- La pandemia del coronavirus nos ha aislado en las casas y obligado a pasar más horas que nunca en pisos que, al no estar construidos de forma eficiente, consumen demasiada energía y encarecen las facturas de luz, calefacción y agua. Atendiendo a las condiciones climáticas de Vitoria, DNA propone a Adelina Uriarte, una de las pioneras en edificación Passivhaus en Vitoria que construya sobre el papel una vivienda Passivhaus que nos permita ahorrar energía.
Bajo consumo y ahorro: Eficiencia energética
En una edificación Passivhaus los elementos imprescindibles son cinco. En primer lugar, aislamiento continuado en todas las partes del edificio en contacto con el exterior, no sólo en la fachada. En segundo lugar, ventanas de altas prestaciones, casi siempre con triple vidrio cuando lo habitual es doble y, a poder ser, introduciendo gas argón (gas noble aislante) entre capa y capa de vidrio. En tercer lugar, ausencia de los denominados puentes térmicos, es decir, que no haya puntos débiles en el edificio. “Como si sales a la calle en invierno muy abrigada porque la temperatura es gélida, pero sin calcetines”. En definitiva, no tiene que quedar ninguna zona sin aislar. En cuarto lugar, hermeticidad, es decir, que no se escape el aire de dentro de la vivienda por ningún orificio, ya sean puertas, enchufes campanas, etc. Y en quinto lugar, ventilación mecánica, controlada por una máquina que mueve el aire de forma permanente, pero sin perder la energía de dentro.
La construcción Passivhaus es más cara, pero no mucho más y, además, se amortiza pronto ese desembolso inicial, defiende Uriarte. “El precio se puede encarecer entre un 5 y 10%, pero se amortiza a un ritmo de un 1% al año con lo que ahorras en energía, así que en cinco o diez años, dependiendo del coste inicial...”, defiende.
Al margen de los cinco pilares Passivhaus fundamentales en este tipo de edificaciones, cuestionamos a la especialista sobre otros factores que puedan ayudar a elegir una vivienda adecuada, en función del clima de Gasteiz.
Mejor orientación y altura: Al sur
Al sur -responde- porque “nos permite aprovechar el sol tanto en invierno, que está más bajo y nos entra por las ventanas, como en verano, para que no se caliente demasiado la casa”, explica. “El sol es más fácil de controlar si la orientación es sur que si es oeste”, aclara. En cuanto a la altura del piso, considera que algo influye en las construcciones convencionales en las que las plantas intermedias son las más abrigadas; sin embargo, en Passivhaus, los primeros y últimos pisos no son más fríos, ya que todo el edificio tiene que estar aislado.
Superficies acristaladas: Ventanas y balcones
Reconoce que, a veces, se abusa de las superficies acristaladas en las construcciones; no obstante, apunta que Vitoria es una ciudad muy oscura y ventanas y balcones “nos permiten disfrutar más de la luz, así que me parece estupendo abusar de superficies acristaladas”, aconseja. De hecho, piensa que, si no se construyen más, es porque encarecen el precio final de los bloques. “Cierto que, muchas veces, incurrimos en contradicción puesto que, por una parte, nos gusta comprar una casa con balcón o terraza y, por otra, después los cerramos, bien porque queremos sumar espacio a la vivienda, bien por frío, pero eso ocurre cuando los aislamientos son malos”, argumenta. Ahora, en pandemia, balcones y terrazas se aprecian más.