Vitoria. El alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran ha defendido la cruz de Olarizu como "símbolo" de la ciudad, que va "más allá del ámbito religioso", ya que "forma parte del patrimonio, la tradición, cultura e historia" de la capital alavesa.
Urtaran ha explicado que el Ayuntamiento ha presentado alegaciones a un expediente de investigación iniciado por el Concejo de Mendiola para conocer la propiedad de los terrenos donde se ubica la cruz. "El Concejo inicia un proceso con la pretendida y oculta intención de derribar la cruz. El terreno está inventariado en su Concejo, pero no hay sustento legal ni histórico para conceder una licencia de derribo", ha argumentado.
El alcalde ha calificado la postura del Concejo como de "error absoluto que reabre un conflicto estéril" y ha pedido que se "archive el expediente", puesto que "va contra el sentir de la mayoría de los ciudadanos".
El Gobierno municipal expone en su escrito de alegaciones que la cruz de Olarizu es un "elemento con especial significado para los vecinos de Vitoria que debe ser objeto de especial protección, en la medida que representa tradiciones culturales y religiosas cuyo mantenimiento debe ser una manifestación del respeto a esas tradiciones".
Urtaran ha subrayado que "el informe de memoria histórica descartó cualquier vinculación franquista" del monumento y ha narrado que la cruz fue erigida "para conmemorar la Santa Misión" que se celebró en la capital alavesa "a iniciativa de un grupo de montañeros y sufragada por cuestación popular por los vecinos de Vitoria".
La cruz de Olarizu forma parte de la tradicional romería que, a inicios de septiembre, despide el ciclo veraniego en la ciudad; además forma parte del itinerario de lugares de la memoria, recogidos en el plan de acciones relativas a Memoria Histórica, y, mediante una placa, se explica "históricamente su verdadero significado y su posterior utilización política por parte de la dictadura".
El Ayuntamiento de Vitoria tuvo que restaurar el monumento la pasada legislatura al sufrir un importante sabotaje con la intención de derribar la cruz a finales de diciembre de 2018.