Gaona y Basilio Osaba ampliaron estas excavaciones. Cinco años después, Gratiniano Nieto Gallo completó estos trabajos con dos nuevas campañas. A partir de 1973 se reanudaron las excavaciones, que fueron finalizadas en 1989, siendo dirigidas por Armando Llanos. Se desarrollaron dentro de los programas de investigación del Instituto Alavés de Arqueología, siendo subvencionadas por el Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Álava.
Superficie dividida en dos zonas
La superficie ocupada por el poblado es de 4 hectáreas, unos 40.000 metros cuadrados. Su perímetro queda perfectamente definido por la muralla que lo rodea por todos sus lados, excepto por el sur que quedó destruida por las labores agrícolas.
Los caminos que discurren al pie de su muralla, unos cruzando la sierra hacia el norte y otros en dirección este-oeste explican quizás el porqué de la elección de este lugar para fundar el poblado. El conjunto tiene dos zonas diferenciadas. Por un lado, el museo o centro de interpretación, rodeado por vitrinas donde se encuentra una buena parte de los hallazgos junto a unas fichas explicativas. Hay, también, una gran maqueta donde se aprecia la dimensión del poblado, del que solo una parte está excavado, y se han reconstruido dos de las casas para mostrar cómo se repartía el interior y los utensilios que se usaban.
En el exterior, el yacimiento está acordonado para evitar la entrada a la zona excavada. Unos paneles van detallando cómo era el urbanismo, dónde estaban las viviendas y las tiendas, dónde se realizaban los enterramientos y otros muchos detalles. La zona de la muralla también es visible. En un lugar concreto se ha excavado para mostrar el tamaño y forma de amurallar.
Mil años de vida
El poblado de La Hoya estuvo habitado al menos mil años y fue abandonado tras la destrucción e incendio que sufrió, por lo que sus habitantes buscaron un espacio más seguro frente a los ataques que sufrían subiendo al cerro donde se ubica ahora Laguardia. De aquel tiempo, y después de algunos destrozos en La Barbacana, aún queda el llamado estanque celtibérico.
La Hoya es el espacio donde más se ha excavado en Rioja Alavesa y da una idea de cómo era un poblado con todos sus servicios. Eso permite reconstruir la vida de un pueblo de la Edad del Hierro.
Este, sin embargo, no es el único poblado de la comarca. Excavar es relativamente fácil y asumible en su costo, pero conservar para su visita es otra cosa. Por eso hay detectados 39 poblados o yacimientos de este misma época en Rioja Alavesa, y un ejemplo es el de Navaridas, el Alto de Castejón, más pequeño que el de La Hoya, pero tapado tras el estudio y fotografías.