llodio - Sorpresa mayúscula la que se ha llevado el equipo de arqueólogos profesionales del Grupo de Investigación en Patrimonio Conocido de la Universidad del País Vasco que, dirigido por Sergio Escribano, desentierra los secretos del pasado del santuario de Santa María del Yermo (Ermualde) y del entorno de Santa Lucía en Llodio. En la tercera campaña de intervención -que debería haber culminado este viernes 21 tras haberse iniciado el pasado día 3-, se han topado con una peculiar estructura sepulcral que les ha trastocado las previsiones hasta el punto de que si no quieren renunciar a una parte del sondeo previo tendrán que volver a principios de septiembre a culminar el trabajo que aún queda por hacer.

“Estaba previsto culminar este año la excavación de toda la zona de los pies del templo, pero el hallazgo de este interesante a la par que anómalo enterramiento -por su datación, posición y conservación- nos ha llevado mucho tiempo y ha sido imposible alcanzar la roca natural en la totalidad del espacio que teníamos previsto actuar”, explica Escribano, que se las ha ingeniado para poder destinar “fondos destinados a actividades que no han salido adelante” a financiar la ampliación.

El causante de tanto revuelo no es otro que un encajonado. Una especie de estructura de madera, dividida en tramos, en la que se realizaban enterramientos de forma organizada o jerarquizada. Y es que los suelos del interior de las iglesias fueron utilizados como cementerios desde el siglo XIV, pero a medida que creció la población, sobre todo a partir del siglo XVI, surgió la necesidad de racionalizar de alguna forma el espacio. “Se conocen los encajonados del siglo XVIII, pero lo peculiar del de Ermualde es que es del siglo XVII. Además de su buen estado de conservación, porque lo hemos encontrado intacto, lo curioso es que esta situado frente a la puerta y debajo del coro. Una estructura que ya estaba construida en aquella época y bajo la que no se suelen realizar enterramientos. De ahí que el hallazgo haya resultado toda una sorpresa”, matiza el director de la excavación.

gorro de hilos de plata Otra rareza de este encajonado es que estaba dividido en cuatro tumbas, pero una de ellas no fue utilizada, y otra solo en parte y por un niño, cuya vestimenta también ha causado cierta expectación. “Llevaba un gorro de hilos de plata que ahora mismo esta en el servicio de restauración. Lo del alto índice de tumbas infantiles en este yacimiento (prácticamente el 50% de las halladas, cuando en la Catedral de Vitoria no llegó a un 2%) es otra cosa que nos tiene un tanto impactados y que habrá que estudiar a fondo para dar con las causas”, admite un sorprendido Escribano.

La de una epidemia casi se descarta porque se han encontrado restos de infantes de distintas épocas, y los arqueólogos se inclinan más por motivos de fe -causados por una aparición mariana documentada en esta zona en la Edad Media- que podrían llevar a que las gentes del entorno intentaran buscar un suelo sagrado especial para el descanso eterno de sus malhadados vástagos.

elementos reutilizados La campaña también ha sacado a la luz otros enterramientos “reutilizados”. Una escalera de acceso al templo “que fue eliminada en el siglo XVIII y que obligaba a ascender para acceder a la nave”, así como un nuevo tramo del muro del edificio utilizado en los siglos XIV y XV (anterior al templo actual) que descubrieron la pasada campaña, y del cual esperaban poder aclarar en esta su función y características, ya que no sabían si se trataba de una iglesia, de una torre banderiza o de una mezcla de ambas.

Lo que sí saben es que su construcción implicó la destrucción de un edificio anterior, que asocian a la primera iglesia, y localizado al este de la necrópolis. Contó con dos enterramientos de entre los siglos XI y XII, que sacaron a la luz en la primera campaña arqueológica de 2015. La excavación de la primera semana de septiembre intentará llegar hasta la roca natural de este muro para arrojar algo de luz sobre esta construcción. Eso sí, “será a puerta cerrada”, advierte Escribano.

Quien quiera conocer in situ este proyecto arqueológico tiene una última oportunidad en las visitas guiadas que se desarrollarán hasta el 3 de agosto. “Después de la intervención imprevista de septiembre, se volverá a cubrir la zona intervenida, porque es la mejor forma de conservarla, y no habrá opción de verlo más, aparte de en la documentación gráfica que estamos tomando”, apostillan.

Las salidas, completamente gratuitas y tanto en castellano como en euskera, tienen lugar todos los martes de 09.30 a 13.30 horas, los jueves de 15.30 a 19.30 horas y los sábados tanto por la mañana como por la tarde. Para asistir solo hay que llamar de forma previa para concretar hora al número de teléfono 619 75 33 02. El atractivo de las visitas de este año es que, además de explicar la historia del templo y las excavaciones, una guía profesional adentra a los asistentes en la mitología del entorno, al igual que se hizo el pasado año con las Guerras Banderizas que se produjeron entre los siglos XIII y XV.