zuazo de kuartango - Como es tradicional desde hace años, con la llegada de noviembre, el valle de Kuartango se moviliza a través de su Noviembre Solidario para celebrar un mes dedicado a trabajar especialmente por la solidaridad y, como ya lo hicieran el año pasado, se llevará a cabo junto a los municipios de Ribera Alta y Urkabustaiz, para que el trabajo sea más contundente y multitudinario.
Bajo el lema Soñar solo, es sólo un sueño; soñar juntos es el principio de la realidad los vecinos del valle, coordinados por el párroco Juan Ramón Etxebarria, que regresa de nuevo a las misiones -su trabajo tendrá continuidad con el nuevo sacerdote Leonardo Lizana-, acometen varias jornadas de trabajo con el objetivo de “acercarnos a otras gentes y pueblos de la tierra y luchar con ahínco para no dejarnos arrebatar nuestros sueños y nuestros esfuerzos en la construcción de un mundo más justo”, como ha expresado el padre Etxebarria en el anuncio de estas jornadas, que se llevan a cabo en Kuartango.
El objetivo, de nuevo será el apoyo a la escuela de Kayenzi, en Rwanda, puesta en marcha por los vecinos de esta zona del territorio alavés. En años anteriores se han abordado aspectos como la situación de África, el Comercio Justo o la inmigración, y siempre se ha finalizado noviembre con la Cena Solidaria, que es ya un hito importante en la vida de Kuartango.
A principios de este año 2017 se lograron reunir 10.000 euros, que se enviaron a la escuela para que pudiera funcionar durante este ejercicio y, además, gracias a esa aportación se pudo inaugurar el aula infantil, que ha estado funcionando hasta este momento. De esta manera, en Kayenzi hay matriculados 25 niñas y 25 niños que están atendidos por dos profesores, dos asistentes, una directora, una manipuladora de alimentos que garantiza su salubridad, un guardia y varias personas que cuidan del aseo de los pequeños y el centro. Además, se ha formado un consejo de padres y apoderados que, junto a las misioneras de las Hermanas de Jesús, María y José, se esfuerzan en trabajan en equipo en este proyecto educativo y formativo.
La escuela que se construyó dispone de tres aulas con mobiliario y pizarra, una sala de profesores, una oficina de dirección, un aula de reuniones, una cocina, unos aseos adaptados para niñas y niños pequeños, un aseo para adultos, una caseta para el guarda y un patio para juegos. Además de la formación, cada día se da un almuerzo a los alumnos a base de una papilla y galletas, que aportan los nutrientes necesarios para su buena salud.
Para 2018 se pretende ampliar el número de estudiantes y para ello se tratará de recaudar otros 10.000 euros para mantener el colegio un año entero. Para lograrlo se han organizado una serie de actos a los que se ha animado a participar a los tres municipios implicados en esta historia de solidaridad: Kuartango, Urkabustaiz y Ribera Alta.
Experiencia en Ecuador La primera de las convocatorias se llevará a cabo el 11 de noviembre, a las siete de la tarde. El futuro nuevo párroco, Leonardo Lizana, contará su experiencia tras un viaje de conocimiento que realizó a Rwanda hace unos meses, explicando con detalle el funcionamiento del colegio, los logros que se han obtenido y las necesidades que se han apreciado.
El siguiente sábado, 18 de noviembre, se celebrará un encuentro a través de videoconferencia entre los niños del colegio de Piquigua (Ecuador), con los que el valle también tiene muy estrechas relaciones de colaboración, y los alumnos de Izarra ikastola. En encuentro que mantiene más viva la solidaridad de las gentes del valle, y a quienes los niños consideran como parte de su familia.
Por último, el 25 de noviembre, se celebrará la cena solidaria, que será el momento de poder reunir el dinero para mantener la escuela a través de rifas, concursos de postres y otras actividades festivas.
Los pueblos mencionados mantienen una intensa actividad solidaria con otras regiones, como es el caso del Sahara, a través del proyecto Arabako Bakelekua, que facilita el veraneo de un numeroso grupo de niños del desierto en Kuartango, las ayudas a los afectados por los terremotos de Ecuador el 16 de abril de 2016 y la relación por videoconferencias con niños de otras escuelas. Los mayores también están implicados en estas actividades.
niños. Son los que hay matriculados en la escuela que Kuartango, Ribera Alta y Urkabustaiz han logrado poner en marcha en Rwanda.
aulas. El pequeño centro escolar que funciona gracias a la solidaridad de los vecinos de los tres municipios cuenta con tres aulas, una sala de profesores, una oficina de dirección, una sala de reuniones, cocina, patio de juegos y aseos. Todo ello funciona gracias a los 10.000 euros enviados desde la comarca alavesa.
de noviembre. El 25 de noviembre se celebrará la cena solidaria, que será el momento de poder reunir el dinero para mantener la escuela.