Vitoria - Ocupación sin polémica en Abetxuko. Los tres miembros de una familia que hasta ahora residía en Errekaleor se han mudado a la calle de Los Tilos, conocida por haber albergado, en dos inmuebles diferentes, a los Manzanares Cortés. La llegada, en esta ocasión, ha estado exenta de controversia por dos razones fundamentales: por una parte, los nuevos vecinos del barrio han comunicado su voluntad de “crear comunidad”, y por otra, se han instalado en una vivienda que no pertenece a ningún vecino, sino que es propiedad, según confirman los residentes en la zona, del Banco Santander.

A pesar del buen recibimiento, el traslado de esta familia, compuesta por una mujer de 76 años y sus dos hijos, hizo saltar todas las alarmas en el momento en el que se llevó a cabo el pasado 10 de julio. Los vecinos de Abetxuko observaron movimientos sospechosos en torno al inmueble y avisaron a la Ertzaintza, que se desplazó hasta el lugar e identificó, como es habitual en estos casos, a estas tres personas.

Sensibilizados por la ocupación de la casa de una vecina por parte de los Manzanares Cortés en verano de 2016 y los enfrentamientos que se sucedieron a continuación, los vecinos del barrio-pueblo se interesaron por saber qué personas se habían establecido en la casa. Los responsables de la asociación de vecinos Uribe Nogales se entrevistaron con ellos para esclarecer la situación y los recién llegados les manifestaron su voluntad de “sumar” y “crear comunidad” en la zona. Asimismo, les confirmaron su sintonía con la “filosofía okupa”, que les ha llevado a residir y a compartir proyecto vital en Errekaleor desde 2015 hasta ahora.

Una de las circunstancias que ha motivado su traslado a Abetxuko ha sido, precisamente, la ausencia de suministro eléctrico. La mujer sufre problemas de movilidad y se traslada en una silla movida por baterías, que se cargaban mediante un generador de forma muy farragosa. Además, residían en uno de los bloques situados en la parte alta de la zona y la mujer se veía obligada a salvar a pie un tramo de escaleras antes de acceder al portal.

El inmueble en el que ahora viven ha sido objeto de varios intentos de ocupación en los últimos meses. Unos de sus últimos ocupantes fueron los miembros de una familia gitana que, si bien en un principio se integraron sin problemas, posteriormente acogieron a varios pichis, lo cual enfadó a los vecinos. - A. Burdain