Ozaeta - Un vehículo adquiere el apelativo de histórico en la medida que marca una época, en lo deportivo, comercial o tecnológico, o bien por ser inspiración o haber significado un avance en la industria del automóvil. Otras veces, es la historia la que transforma la manera que la sociedad tiene de entender el automóvil. Ozaeta se convirtió en un verdadero escaparate de joyas sobre ruedas al más puro estilo americano en la tercera edición del Barn Out Meeting, en la que la lluvia fue protagonista junto al olor a gasolina y la pasión por el mundo del motor.
Las inmediaciones del polideportivo de Ozaeta se convirtieron en punto de encuentro de los enamorados de los Hot Rods, los Ford, Chevrolet y Oldsmobile al más puro estilo americano. El punto álgido del encuentro tuvo lugar ayer por la tarde, aunque las actividades comenzaron ya el viernes por la noche. La música y una calurosa bienvenida recibieron en el idílico paraje a escasos 20 kilómetros de Gasteiz a los aficionados a la customización de vehículos clásicos de estilo americano.
Decenas de personas se acercaron ayer hasta el recinto atraídos por el olor a gasolina, el rugir de los motores y el halo de nostalgia a tiempos pasados. Uno de los modelos que contó con mayor número de representantes fue el Escarabajo, el pequeño vehículo utilitario gestado antes de la Segunda Guerra Mundial (1939 a 1945) y producido en masa después de esta, supuso una auténtica revolución primero a nivel europeo y luego mundial. Uno de los que más llamó la atención fue el de Eduardo, un brillante Volkswagen escarabajo de color morado de 1962, reparado totalmente “en casa”. La restauración, que le ha llevado un año entero, ha modificado la suspensión neumática, retapizado completo, la pintura o el acondicionado del motor.
Unai, miembro del club organizador Betrayers Car Club, “unos cuantos amigos de Vitoria y Bilbao, que se han juntado para disfrutar modificando y rodando con viejos cacharros”, como ellos mismos se definen, señaló que varios de los participantes llegaron de la zona de Francia, varios catalanes o vascos, entre otros. “La cultura de los vehículos modificados al estilo de la época de lo que se estaba haciendo en Estados Unidos desde finales de los años 30 en adelante. Es algo que no se ve mucho”, señaló Unai, quien reconoció que “quién ha acudido aquí se ha trabajado sus propios coches, no hay quien haya venido a golpe de billetera y hay comprado el coche tal y como está aquí”. Una gran afición y los suficientes conocimientos de mecánica les ha permitido convertir modelos de desguace en auténticas obras de arte.
orgullosos de sus coches Otro de los modelos que atrajo la atención de los asistentes por su originalidad fue un Opel Capitán de color salmón. Unai, por su parte, mostró orgulloso su Ford Coupé 59 de color granate “que estaba completamente destrozado, iba a ir a la chatarra” y hoy en día acude con él “incluso a viaje largos”. En su poder desde hace casi cuatro años ha conseguido devolverle su esplendor con mucho trabajo y sacrificio. “El primer año estuvimos trabajando a tope con él. He restaurado el motor o la chapa, porque tenía podridos”, señaló al tiempo que reconocía que “todavía podría hacerle alguna cosa más”.
Muchos de los asistentes coincidieron en señalar que sus vehículos son atractivos cuando salen en carretera. “Muchos otros conductores se parean en la carretera para sacar vídeos o sacar fotos y a veces asusta porque cualquier golpe no se arregla tan fácil como un coche actual”, apuntaron al tiempo que admitían sentirse “orgullosos” en estas situaciones.
José acudió a la cita de Ozaeta con dos curiosos vehículos. Una moto Guzzi Hispania 65 centímetros cúbicos de color rojo, fabricada en el año 1959 y que se puso en circulación un año más tarde y un Seat 600 de color azul cielo que se matriculó el 27 de julio de 1973 y que se dejó de fabricar el 31 de julio del mismo año. “Es un vehículo clásico, pero de los más modernos”, aseguró. “Lo único que no lleva original este vehículo son los espejos, la parrilla que es un accesorio de época y la rejilla delantera”, reconoció su propietario desde hace cuatro años.