Sonrisas de oreja a oreja y abrazos de emoción. Fueron los gestos entre los principales dirigentes de las instituciones alavesas y vascas ayer, durante la jornada en la que Madrid anunció el cierre definitivo de Garoña, atendiendo así al clamor social y político de Euskadi que pedía a gritos el apagón definitivo de “la central de las mil grietas”, como popularmente se conoce a la planta nuclear más antigua del Estado, y que se ubica en el Valle burgalés de Tobalina, a escasos 50 kilómetros de la capital alavesa.
Así, por ejemplo, el despacho del diputado general de Álava, Ramiro González, se convirtió en uno de los lugares de este territorio que mejor recreó la escena anteriormente descrita. Con una satisfacción perfectamente reflejada en su rostro y entre fuertes abrazos entre la teniente de diputado general, Pilar García de Salazar, y el titular foral de Medio Ambiente, Josean Galera, el máximo regidor de la institución foral alavesa recibía en su oficina a los medios de comunicación al poco de conocerse la noticia del cierre de Garoña. No en vano, la jornada de ayer, como la calificó González, “era un día para alegrarse. Yo diría que ha sido el triunfo del sentido común. Todas las razones, todos los motivos, llevaban a no autorizar la continuidad de la central”.
En concreto, el diputado general valoró “muy positivamente” la decisión del Gobierno español de no autorizar la continuidad de Garoña, “que es la decisión que estábamos esperando el conjunto de instituciones alavesas, vascas y toda la ciudadanía alavesa en su conjunto”. Como recordó, la cuestión de Garoña “ha estado encima de la mesa de la Diputación durante toda la legislatura y especialmente durante estos últimos meses. Asimismo, se han mantenido contactos continuos y conversaciones entre el Gobierno Vasco y el PP sobre esta cuestión”.
Por este motivo, el máximo dirigente de la Diputación alavesa, siguió al detalle la comparecencia del ministro de Energía, Álvaro Nadal. “He escuchado las razones que ha aducido para no autorizar la continuidad de Garoña, fundamentalmente basadas en la falta de consenso político y razones también técnicas, debidas a las fuertes inversiones para su continuidad”.
González, como precisó, comparte todos esos argumentos, pero remarcó que hay más. “Hay motivos de seguridad. Hay una amplia población afectada directamente por la central. También está la antigüedad de la propia nuclear y su escasa utilidad, que aporta muy poquito al programa energético español. La planta está más que amortizada y ya ha cumplido su vida útil. Además de la oposición del conjunto de la ciudadanía. Es decir, todos los motivos llevaban a tomar esta decisión”.
Plan de revitalización Ahora, como subrayó, “es el momento de pensar en el futuro y éste tiene que pasar por un desmantelamiento rápido de la central y, sobre todo, es fundamental para nosotros, garantizar el futuro económico de las localidades alavesas próximas a la central. Y creo que es una cuestión que está ya en la agenda del Gobierno español porque el propio ministro ha hecho referencia de ello”. En su opinión, las instituciones alavesas tienen que aunar esfuerzos para que estas localidades “se vean dentro de ese plan de revitalización de la comarca próxima a la central”.
Respecto al siguiente paso, sobre si Garoña se reconvierte en un cementerio nuclear, González no quiso pronunciarse. “Yo creo que hoy lo urgente e importante era reaccionar a la decisión del Gobierno español. Ya habrá tiempo de hablar de otras cuestiones. Yo, desde luego, hoy quiero referirme a esta buena noticia extraordinaria para los intereses de Álava, que llevaba peleando y reclamando hace décadas”.
En todo caso, González, suscribió las palabras del alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran, que instantes antes decía que “hoy es un día histórico, un momento que llevábamos tiempo soñando. Ya era hora de que el Partido Popular escuchara la voz de los alaveses y de los vitorianos y y mostrase sentido común para decidir el cierre de esta central nuclear que no era rentable social, económica ni medioambientalmente. Además, suponía un riesgo para la seguridad y la salud de las personas que vivimos en su entorno. Por lo tanto, estamos muy satisfechos de que por fin se atienda esta reclamación de Álava y de Vitoria-Gasteiz”. En este sentido, Urtaran dio las gracias “a la presión ciudadana y el sentido común que han permitido lograr el cierre para siempre de esta central nuclear que suponía un riesgo importante para Vitoria”.
En esta misma línea se manifestó el lehendakari, Iñigo Urkullu, para quien la no reapertura de Garoña va a permitir que “a partir de hoy, los vascos y las vascas viviremos más seguros”, afirmó Urkullu tras señalar que Garoña “estaba amortizada y obsoleta”, y suponía “un riesgo cierto y evitable”.
De igual forma, se manifestó la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, quien consideró una “buena” noticia el cierre de Garoña, aunque urge abordar la reindustrialización de la zona y la “planificación” del final del ciclo de vida del resto de nucleares del Estado.