Algunos les llaman muñecos y otros mascotas, aunque a los personajes y elementos simbólicos vinculados a las fiestas alavesas se les identifica, en general, por su nombre de pila. Al margen de Celedón, precursor del movimiento y célebre allende las fronteras del territorio, existe una pléyade de celebridades locales cuya mera aparición da lugar al arranque de las fiestas patronales en otros tantos municipios de Álava. No existe otra provincia con un número mayor de figuras de este tipo, e incluso diversos barrios de la capital alavesa cuentan con su propia personificación festiva, por lo que completar un listado exhaustivo resulta ciertamente extenso. Hoy repasamos algunos de los personajes que, con el permiso del aldeano de Zalduondo, resultan más representativos del sentir festivo alavés.
nanclares de la oca El Brujo, un blusa de carne y hueso capaz de volar, es el encargado de abrir las fiestas patronales de Nanclares de la Oca. Desde 2010, Óscar Salgado se encarga de dar vida a este hechicero -salvo en 2014, cuando tuvo que ser sustituido a causa de una intervención- en las celebraciones en honor a la Asunción de Nuestra Señora y San Roque. Este año entrará en escena el 14 de agosto, descendiendo desde lo alto de la torre de la iglesia de la localidad en cuanto suena el cohete de rigor, y se marchará, a lo grande, la noche del 16. Mientras sobrevuela a sus vecinos, la alegría se desata y corre el cava en la plaza atestada de gente bajo sus pies.
Su origen tuvo lugar, como no podía ser de otra manera, en un bar. Corría el año 1968 y cinco amigos discutían en Casa Manolo sobre qué se podría hacer para atraer a más gente a las fiestas de Nanclares de Oca. Alguien comentó que en Vitoria se había dado un vuelco a las fiestas con la creación de Celedón y se propusieron darle una vuelta de tuerca a la idea. Aquellas cinco personas, de las que sobreviven Manolo Besga y Jesús Albaina, decidieron hacer descender a una persona desde la torre de la iglesia a través de un cable y con un asiento especial. Hablaron con el herrero para que fabricara un asiento seguro y buscaron al responsable de encarnar al personaje. Como requisitos, tenía que soportar bien las alturas y recitar desde su asiento. Patxi Hernández fue el elegido hasta 1994. Le sustituyó su hijo, también llamado Patxi Hernández, hasta 2010, y el resto, como suele decirse, ya es historia.
Dulantzi En Dulantzi, a mediados de septiembre los vecinos se concentran en la plaza del Ayuntamiento a la espera del estallido del txupinazo de las fiestas en honor a Nuestra Señora de Aiala. Cuadrillas, vecinos y foráneos estallan en un grito unánime al resonar el cohete y ver aparecer en el cielo a Tripafina, un simpático aldeano que anuncia el inicio de siete días de fiesta ininterrumpida y que guarda un innegable parecido con Celedón. Al igual que su homólogo gasteiztarra, Tripafina desciende desde hace 40 años por un cable hasta alcanzar la balconada municipal. Viste abarcas negras, calcetines blancos, pantalón azul de mahón, faja negra, camisa blanca, blusa azul celeste y txapela negra. En la mano izquierda porta un paraguas que, dadas las fechas en las que ejecuta su itinerario volador, suele servirle para guarecerse del sol más que de la lluvia durante los aproximadamente cinco minutos que tarda en cubrir su recorrido. Mientras surca los cielos, los más pequeños suelen dedicarse a celebrar combates de agua y gaseosa, mientras que los mayores llenan la plaza con el aroma y el humo de puros y cigarros.
Labastida La celebración de la Fiesta de las Reliquias o fiestas de verano en Labastida, que tiene lugar los días 11, 12,13, 14 y 15 de agosto, arranca con el tradicional descenso del Pellejo, una piel de cerdo llena de vino que cubre, por los aires, la distancia que separa la torre de la parroquia y el balcón del Ayuntamiento.
La gracia de la bajada consiste en que cuando el pellejo alcanza el tramo que sobrevuela la plaza, su caída se hace más lenta. Desde el balcón municipal hacen vibrar la sirga, con lo que el vino que mana por el pitorro se esparce sobre la gente que aguarda en el suelo. Al final, el grado de diversión se acaba midiendo por el número de manchas de vino que cada cual luce sobre la ropa.
Cuando el Pellejo llega finalmente al balcón y se retira, arranca una lluvia de confetis y de grandes globos de colores sobre la plaza. El público salta y decenas de manos mueven los globos sobre la gente hasta que se deshinchan.
Amurrio El 12 de agosto darán comienzo las Fiestas Patronales de Amurrio 2018 con el txupinazo y la bajada del Iguarrako. A las 19.00 horas de ese día, el gran pájaro reptiliano caerá desde el cielo para presidir la plaza Juan Urrutia hasta que las celebraciones se clausuren el viernes 17. Este año, Iguarrako descenderá por vigésimo octava vez consecutiva sobre las cabezas de los amurriarras entre una lluvia de confetis y globos gigantes de colores. En cuanto aterriza, las cinco cuadrillas de fiestas llenan el recinto de bullicio para, acto seguido, iniciar un en pasacalles por la localidad que contagia de fiesta a todos los presentes.
