vitoria - Mientras Gasteiz sigue rentabilizando su condición de Green Capital, las buenas prácticas ambientales también han comenzado a generalizarse con el tiempo en el tejido empresarial de la ciudad, tanto entre las firmas de menor tamaño como entre sus gigantes industriales. Y lo han hecho, precisamente, al calor de una iniciativa surgida tras la concesión del galardón verde a Gasteiz en el año 2012, el Pacto Verde, que arrancó como una modesta declaración de intenciones de un grupo de empresas comprometidas con el medio ambiente pero que con el tiempo ha ido alcanzando otra dimensión en el camino hacia la sostenibilidad. A día de hoy, son ya 230 las empresas, organizaciones e instituciones adheridas a esta comunidad, según los datos en poder del Ayuntamiento.

Los premios Pacto Verde, que todos los años reconocen las mejores prácticas puestas en marcha en la ciudad, han servido a muchas de ellas como acicate para unirse a esta gran familia y, de paso, lograr importantes beneficios ambientales y empresariales. El control del consumo energético o de la contaminación generada, el ahorro de agua, la reducción de residuos o del consumo de materias primas son sólo algunas de las áreas sobre las que las empresas han incidido, proyectos ya puestos en marcha y que han permitido dar una vuelta a sus modelos de producción.

El año pasado, segunda edición de estos galardones, sobresalieron entre los 25 proyectos presentados La Granja de Usama -microempresa-, Geograma -pequeña empresa- y Michelin -mediana y gran empresa-, gracias a sendas prácticas enfocadas, respectivamente, en las energías renovables, la movilidad sostenible y el ahorro energético unido a la reducción de residuos. “Veníamos tiempo dándole vueltas y los premios fueron un impulso. Cuando ganamos, tuvimos repercusión y nos hizo bastante ilusión”, valora Alejandro Guinea, socio director de Geograma, una consultoría de topografía, cartografía, sistemas de información geográfica y geoinformación radicada en el barrio de San Martín.

La empresa, valiéndose de su capacidad para calcular rutas “con muchísima precisión”, realizó un estudio para conocer las ventajas económicas, sociales y de salud que tienen los desplazamientos en bicicleta en el que se implicó un número importante de sus trabajadores. Calculó mediante mapas inteligentes el tiempo invertido por el personal para desplazarse hasta la oficina en distintos medios, así como el impacto medioambiental que eso supone, y logró obtener unos parámetros “reales” que le permitieron evaluar los beneficios de las dos ruedas y, a la larga, incentivar su uso. “La huella ecológica generada por el coche era bastante grande, así que después de hacer el estudio decidimos pagar el kilometraje en bicicleta con un compromiso de utilización de tres días a la semana”, expone Guinea. Una decena de trabajadores decidió comenzar a ir a partir de entonces en bicicleta a trabajar, una cifra nada desdeñable en una empresa que cuenta con 40 profesionales en nómina.

beneficios numerosos Las mejoras ambientales de esa iniciativa han sido evidentes: La plantilla ha logrado reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera, reducir el coste social del uso del coche y ahorrar muchos litros de combustible. Desde el punto de vista empresarial, los trabajadores han logrado también un beneficio económico notable y, entre otras cosas, cumplir las recomendaciones de la OMS sobre actividad física.

Una de las grandes empresas del territorio adherida al Pacto Verde, Michelin, fue también galardonada el año pasado gracias a la puesta en marcha de un novedoso sistema que aprovecha la energía residual para el secado de lodos. La entidad ha logrado reducir la humedad del 70 al 7%, lo que facilita el tratamiento del gestor de valorización al estar más secos. La reducción de los residuos generados se cifra en 130 toneladas por año, a lo que se une el aprovechamiento de la energía residual y una mejora en todos los procesos de tratamiento de los residuos. Empresarialmente, Michelin ha logrado un importante ahorro económico por la reducción de residuos. “Es una acción redonda, alineada a la economía circular”, expone Aida Rebollo, especialista en Medioambiente en la empresa, quien no esconde su “satisfacción” por el reconocimiento logrado. “No todo consiste en realizar grandes acciones. Cuando se actúa implementando avances y mejoras en el ámbito del respeto al medioambiente, se hace una apuesta real por el desarrollo sostenible”, enfatiza la profesional.