unque San Prudencio haya pasado ya por las vidas de los alaveses y alavesas, siempre queda el recuerdo de lo vivido y en esta ocasión perdura también la imagen de los txikis viviendo con intensidad cada minuto de esta fiesta en todos los hogares del territorio. Sin embargo, parece que no ha terminado del todo, porque la gasteiztarra Mertxe Bóveda ofrece a los más pequeños de la casa la posibilidad de pintar una plantilla con motivo de la tamborrada txiki, para que los balcones sigan honrando a San Prudencio unos días más.
Ella asegura que pinta porque es algo que le gusta hacer para entretenerse y que desde que hizo esta plantilla recortable en la que el protagonista es un txiki vestido de cocinero tocando el tambor, la gente le empezó a preguntar si podía compartirlo con familiares y amigos, para que todos pudieran disfrutar de esta creación.
"Me pareció que gustaba tanto que al final decidí mandárselo a todo el mundo. Mi hijo me lió, me hizo uno en formato "pdf" y comenzó a enviárselo a mucha gente", explica, aunque reconoce que no esperaba que su obra tuviera tal repercusión. La idea de mandárselo a todos los niños le pareció bonita. Al fin y al cabo, todo empezó con una niña.
Mertxe explica que en su barrio ya no hay muchos pequeños y que casualmente enfrente de su casa hay una niña y un día pusieron en la ventana el arcoíris que simboliza, en estos momentos, la esperanza de que todo saldrá bien y que en Vitoria y en otros puntos del territorio y del estado inunda los balcones de buenos propósitos.
Fue entonces cuando ella decidió poner algo también para divertirla y hacer más amena esta situación. "Así empezó todo", relata.
En estos momentos, no se puede imaginar a cuántos niños llegará esta plantilla, porque ya lo han compartido con varias personas y grupos para hacer de esta cuarentena un momento para pintar y dar rienda suelta a la imaginación con esta imagen tan tradicional de San Prudencio, la de los más pequeños saliendo a la calle ataviados con sus delantales y gorros de cocineros y con un tambor entre las manos, imágenes que este año se han vuelto a ver, pero algo más escondidas en ventanas y balcones.
Pase lo que pase, ella asegura que ya está contenta con que a la gente le guste y los niños pasen un rato divertido pintando. Mertxe era además profesora del colegio de Ibaiondo, ahora jubilada, y echa mucho de menos a los niños del centro, consciente de que estos momentos "no estarán siendo nada fáciles".
Bóveda relata que en casa no tenía mucho material para hacer los dibujos y que al principio reciclaba folios, hasta que encontró un paquete. Papel grande explica que no tenía pero si lo imprimen asegura que no hay problema. "Está hecho para hacer con dos folios y unirlos por el medio, y luego cada uno puede pintarlo como quiera", afirma.
Explica que ella utilizó para el suyo unas ceras que no eran para papel, pero que le han dado buen resultado. "Con las ceras se puede trabajar. Si lo hacen en tamaño pequeño, igual con lapiceros de colores queda bien", aunque ella recomienda ceras. "A la gente le está gustando mucho el dibujo", sonríe. Por eso, aunque San Prudencio se despidiera ayer de los alaveses, su imagen seguirá presente en los balcones de quienes se animen a pintar esta creación impulsada por Mertxe y su hijo que ha llegado a los corazones de sus vecinos para quedarse.
"Yo, como no tenía mucho material en casa, lo hice con ceras y dieron bastante buen resultado"
Creadora de la plantilla