El Iguarrako es un personaje mitológico, un pájaro gigante. Se comenta que si el animal, mitad ave mitad reptil, toca a una persona con el pico, ésta queda de inmediato sumida en un estado de embriaguez. La idea de que este ser se convirtiera en la encarnación festiva del municipio, procede, según se dice, de algunas leyendas de la localidad. No obstante, otros señalan que su aparición coincidió con la llegada a la gran pantalla de los éxitos filmográficos de Jurassic Park, allá por la década de los 90.
OION En Oion, el origen de la figura del Katxi, símbolo de las fiestas locaales, encierra numerosos interrogantes. No existen documentos que aclaren su procedencia, aunque se barajan alternativas relacionadas con su vestimenta. El Katxi desciende el último miércoles de agosto desde la torre de la Iglesia Parroquial hasta la plaza y anuncia el inicio de las Fiestas de Acción de Gracias. El muñeco, que también transmuta en humano, recorre los 87 metros del itinerario suspendido por el gorro.
En 1676 aparece la primera referencia que alude al este personaje en los libros de cuentas municipales, vinculado a las fiestas de enero en honor a los Santos Patronos San Vicente y San Anastasio. Según aquellos datos, en aquél año, vestía un sayo con unos colores distintos de los actuales. Mucho después, en 1879, apareció la primera mención a “la pelleta para la bota”, es decir, el zurriago que actualmente se ha convertido en una piel de zorro.
Hablando de los colores, se sabe que hasta la llegada de la República se usó el rojo para el pantalón y la chaqueta, con un ribete amarillo. Un patrón que se replicaba en el gorro. Durante la República, la chaqueta y el pantalón lucieron rayas horizontales con los colores de la bandera republicana: rojo, amarillo y morado, aunque también se dieron, en ediciones puntuales, trajes enteramente rojos y negros de pana.
Tras la Guerra Civil, su atuendo se tornó completamente rojo con ramificaciones junto a las solapas e incrustaciones en el gorro. En los años 50 la evolución alcanzó el momento actual, en el que el personaje viste traje de fieltro de grandes franjas rojas y verdes rematado con un gorro y una piel de zorro. En las mangas lleva la leyenda El Cachi y en la espalda Viva San Vicente. Oyón-Oion.
Cuando Oion se convirtió en villa y obtuvo su propia bandera, en el año 1633, este elemento pasó a ser considerado uno de los ejes de la fiesta y a formar parte intrínseca del ritual del Cachi. En los revolcones de los días 21 y 22 de enero, el concejal de Cultura hace ondear la bandera por encima del personaje mientras éste rueda por el suelo en presencia de los vecinos mientras los músicos interpretan la Habanera de Juanito. Luego se levanta, lanza el gorro, y todos vitorean a los Santos Patronos San Vicente y San Anastasio.
Lo habitual es que los muñecos y las encarnaciones festivas bajen desde el campanario de la iglesia o desde una torre hasta la plaza para dar inicio a las fiestas, siguiendo las normas marcadas por Celedón. El último día, al igual que el aldeano de Zalduondo, suelen cubrir el recorrido en sentido contrario. Así lo hacen el Celedón de Berantevilla, Txabarriko en Etxabarri-Ibiña, o el Albardero de Rivabellosa. Otros sólo descienden, como la Rana de Ocio, Patatito en Bajauri o Borraska en Etura.
Hay algunos que únicamente ascienden al campanario, desde donde presiden las fiestas. Es el caso del Burro de Samaniego, Macario en Margarita o Peku en Viñaspre. También los hay que quedan literalmente colgados a medio recorrido durante todas las fiestas presidiendo la plaza, como Andresín en Orbiso o Mingote en Bernedo. Los hay que son paseados por las calles del pueblo. Les sucede a Arlote en Zambrana y a Prontxio en Salinas de Añana. Otros corren peor suerte y son quemados como Nikolasa Trotamundos en Arroiabe, o reciben honores durante su entierro, como el Moro en Salinillas de Buradón.
El Brujo. Sobrevolará el centro de Nanclares de la Oca el próximo 14 de agosto y regresará a los cielos el próximo 16 de agosto. Durante esos tres días intermedios, lanzará su hechizo festivo sobre el municipio.
Tripafina. En Dulantzi es Tripafina quien surca los cielos trayendo consigo el espíritu de las fiestas. Al igual que en el caso de El Brujo, el personaje es de carne y hueso.
El Pellejo. Un pellejo que derrama vino sobre los vecinos es el símbolo festivo elegido en Labastida para dar comienzo a sus fiestas, del 11 al 15 de agosto.
Iguarrako. En Amurrio, un enorme pájaro con reminiscencias reptilianas baja del cielo y preside la plaza Juan Urrutia entre el 12 y el 17 de agosto.
El Katxi. El Katxi o Cachi protagoniza su descenso sobre Oion el último miércoles de agosto. En enero, su encarnación humana lleva a cabo los famosos revolcones bajo la bandera del municipio.