La semilla que supuso la puesta en marcha del Anillo Verde en Gasteiz se ha expandido para germinar en el Estado y al otro lado del Atlántico, con múltiples ciudades que siguen la pionera actuación de la capital alavesa en materia de recuperación paisajística y medioambiental.

La edición recién finalizada del congreso nacional de Medio Ambiente (Conama) fue un escaparate donde de nuevo el Anillo Verde gasteiztarra brilló con fuerza. El repaso a la historia de este primer cuarto de siglo, llevado a cabo por los técnicos del Centro de Estudios Ambientales (CEA) fue escudriñado con atención por responsables de lugares tan variados y dispersos como la población murciana de Cieza, la valenciana de Gandía o el urbanista Boris Albornoz, responsable de la expansión de la ciudad de Cuenca, en Ecuador.

Un especial interés mostró Xavier Ródenas, concejal de Gandía encargado de la Gestión Responsable del Territorio. El edil de la formación Més Gandía, junto a los especialistas medioambientales de aquel Consistorio, tratan de implantar la versión mediterránea de la infraestructura “tomando como referencia y ejemplo el trabajo de Vitoria”, explica en conversación con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

El gran pulmón verde que rodea la localidad costera valenciana es la Anella Verda, una especie de ronda diseñada hace 12 años dibujada por el río Serpis, el parque Joan Fuster y el Parc Periurbà. En el tramo pendiente, comprendido por la avenida Blasco Ibáñez, la vía del tren y la rotonda del 25 d’Abril, “no se otorgan licencias urbanísticas para que en el futuro se pueda completar este anillo verde”, concreta Ródenas. El programa de Renovación Urbana y Ambiental (PRUA), fue gracias a los fondos europeos lo que sirvió para crear cuatro parques entre 1998 y 1999: en Venècia, Joan Fuster, Alqueria de l’Oller y del País Valencià. Entre los años 2005 y 2006 la estadística se disparó por la asunción de nuevas urbanizaciones: en la playa, como Kentucky, en Benipeixcar, o en Marxuquera, como el Molló de la Creu y el Barranc Blanc. Después llegarían los espacios naturales protegidos con sus respectivos centros de interpretación, el de Parpalló-Borrell (550 hectáreas) y el del marjal, con el Ullal de l’Estany. “Hay que sumar el entorno del Castell de Bairen, la playa de l’Auir o las sendas y urbanas y miradores. Todo ello lo gestiona el actual gobierno bajo el paraguas de la Xarxa d’Infraestructures Verdes de Gandia (Xivega), que también promueve rutas divulgativas y con fines turísticos”, relata el edil especializado en los temas mendioambientales. Además de todas estas extensiones de terreno, “cuenta Gandía con otras dos grandes parcelas destinadas a huertos sociales ecológicos; una en Rafalcaïd, junto a los viveros municipales y otra en Benieto, próximo al Instituto de Educación Secundaria María Enríquez”, desgrana Ródenas a este diario.

masa verde de arbolado Actualmente en Gandia hay plantados 15.000 árboles de 140 especies diferentes. De ellos, 2.600 son palmeras, de 22 tipos. De estas últimas hace años que no se plantan, debido a la plaga del picudo rojo. En el Catàleg d’Arbres i Arbredes Singulars hay protegidos 27 ejemplares y siete arboledas. Para escoger nuevos ejemplares se apuesta por especies autóctonas y los técnicos tienen en cuenta aspectos como la caducidad de las hojas o el cromatismo que aporta al entorno. Para el concejal de Gestión Responsable del Territorio, Xavier Ródenas, el éxito de este modelo de ciudad jardín se debe a los gobiernos progresistas de los últimas décadas. “La izquierda siempre ha hecho pasos de gigante hacia una ciudad más verde”. El edil de Més Gandia añade que su departamento trabaja no sólo en ejecutar el verde previsto en el PGOU, sino también “planificando para los próximos 15 años, con instrumentos como la Xivega, la Anella Verda o el Pla d’Ombres”.

Toda esta actuación se lleva a cabo con un presupuesto municipal que se está recuperando tras una época de ajustes. La propuesta del área de Ródenas para abonar a la contrata en 2018, a falta de que se aprueben las cuentas en el pleno, es de 1,9 millones, 200.000 euros más respecto a 2017. Con todo, Gandia sólo destina un euro por habitante y metro cuadrado a zonas verdes, mientras que la media en España está en 2,8 euros. De momento Gandía trabaja y sigue dando pasos para trasladar a la costa el modelo de Anillo Verde.