- La hostelería alavesa volvió a cerrar sus puertas este pasado viernes tras el último decreto del Gobierno Vasco y apenas unas pocas horas después, ayer a media tarde, se echó masivamente a las calles de Gasteiz para lanzar un nuevo grito de auxilio. Miles de profesionales se manifestaron por las calles del centro de la ciudad clamando por la supervivencia de uno de los sectores más golpeados por la actual crisis sanitaria, que genera del orden de 60.000 puestos de trabajo directos en Euskadi, cerca de 7.000 de ellos en Álava.
Empresarios y también camareros, personal de cocina y de limpieza, comerciales o distribuidores unieron fuerzas junto a un buen número de ciudadanos a título individual para reivindicar más ayudas que permitan a la hostelería subsistir a la pandemia. Tras el confinamiento de marzo, que prolongó el cierre total del sector durante más de mes y medio, la desescalada y esta nueva normalidad cada vez más restringida apenas le han permitido levantar cabeza. Las deudas se acumulan mientras el grifo de los ingresos vuelve a cerrarse y la avalancha de cierres puede ser dramática de no mediar soluciones, según subrayó la plataforma Ostalaritza Bizirik, convocante de la marcha.
"Si quieren ayudarnos, ayúdennos con los alquileres y las hipotecas de nuestros locales como hacen en Catalunya. Reduzcan los tributos. Bájennos el IVA. Quítennos tasas municipales. Pero para ayudarnos hay que tener voluntad de hacerlo, y parece que no, que no quieren ayudarnos. Hoy en día nos sentimos totalmente desamparados e ignorados por todas y cada una de las instituciones de este país", resumió el colectivo en el manifiesto leído al final de la protesta, en la Virgen Blanca. Las movilizaciones en defensa del sector se desarrollaron también en Bilbao y Donostia.
La manifestación arrancó desde otra plaza, la de Bilbao, donde desde bastantes minutos antes de su inicio ya se congregaban decenas de profesionales del sector, muchos de ellos ataviados con chalecos amarillos y letreros con el lema SOS Ostalaritza. Miembros de la organización montaron también un pequeño puesto de venta de camisetas para recaudar fondos. A medida que se acercaron las 17.30 horas, las columnas fueron tomando forma ordenadamente para cumplir con todas las medidas de seguridad contra el covid-19 y la marcha echó a andar. Una gran pancarta con el mismo lema sirvió para encabezar la manifestación, en la que se escucharon consignas como Más ayudas, menos represión o Cerrar la hostelería no es la solución y acabó ya entrada la noche en pleno centro de la capital. Los sentimientos de enfado, abandono y resignación confluían entre los participantes que compartieron unos minutos con este diario.
"No entendemos que se pueda ir en tranvía, que los comercios y los centros comerciales estén abiertos y que nos cierren así, por todo el morro, un jueves. Con todo lo que conlleva para la gente que ya ha hecho sus pedidos y sus reservas para el fin de semana y se ha quedado ahí con todo su género. Son pérdidas y más pérdidas y no nos dan una solución. Las ayudas no llegan. Hay gente que desde marzo no ha cobrado el ERTE. Estamos hartos. Hartos de que se nos tache de irresponsables, de que somos los culpables de que el virus se extienda... Ya basta. Esperemos que hoy se den cuenta de que toda la hostelería está unida", resumía Sara Gómez, propietaria de la taberna Txistu.
Muy cerca se encontraba Iñigo Ortiz, socio de la taberna Parral, quien hacía hincapié en la necesidad de que el sector cuente con una partida de ayudas directas. "Estamos desamparados totalmente y no vemos ayudas por ningún lado. Por mucho que Urkullu diga que hay ayudas preparadas, todas están sujetas a inversiones y ahora nadie tiene capital para invertir", apuntaba este veterano profesional.
Por su parte, Aitor Ortega, camarero con más de 30 años de experiencia en la hostelería y actualmente trabajador en el Anboto, lamentaba también las "nada buenas perspectivas" a las que se enfrenta el sector. "Esto ha sido la puntilla. Habrá muchos que no tendremos currelo y otros que seguramente no podrán volver a abrir", destacaba. Mientras tanto, el responsable del 7 y el Virgen Blanca, Txus Tejado, recurría al símil deportivo: "Estábamos jugando a pelota con las manos atadas y ahora nos dicen que tenemos que jugar con las manos atadas, pero a la espalda. Vamos a perder este partido".
En su manifiesto, Ostalaritza Bizirik se mostró una vez más "dispuesta a dialogar" e instó al Gobierno Vasco a "concretar" las ayudas que ha prometido. "Si no hacen nada, volveremos. Y volveremos para defender nuestros empleos", zanjó el colectivo.
Socio del Parral, reclamó una partida de ayudas directas que sirva de salvavidas al sector.
Propietaria del Txistu, mostró su enfado por la criminalización a la que suele ser sometida el sector.
Camarero con más de 30 años de experiencia y actualmente trabajador del Anboto, no ponía paños calientes a la situación del sector.
El responsable del Virgen Blanca y el 7 recurrió al símil deportivo para describir la crítica situación que atraviesa la hostelería.