vitoria - El servicio foral de atención temprana, que atiende a menores de cero a seis años con trastornos en su desarrollo, ha experimentado un crecimiento muy importante en su actividad desde que allá por el año 2015 se mudase al edificio Carlos Abaitua, en el barrio de El Batán de Gasteiz. Según los últimos datos en poder de la Diputación alavesa, a los que ha tenido acceso DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, el recurso asistió durante el pasado 2018 a un total de 757 usuarios, más del triple que tres años atrás (234), y ofreció 21.458 sesiones de logopedia, estimulación y fisioterapia a esos niños, más del doble que las 9.799 del ejercicio 2015.

La ampliación progresiva tanto del centro como de su presupuesto y, en consecuencia, de su personal han permitido absorber esta demanda cada vez mayor, detrás de la que hay distintas razones. Una de las fundamentales fue la entrada en vigor en el año 2016 del decreto del Gobierno Vasco que regula la atención temprana, que amplió de los tres a los seis años el límite de edad para ser beneficiario de este servicio. Unido a esta realidad, se encuentra el hecho de que la población que accede a este recurso tiene nuevas y mayores necesidades de tratamiento.

De hecho, el consejo de administración del instituto foral de bienestar social (IFBS) acaba de ampliar este pasado abril en casi 110.000 euros, hasta los 753.000, el convenio que tiene con la asociación Apdema, encargada de gestionar el recurso. Esta cantidad también se ha duplicado desde 2015, cuando la aportación foral era de 378.000 euros.

La atención temprana ofrece un conjunto de intervenciones a los menores con trastornos en el desarrollo, o en riesgo de padecerlos, desde una perspectiva interdisciplinar, que incluye los ámbitos sanitario, educativo y social, con el objetivo de dar una respuesta lo más inmediata posible a sus necesidades. Las afecciones de los menores pueden ser de tipo físico, psíquico o sensorial y derivadas de muy distintas circunstancias, como la prematuridad, las alteraciones congénitas, las encefalopatías o el retraso psicomotor, sólo por citar unas pocas. El centro atiende todas las solicitudes y no tiene lista de espera.

Una de las acciones más importantes destinadas a asumir a un colectivo cada vez mayor de menores con trastornos de desarrollo ha sido la ampliación del edificio Carlos Abaitua, que anteriormente funcionó como albergue juvenil. En concreto, el centro ha sumado en los dos últimos años a las instalaciones con las que nació seis nuevas salas, lo que le ha permitido crecer hacia arriba: Cinco de ellas son de estimulación y una más de fisioterapia, que complementan a las cinco de estimulación, tres de fisioterapia y una de psicomotricidad ya habilitadas en la planta baja desde su inauguración, hasta un total de quince.

“El aumento de niños y niñas atendidas en el servicio fue un compromiso político de este equipo de gobierno foral, que se materializó incluso antes de que entrara en vigor el decreto del Gobierno Vasco que aumentó de los tres a los seis años la atención. Hemos apostado por reforzar estas medidas porque, con la colaboración de las familias y los y las profesionales, podemos mejorar la calidad de vida y el desarrollo de estos niños y niñas”, apunta en declaraciones a este periódico la diputada de Servicios Sociales, Marian Olabarrieta. Hechos que, según enfatiza la responsable foral, “han conllevado un importante esfuerzo económico y de medios humanos y materiales por parte de la Diputación Foral de Álava”. “Quiero destacar al respecto la implicación y el trabajo realizado por los y las profesionales, tanto las que ofrecen los tratamientos como el personal del IFBS que realiza las valoraciones”, añade Olabarrieta.

recursos Entre otros recursos, el centro cuenta con un espacio donde se elaboran los moldes de escayola que permiten a sus jóvenes usuarios utilizar posturas y ayudas para su desarrollo y otro con un espejo unidireccional para que las familias puedan visionar desde fuera la intervención que se realiza con pequeños. Las salas cuentan con juegos y material didáctico infantil para la estimulación, aparatos para la fisioterapia o material infantil de lectoescritura, entre otros materiales.

En el centro presta servicio un equipo multidisciplinar que depende tanto del IFBS como de Osakidetza y el departamento vasco de Educación, que es el encargado de valorar, diagnosticar y planificar las actuaciones de intervención de cada uno de los casos. Con posterioridad, la intervención prosigue en el centro de atención temprana que gestiona el propio colectivo Apdema, a cargo de fisioterapeutas, psicólogos, técnicos en estimulación y logopedas.

Según matizan fuentes forales, a los 757 usuarios que pasaron por el centro durante el pasado 2018 habría que sumar aquéllos que no se acercaron al recurso gasteiztarra y acudieron a gabinetes ubicados en otras localidades del territorio alavés, cuyos tratamientos se han abonado a través de la convocatoria anual de ayudas técnicas. En 2018 fueron 47 niños y niñas, con un presupuesto de otros 77.000 euros.

Incremento. El servicio foral de atención temprana, que atiende a menores de cero a seis años con trastornos en su desarrollo, ha experimentado un crecimiento muy importante en su actividad desde 2015. El recurso asistió durante el pasado 2018 a 757 usuarios, más del triple que tres años atrás (234), y ofreció 21.458 sesiones de logopedia, estimulación y fisioterapia a esos niños, más del doble que las 9.799 del ejercicio 2015.

Abanico. La atención temprana ofrece un conjunto de intervenciones a estos niños desde una perspectiva interdisciplinar, que incluye los ámbitos sanitario, educativo y social, para dar una respuesta lo más inmediata posible a sus necesidades.

Diputada foral de Servicios Sociales.