vitoria - Aunque hasta dentro de unos días no se producirá la reunión de trabajo de los organizadores, Betrayers C.C., con sus colaboradores: Lankide y Helldorado, para cerrar las cifras de participación y balance final de la cuarta edición del Festival Barn Out, celebrado en el centro comercial Gorbeia el pasado fin de semana, el encuentro ha dejado buen sabor de boca y ganas de comenzar los preparativos de la edición del año que viene. Es el balance del coordinador Jon Mújica, quien detalla que el día con más dificultades fue el viernes debido a las tormentas que azotaron Álava causando averías a varios vehículos que se dirigían hacia Vitoria.

Sin embargo, las dos jornadas restantes brillaron por la asistencia de participantes y visitantes, entre ellos los clubes de clásicos, car-clubs y de motos, como Valencia Chopper crew, Freestyl Custom Club, EATX, Wild Car CC, Txopper Kluba, Coasters CC, el equipo de Old Custom Flames y Greasy Bobber, Orkos MC, Araba Classic Club, 53, Los Santos Bastardos, Razzlers CC, Bumpers CC, Galduak, Hunos MC. Así como otros lone wolfs que acudieron hasta Etxabarri-Ibiña. “Con su presencia se logró un importante impacto de los conciertos y actividades del sábado y domingo”, explica Mújica. Llamativa fue la presencia de coches customizados, aunque la cifra de participantes fue algo inferior al año anterior. A pesar de ello hubo unas cuatro decenas de coches clásicos datados entre los años 30 a 70 del siglo pasado. Entre ellos, se otorgó el premio al vehículo más antiguo de los asistentes. Fue para un Moon de 1927, expuesto por Pedro, socio de Araba Classic Club.

Asimismo, se acercaron por el festival, tanto para permanecer en exposición como para mostrar los espectaculares diseños de sus motos, más de dos centenares de máquinas, buena parte de ellas Harley’s Davidson, pero también Triumph y hasta una moto artesanal que destacaba por su originalidad.

En cuanto a los conciertos, la jornada del viernes tuvo menos espectadores por culpa de las tormentas. Fueron los del pianista Hernry Herbert & The Fury, que llegaron procedentes de Inglaterra y Francia que también hacen rock and roll clásico, así como Hooten Hallers, americanos, y los Screamers & Sinners, una banda de Mondragón, que hace psychobilly. Al día siguiente, sin embargo, y a cubierto, bajo la inmensa carpa, aunque no llovió durante esa jornada, el público llenó el recinto para disfrutar de Durango 14, que abrió los conciertos a primera hora de la tarde con temas soul y rockabilly. Y especialmente a última hora de la tarde y noche con Howlin’Jaws, un trío francés de neorockabilly; The Picture Books, de Alemania, y Tiki Phantoms, un grupo catalán que, en sí mismos, son “un espectáculo jugando con sus máscaras de calavera”.

Finalmente, el domingo, como se esperaba, el concierto de Mike Sánchez fue uno de los más multitudinarios, ya que es uno de los más complicados de disfrutar en el país a causa de sus giras en el exterior.

Mújica señala que en los próximos días se hará un balance más definido con los resultados de esta edición, pero que, en líneas generales, “estamos contentos de cómo se ha desarrollado el festival. El balance es muy positivo, tanto por la infraestructura, como por los servicios y el impresionante espectáculo”. Sin olvidar a “todos los aficionados a la cultura Custom y al rock, bandas y expositores”. La ubicación, igualmente “bien”.

Coches. Llamativa fue la presencia de coches customizados, aunque la cifra de participantes fue algo inferior al año anterior. A pesar de ello, hubo unas cuatro decenas de coches clásicos datados entre los años 30 a 70 del siglo pasado. Entre ellos, se otorgó el premio al vehículo más antiguo de los asistentes: un Moon de 1927.

Motos. Se acercaron al festival más de dos centenares de máquinas, buena parte de ellas Harley’s Davidson, también Triumph y hasta una moto artesanal.