- La suspensión de las fiestas de Vitoria, o su celebración en un formato adaptado a la nueva realidad que ha impuesto el coronavirus, ha caído como un jarro de agua fría en la capital alavesa, y principalmente ha sido así entre quienes se encargan, desde la sociedad civil, de confeccionar el programa festivo mano a mano con las instituciones.
Sin lugar a dudas, las neskas y los blusas son uno de esos elementos que hacen de las fiestas de La Blanca una cita singular. Tras casi un siglo saliendo a las calles para hacer el paseíllo en todo tipo de circunstancias, algunas no del todo festivas, en 2020 es probable que las cuadrillas no salgan a la calle, y si lo hacen será, desde luego, de un modo muy diferente al habitual.
El presidente de la comisión de Blusas y Neskas, Sergio González, de Los Desiguales, está a la espera de reunirse con los responsables municipales para ver qué diagnóstico se hace de la situación y a partir de ahí tomar decisiones, pero en todo caso tiene claro que "la suspensión de las fiestas era la decisión más lógica".
En cuanto a la posibilidad de que se programen actos más reducidos, adaptados a unas circunstancias que exigen minimizar el contacto físico entre las personas, no ve una solución clara. "Tenemos que ver qué considera el Ayuntamiento actos pequeños, de cuánta gente estamos hablando, de qué tipo de espacios, de qué metros, si vamos a estar sentados o no... A día de hoy no sabemos nada", explica.
Aún no ha habido oportunidad de celebrar un debate al respecto en el seno de la comisión que, según relata González, se iba a reunir "justo el día en que se cerró todo de golpe". Sin embargo, como es lógico, bien mediante el Whatsapp o las llamadas telefónicas, el presidente de las neskas y blusas ha podido sondear de forma informal el sentir generalizado, y éste se resume en una sola palabra: "incertidumbre".
"Eso es lo que me transmiten, porque hasta el día de hoy estamos acostumbrados a vivir las fiestas de una manera, y que de golpe y porrazo veamos que ya no podemos hacerlo así... Nos cuesta pensar que no vamos a poder juntarnos con nuestra cuadrilla y nuestras txarangas", confiesa.
En la Cofradía de la Virgen Banca, que lleva más de cuatrocientos años velando por mantener viva la llama de la patrona de Gasteiz y que lógicamente tiene marcados en rojo los primeros días de agosto de cada año, las sensaciones son muy similares. En estas jornadas organiza actos religiosos como las Vísperas del 4 de agosto, la Procesión de los Faroles, el Rosario de la Aurora, la misa en honor a la Virgen del día 5, el homenaje a los blusas veteranos o a los celedones de oro, actividades para los más pequeños o la salve popular que pone fin a los festejos tras la subida de Celedón a la torre de San Miguel, en los primeros compases del 10 de agosto.
Este año todo será diferente, y al igual que ocurre en la comisión de Blusas y Neskas, la incertidumbre mantiene atenazados a los responsables de la Cofradía. "Nadie puede garantizar la no concentración de gente, la separación, el uso de mascarillas, y tenemos noticias diferentes cada día. Puedes planificar muchas cosas pero, ¿con qué normas vamos a funcionar? Cambian cada día", explica Ricardo Sáez de Heredia.
El abad de la Cofradía tiene el temor personal de "organizar cosas y que luego se desmadren". Pone como ejemplo Sáez de Heredia el Día de los Auroros, que se celebra el domingo anterior al inicio de las fiestas y que desde 2009 recupera una vieja tradición de la ciudad, la de anunciar, cantando por el Casco Medieval, la inminente llegada de los festejos. "Se puede reunir un montón de gente y eso es lo que no queremos", señala, aunque a la vez recuerda que "el secreto de todo lo que hacemos es que juntamos a mucha gente".
Ese es el quid de la cuestión, si tiene sentido una celebración multitudinaria sin multitudes, una paradoja que se elevaría a su máxima expresión en la bajada de Celedón, que el Ayuntamiento se plantea celebrar en un formato adaptado a las nuevas circunstancias. "Veríamos a Gorka (Ortiz de Urbina) cruzar la plaza solo, puede generar más desilusión todavía", advierte Sáez de Heredia a la espera de saber qué fórmula concreta estudia el Consistorio.
gasteizko txosnak Por su parte, la comisión de txosnas, Gasteizko Txosnak, censuró desde la revista Alea que en el cuadragésimo aniversario de su creación se hayan enterado "por las redes sociales" de la suspensión de los festejos. "Llevamos un mes detrás del Ayuntamiento y nos enteramos ahora", lamentaron desde las txosnas, que plantean sacar adelante un programa festivo de "formato reducido".
Suspensión. La semana pasada, el alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran, anunció la suspensión de las fiestas de La Blanca. Tampoco Bilbao ni Donostia celebrarán este año sus semanas grandes.
"Pequeños actos". No obstante, Urtaran afirmó que el Ayuntamiento organizará actos de formato reducido en un programa que pretende diseñar junto con agentes festivos como la comisión y la federación de Blusas y Neskas, Gasteizko Txosnak o la Cofradía de la Virgen Blanca.
El abad de la Cofradía de la Virgen Blanca teme que no se pueda controlar la asistencia masiva de público a los múltiples actos que organiza la hermandad durante las fiestas.
Según el presidente de la comisión de Blusas y Neskas, en las cuadrillas reina la incertidumbre ante unas fiestas en las que no podrán mezclarse con la gente, y duda de que puedan adaptar sus actos públicos e incluso los que celebran de forma privada sus miembros a las medidas de prevención ante el coronavirus.
Comunicado conjunto. El efecto dominó que ha traído consigo la suspensión de las fiestas de las tres capitales vascas también llegó ayer a los dos municipios de mayor población de Álava, tras Vitoria-Gasteiz: Llodio y Amurrio. De hecho, sus alcaldes -Ander Añibarro y Josune Irabien, respectivamente- optaron por un comunicado conjunto para hacer oficial lo que ya se daba por supuesto: este agosto no habrá fiestas de La Asunción y San Roque, al menos en su formato tradicional, y una gran parte del presupuesto destinado a su celebración "se trasladará a otras necesidades más prioritarias en estos momentos, como son los servicios sociales o las bolsas de ayudas al comercio y hostelería, entre otras", según avanzaron. "Nuestras fiestas son sinónimo de reunión, pero en la situación en que nos encontramos, por desgracia, es impensable poder vivirlas como siempre", aseguraron.