El próximo 30 de abril, el histórico y céntrico comedor de la Obra Social de la iglesia de Nuestra Señora de Los Desamparados, ubicado en la calle Kutaisi, frente a la plaza de Abastos, e inaugurado en 1961, servirá más de medio siglo después su última comida a personas sin recursos, según informa la Diócesis de Vitoria.
Tras su bendición en 1969, se abrieron por primera vez las puertas de este servicio parroquial a la par que llegaban personas para trabajar en Vitoria desde otros puntos de España. Los entonces responsables de esta iglesia detectaron las necesidades que había en muchas personas que llegaban a la capital alavesa y también en vecinos de la zona.
Las primeras que vieron fue la necesidad de una guardería y un comedor, ambos a muy bajo coste, incluso algunos sufragados por la parroquia y abiertos a toda la ciudad. Así nació la Obra Social de la parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados en los salones situados en la parte trasera del templo y que ha llegado hasta la actualidad.
“Durante muchos años se atendieron conjuntamente estas dos necesidades hasta que aparecieron las guarderías municipales, lo que propició la supresión de este servicio ampliándose así el comedor para dar cabida a más vecinos, tanto locales y nacionales como extranjeros, siendo estos los usuarios más asiduos en los últimos años”, especifica la Diócesis.
En crisis y en pandemia
Con el comienzo de la crisis económica de 2007, el comedor social cogió “nueva fuerza” y llegó a servir casi 300 comidas y cenas diarias.
Y durante la pandemia, los trabajadores del comedor social prepararon los menús en tuppers para que, durante las semanas de confinamiento, a nadie le faltase estas dos comidas amortiguando así las consecuencias de esta situación en las personas más vulnerables.
La apertura de este comedor fue posible gracias al sacerdote Javier Illanas, quien se reunió en numerosas ocasiones con muchas familias de Vitoria y otras tantas llegadas de diversas regiones para ayudarles desde la parroquia en sus necesidades y darles cobertura en el apoyo familiar.
Tal es así, que muchos vitorianos consideran al padre Illanas "como el precursor de los actuales centros cívicos", al ser el primer espacio en Vitoria donde se estableció no solo el comedor y la guardería, sino también una biblioteca, un teatro, un cine y hasta un bar, pasando por campamentos de verano para niños y jóvenes o excursiones familiares los fines de semana al monte.
Continúa la Obra Social
Si bien es cierto que este comedor cierra, la Obra Social de Nuestra Señora de los Desamparados continúa ya que tiene como finalidad la atención y ayuda a personas sin recursos materiales suficientes, algo que intentará seguir haciendo si existe demanda.
Esta iniciativa parroquial de carácter benéfico asistencial analizará en los próximos meses “las posibilidades reales” de reconvertir los espacios que deja este comedor con el ánimo de seguir con sus funciones altruistas, no lucrativas y solidarias de acuerdo a la doctrina social de la Iglesia.
Despedida de las monjas
Esta labor asistencial alimenticia hacia los más desfavorecidos de Vitoria ha sido dirigida durante los últimos años por la Congregación de las Esclavas de Cristo Rey, quienes han trabajado codo con codo con los responsables de la Obra Social y con colaboradores voluntarios de la parroquia.
Con este cierre, las monjas se despedirán también de la ciudad repartiéndose por varios puntos del Estado “allá donde mejor puedan ayudar en tareas sociales, entre otras, ligadas a comedores para personas sin recursos”.
En los últimos años este comedor ha contado con el apoyo del Ayuntamiento para seguir adelante. Los servicios municipales derivaban los casos de necesidad a este servicio de la Iglesia y, el Ayuntamiento, mediante un convenio firmado en 2016, se comprometía a pagar al comedor lo correspondiente a las personas que eran derivadas por los servicios sociales municipales.
También acudían personas que pagaban de su bolsillo los servicios del comedor y otras que eran derivadas desde distintas parroquias vitorianas. Por un módico precio, todo aquel que lo desease podía acudir a comer y cenar a esta parroquia. Durante los últimos años, esas personas derivadas de los servicios municipales son en la actualidad más del 90%.
Reconversión
Pero con la reconversión que ha hecho el Ayuntamiento de la residencia municipal de los Arquillos en un comedor público y con la próxima apertura de otro similar en la calle Pintorería, hará que casi la totalidad de los usuarios sean derivados a estos nuevos comedores públicos del Ayuntamiento, por lo que,c omo explica la Diócesis, será “inviable la continuidad” de este conocido comedor social.
Hace justo un año, ante un posible cierre por el gran déficit que arrastraba este servicio, la Junta de Gobierno Local aprobó en marzo de 2020 un nuevo convenio con el comedor social de Desamparados con un apoyo económico para dar de comer y cenar a personas atendidas por los servicios sociales municipales que carecían de recursos.
Jon Armentia, concejal de Políticas Sociales, se congratuló de aquella firma pues supuso “una buena noticia porque complementa al comedor municipal de Los Arquillos y nos asegura algo más de 59.000 menús para ayudar este año a cientos de personas en vulnerabilidad”.
Sin embargo, los nuevos comedores municipales y la no renovación de los convenios al no derivarse más usuarios desde el Ayuntamiento, hará que este histórico centro deje de dar comidas y cenas desde el 30 de abril de 2021.
Misa
Así, el viernes, a las 11.00 horas, el Obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, celebrará una misa de acción de gracias en la iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados por estos cincuenta años de servicio a los más desfavorecidos de nuestra ciudad, la cual servirá a la vez de despedida a las Hermanas Esclavas de Cristo Rey quienes han estado “descubriendo a Jesús en cada persona necesitada que llegaba a este Comedor Social”.
El Obispado de Vitoria agradece a todos los párrocos, religiosas, voluntarios y trabajadores que han pasado por esta Obra Social durante este medio siglo de actividad por su dedicación a los últimos de la sociedad y les anima a estar orgullosos por haber cubierto las necesidades de tantísimos miles de personas en nuestra ciudad, haciendo realidad las palabras de Jesús a sus discípulos: “Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis”.