Los rostros de los usuarios de Tuvisa se transformaron ayer en sorpresa y admiración cuando, pasados dos minutos de las diez de la mañana, un imponente y futurista autobús negro con llamativos letreros luminosos del BEI se aproximó a la parada junto al Palacio Europa.

Agustín Vélez de Mendizábal, asiduo viajero de la línea Periférica, esperaba sentado en el banco de la marquesina, como se aprecia en la fotografía, sabiendo ya que el vehículo que se aproximaba era una unidad del futuro bus eléctrico. La nutrida presencia de autoridades como el alcalde, Gorka Urtaran; el diputado general en funciones, Ramiro González; la consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras del Gobierno Vasco, Arantxa Tapia; el viceconsejero del área, Toño Aiz; el director general de Irizar E-Mobility, Héctor Olabegogeaskoetxea; o la gerente de Tuvisa, María José Ajuriaguerra, no amilanó a un decidido Agustín. Desde la parada estiró el cuello para echar un ojo al equipamiento interior del vehículo. Rápidamente entabló conversación con Gorka Urtaran para conocer más detalles sobre el recorrido inaugural que iba a completar esa unidad del modelo ie tram de Irizar de 18 metros de longitud. El diputado general en funciones se unió al diálogo y entre ambas autoridades lograron convencer a Agustín Vélez de Mendizábal para que fuera el primer gasteiztarra que disfrutase del trayecto de demostración entre el recinto congresual y la plaza Celedones de Oro. Fueron en total poco más de dos kilómetros recorridos, en los que pudo comprobar el BEI la peculiaridad del tráfico de Gasteiz. A los 40 metros de arrancar tuvo que detenerse ante el semáforo en rojo a la altura de la calle Chile. En esa parada y el posterior arranque comprobaron los ilustres viajeros la precisión y tacto que deben aplicar los chóferes cuando se sienten a los pedales del futuro bus eléctrico. Un veterano conductor de Tuvisa, Mikel, tuvo el privilegio de sentarse a los mandos de una unidad valorada en 658.000 euros. “Lo que más extraño se hace es no tener los retrovisores exteriores y contar con las pantallas de las cinco cámaras que hacen esa función. Es la mayor diferencia”, relató desde el puesto de conducción mientras avanzaba por la Avenida Gasteiz rumbo al giro hacia Madre Vedruna. En esta calle tuvo que esperar a que una furgoneta que le precedía procediera a aparcar y frenara durante un par de minutos la marcha. La hora de este viaje propició que atravesar uno de los puntos críticos como la rotonda de Lovaina, no tuviera mayores contratiempos. A la altura de la catedral no hubo cruces con ningún tranvía para haber podido comparar las similitudes estéticas entre el gusano verde y el modelo diseñado por Irizar. Lo que sí generó a su paso por la calle Prado fue la sorpresa de los peatones. No dudaron en tirar de teléfono celular para inmortalizar esta primera incursión del vehículo por el corazón de Gasteiz.

Ese paseo inaugural ya sirvió para tener la fotografía de los 18 metros de vehículo articulado subiendo la rampa de la Virgen Blanca y atravesando Mateo Moraza con rumbo a la plaza Celedones de Oro. Tras acceder por la zona peatonal el autocar quedó aparcado y con las puertas abiertas esperando a los numerosos vitorianos que se adentraron a conocer su interior. Aspectos como la distancia entre los asientos y la comodidad de los mismos fueron los primeros aspectos que se evaluaron. El resultado fue satisfactorio entre estos primeros inspectores. Hubo quien tuvo la suerte de sentarse al volante del vehículo y una joven pareja transitó con su carro de bebé por el interior del BEI.