- La dicotomía entre la salud y la economía, falsa o verdadera, ha formado parte del debate sobre la superación de la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 prácticamente desde que el patógeno llegó a Europa. Medio año después, con el inicio del nuevo curso tras el verano, ambos aspectos siguen siendo el principal reto de las administraciones públicas, y el caso de Álava no es diferente a ese respecto. Lejos de resultar incompatibles, la lucha contra la expansión del virus y contra sus consecuencias sobre la actividad económica han de equilibrarse en la balanza para salir de la mejor forma posible de la crisis sin precedentes en la que Álava está inmersa.

"Cuanto mayor capacidad de contención del virus tengamos, mas posibilidades tenemos de una recuperación económica", subrayó a ese respecto el diputado general alavés, Ramiro González, tras el Consejo de Gobierno celebrado el pasado 1 de septiembre en el museo de Bellas Artes de Vitoria.

Según dijo entonces, el territorio afronta un cuatrimestre decisivo para su futuro, un final de año que, en lo que le toca a la Diputación alavesa como administración competente, pasa por volcar sus esfuerzos en la mejora de la atención sociosanitaria y en la recuperación económica.

Según los datos más recientes publicados por la Diputación, de 2018, en Álava hay 3.282 plazas residenciales para personas mayores, de las que 951 son para servicios de día y el resto, 2.331, corresponden a personas que residen de forma permanente en centros municipales, forales, concertados o privados. Unos 2.500 profesionales, entre administrativos, gerentes, personal de cocina o limpieza, médicos, fisioterapeutas o psicólogos, atienden a los usuarios.

El covid-19 se ha cebado especialmente en estos espacios, y de hecho en las residencias alavesas se han registrado cerca de 170 fallecidos, en algunos casos de trabajadores, pero sobre todo de usuarios. La enfermedad eleva su letalidad conforme mayor es la edad de los que la sufren, y por ello estos espacios han sido el caldo de cultivo perfecto para la expansión del virus. Esta circunstancia ha llevado a una obligada reflexión sobre el modelo de atención sociosanitaria en el territorio, no solo para las personas mayores, sino también para las personas con discapacidad, afectadas también por los brotes del coronavirus en las residencias.

"Tenemos un buen sistema, que ha sido pionero y modelo para otras comunidades, y que es valorado bien o muy bien por el 85% de las personas usuarias, pero también creo que tiene margen de mejora; era ya un reto importante antes de esta pandemia y ahora lo es más si cabe", señalaba el diputado general, recogiendo el guante lanzado por los sindicatos, la oposición o el movimiento de pensionistas de Álava.

A su vez, Ramiro González pedía al arco políticos de las Juntas Generales, al tercer sector y a la ciudadanía que arrime el hombro en la apuesta por la mejora de un sistema sociosanitario que exige un rediseño no solo a causa del coronavirus, sino por el cada vez mas intenso envejecimiento de la población y las situaciones de dependencia, y por la conciencia creciente en torno a la defensa de la dignidad de las personas en las últimas etapas de la vida.

En lo más inmediato, el diputado general aseguró la pasada semana que, sea cual sea el límite de deuda y déficit que salga de la próxima reunión de la Comisión Mixta del Concierto Económico, el gasto social aumentará en los próximos Presupuestos forales para fortalecer, entre otras cosas, el ámbito sociosanitario.

Si bien en las primeras etapas de la pandemia, con el confinamiento de la población o la limitación de la actividad en todos los sectores para evitar la expansión del virus, salud y economía parecían incompatibles, ahora ambos objetivos pueden perseguirse de forma paralela y complementaria.

El patógeno ha tenido efectos devastadores en los servicios o la industria. Euskadi ha entrado en el nuevo curso con 2.017 empresas menos que antes de que llegara el coronavirus, un 3,4% del total.

Con todo, y tras un periodo de discreta recuperación a partir de abril, con el final del confinamiento, Álava ha sido el territorio donde menos se ha resentido la actividad económica, con una caída del 1,4% de empresas inscritas en la Seguridad Social en agosto, frente al 2,6% de Gipuzkoa y el 1,5% de Bizkaia.

La caída del IVA o el impuesto de Hidrocarburos es acusada, pero se va mitigando mes a mes, y la Diputación confía en que con el otoño, cuando acaben los plazos para el fraccionamiento de impuestos decretado a causa de la pandemia (septiembre para las empresas y noviembre para las personas físicas) haya una importante inyección de fondos en las arcas públicas. En lo peor de la crisis sanitaria del coronavirus se previó una caída de la recaudación del 20%, pero ahora los augurios, sin cifras concretas, son más halagüeños.

En todo caso, el reto económico está ahí, y en ese sentido el diputado general apuntaba el pasado día 1 de septiembre a varias claves para la reconversión del territorio, las mismas que ya se barruntaban antes de la epidemia, pero ahora con la necesidad añadida de implementarlas cuanto antes. Se trata de la digitalización de la industria y de la transición energética, aspecto vital en un territorio cuyo elemento de tracción económica es la automoción. Es preciso, por tanto, que Álava se sitúe en la vanguardia industrial en relación a la nueva movilidad, y volcarse en una apuesta decidida por las energías renovables.

Se trata de actuaciones a medio plazo para cimentar el futuro del territorio, pero como advirtió esta semana el diputado general, toca además adoptar medidas de forma inmediata, porque "los próximos meses van a marcar la tendencia de los próximos años".

diputado general, afirmaba esta semana que Álava debe afrontar ya su transformación económica y el fortalecimiento de sus servicios públicos.

1.201

La Hacienda alavesa ha recaudado hasta agosto 1.201 millones de euros, un 19,6% menos que en el mismo periodo del año pasado.

102

El impuesto de Sociedades ha reportado hasta la fecha a la Diputación 102 millones, si bien hay muchos pagos aplazados a septiembre.

"Los próximos meses van a marcar la tendencia de los próximos años en el territorio"