l bodeguero de Elciego, que cuenta también con un importante alojamiento enoturístico, ha ido salvando la situación gracias a su concepto del negocio. "Si tienes, gastas y ahorras, y si no tienes, te esperas a gastar".

Relata que ha tenido la suerte de ver que en su negocio bodeguero el consumidor ha aumentado. "En este momento hay más consumidores de vino, lo que pasa es que ha cambiado de escenario. Antes lo hacía habitualmente en bares y restaurantes y ahora lo hace en casa. Con lo cual, afortunadamente, hemos seguido creciendo", explica. Y es que, el consumo en exportación, que tiene sus vías a través de Internet y en alimentación, ha crecido. Sin embargo, "el nacional ha bajado mucho porque es más frecuente tomarse un vino o disfrutarlo con los amigos, con buena compañía en un bar, en una terraza y en un restaurante".

También es cierto que mantener el negocio vitivinícola le ha supuesto más costes y muchísima más actividad, y explica que "desde marzo hasta la vendimia ha sido una verdadera locura ya que, evidentemente, nos obligaban a ir en unos vehículos de dos en dos personas. Hemos tenido que recurrir a mano de obra de fuera, a trabajadores de África, y hemos tenido que desplazarlos desde Logroño. Y hubo que hacerlo de dos en dos, haciendo continuamente viajes y, la verdad, terminabas una viña y tenías que ir ha hacer la misma jugada en cada una de las fincas".

En cuanto al sector enoturístico o gastroturístico, Juanje Valdelana afirma que "tenemos el consumidor perfecto. No hay nadie en todo el mundo, y mira que he dado vueltas por todos los lados, desde el este hasta el oeste, un consumidor tan fiel, tan amante de la gastronomía, como la gente del País Vasco. En ningún lado. Ni en Estados Unidos ni en Japón ni en China ni en Rusia, en ningún lado. Y ese es un círculo de dos millones y medio de personas, con unos desplazamientos máximos de hora y media u hora y cuarto. Son desplazamientos cortísimos. Te montas en coche en una ciudad y a la hora y media estás en el otro punto de Euskadi, disfrutando de una diversidad amplísima", explica.

El problema de este año es que "las dos veces que se han cerrado este tipo de establecimientos los hemos cerrado llenos. Teníamos todas las plazas cubiertas, con un montón de reservas. Incluso, y es muy curioso, la última vez que cerramos no podíamos alimentar toda la demanda que teníamos. Había más demanda de lo que podíamos atender porque los grupos tenían que ser más reducidos y había que dar más distancias, así que había días que teníamos que aplazar las visitas. Y eso solo con las personas de aquí, del País Vasco".

Comenta que el visitante de exportación ha bajado porque la gente de Estados Unidos, de Rusia, que ahora viene mucho, de Japón, los chinos que habitualmente venían han dejado de hacerlo, no han podido viajar. Aun así, estos establecimientos se han autoalimentado de la gente nuestra, de la gente de nuestro ámbito, porque en el momento en que se levantó el confinamiento vimos que la gente tenía ansias de viajar, de salir. ¿Y a dónde iban a ir? ¡No podían ir a otro lado! Pues venían aquí, se quedaban en casa y, por eso, han consumido".

Añade que quienes se han desplazado por Álava "tenían ganas de consumir. ¿Por qué? Porque todas esas personas han estado ahorrando durante un periodo de tiempo, durante tres o cuatro meses no han podido salir, y las compras las tenían que hacer por Internet, y tenían ganas de disfrutar, de vivir experiencias. Y nosotros, al final, es lo que hemos hecho: transmitirles esa experiencia, hacerles sentir bien, visitas a bodega, al museo, a los viñedos que es lo que realmente la gente quiere. Y lo que sí hemos hecho han sido más maridajes estelares que ningún año de nuestra vida", puntualiza.

Y es que, para Juanje Valdelana, "el vasco es un turista bienvenido en todos los lados. Vas a la Costa Brava, a la Blanca, a Benidorm, o vas a Cantabria, Laredo, Castro, Noja€ Y en todos los lados están deseando que abran las fronteras para recepcionar al vasco. Porque el vasco consume en gastronomía, es lo que se llama en muchos sitios, un disfrutador de la vida: le gusta beber, comer, pero productos de calidad. Por eso no tiene que salir fuera, lo tiene todo aquí. Hay otras autonomías que lo que hacen, principalmente, es viajar, les gusta hacer viajes, pero a la gente del País Vasco nos gusta disfrutar comiendo y bebiendo, pero disfrutando de la amistad. Por eso lo hacemos con amigos, con familia, estamos hechos a esa costumbre y ya es un hábito".

En cuanto al impacto económico que ha tenido esta crisis, comenta que "a nosotros, las entidades bancarias nos están llamando todos los días para dejar dinero. ¿A mí qué es lo que me da pena? Pues me ha dado mucha pena que proyectos como éste, que funciona de maravilla, que hemos estado llenos de clientes durante todo el año dejen de funcionar y tengamos que cerrar de forma obligatoria y dejar a toda una plantilla en la calle con un expediente temporal de regulación de empleo".

"Ahora hay más consumidores de vino que antes, lo que pasa es que ha cambiado el escenario"

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