vitoria - La cita dominical con las urnas fue uno de los mejores aliados de San Prudencio en la jornada de ayer. Una vez que la ciudadanía, concienciada, salió a la calle a cumplir con su deber electoral, aprovechó para completar la jornada acercándose hasta Armentia, llenar el recinto festivo y animarse a llevar a la boca el talo de rigor acompañado de la preceptiva sidra. Por si esta combinación de factores no fuese suficiente, en esta ocasión el santo decidió no hacer honor a su sobrenombre de meón y regaló a los alaveses un precioso día de primavera, con cielos completamente despejados, sol y temperaturas más que agradables. La mezcla de factores hizo que el personal no abarrotara la zona desde primera hora, pero a medida que avanzó la mañana el lugar se llenó gente y de ambiente festivo para la hora de comer.
El operativo de la Policía Local de Vitoria selló los accesos a Armentia desde primera hora de la mañana y los conductores tuvieron que apañárselas para hallar un hueco en las inmediaciones, con lo que más de uno completó la jornada con una multa por estacionamiento indebido. La incesante columna de personas que se acercó hasta las campas, en la que como ya es habitual abundaban los carritos de bebé, daba cuenta del carácter eminentemente familiar de la celebración. Unos de los primeros en hacer acto de presencia en la zona fueron Ainara e Ibai, que acompañados de su hijo Paul, no quisieron perderse la oportunidad de cumplir con la tradición. Su idea inicial consistía en combatir la sed con una botella de sidra, pero debido a las largas colas que se formaban frente a los puestos en los que ésta se despachaba, acabaron optando por refrescarse con unas latas de cerveza mientras su txiki jugaba a hacer barricadas en los caminos con la silleta.
Iván y Patricia también se animaron a dar un paseo por la zona del santo, jalonada de los más variopintos puestos. Aún era media mañana, acababa de bailarse el aurresku de honor, aún resonaban los ecos del zortziko y era posible avanzar sin tener que sortear a demasiadas personas, pero poco a poco el espacio se fue achicando y quienes tenían previsto plan de caminata tuvieron que desistir a partir del mediodía.
Patricia se sumó a la escapada familiar y, acompañada de Angelines y Loli, su madre y su tía, acompañaron a su hijo, el pequeño Gianluca, a que se divirtiera con la inacabable sucesión de estímulos sensoriales que acumulaban las campas. El aroma de los puestos de comida se entremezclaba con el bullicio del gentío, con la música procedente de las charangas que realizaban constantes pasacalles animando al personal y los bailes que tenían lugar sobre el escenario. Además, cabía la posibilidad de hacerse con un txoripintxo solidario, de adquirir material del Araba Euskaraz 2019 o de visitar el puesto de la fiesta de la escuela pública vasca de Errenteria, entre otras muchas alternativas.
El local que Juanjo y Nerea habían elegido para, junto a Ibai, June y Enol, avituallarse de talos, estaba atestado y, armados de paciencia, tuvieron que aguardar una larga cola. Mientras hacían tiempo, engañaron al hambre con unas rosquillas compradas unos minutos antes en un puesto cercano.
La exhibición de herri kirolak volvió a ser uno de los platos fuertes del programa. Un espectáculo que, al filo de las 12.30 horas, disfrutaron los miles de alaveses que ya se encontraban disfrutando de la hierba seca en las campas.
Maite e Iñaki, por su parte, se mostraban encantados con la bonanza climatológica y dedicaron la mañana a una de las prácticas más habituales en San Prudencio: ir saludando a la catarata de amistades que se encontraban por el camino. Él ya se había pasado por el colegio electoral, pero ella aún lo tenía pendiente para la tarde porque se había dejado la tarjeta censal en casa.
Día familiar. La celebración de San Prudencio en Armentia volvió a reunir a miles de familias alavesas que disfrutaron de un completo programa de actividades en las campas.
Buen tiempo. Este año no hubo que hablar del santo meón y, aunque las temperaturas no fueron muy elevadas, el sol lució durante toda la jornada.
Tradición. Tal y como manda la tradición, los asistentes pudieron disfrutar de la procesión frente a la basílica, el aurresku de honor y la interpretación del zortziko ‘Álava’, y de la actuación de los dantzaris.