vitoria - El anonimato que ofrece Internet constituye un imán irresistible para numerosos estafadores, que no dejan de idear nuevos métodos para engañar a sus víctimas. Tal y como denunció ayer la Ertzaintza, la última amenaza de los delincuentes cibernéticos se centra en los teléfonos móviles y las autoridades alertan de la puesta en marcha de un fraude a través de un número de tarificación especial. Los timadores envían a los dispositivos un mensaje automatizado informando de un supuesto cargo bancario de algo más de 200 euros por el envío de un paquete y ofrecen un número de teléfono que comienza por 807 para obtener más detalles y poder proceder a la cancelación de la compra. Al tratarse de una línea con tarifa muy superior a la normal, de 1,20 euros el minuto, las facturas de quienes llaman se cargan con dinero que va a parar directamente a los titulares del número 807.

A lo largo de los últimos días, la Ertzaintza ha recogido dos denuncias en las comisarías de Eibar y Tolosa, en las que se informa de sendos intentos de fraude, aunque en ninguno de los dos casos llegaron a consumarse. Además de estas dos denuncias concretas por tentativa de fraude, la Ertzaintza ha recibido recientemente varias llamadas de ciudadanos de la CAV alertando de este tipo de maniobras.

Los responsables de la Policía autonómica aconsejan no atender estos mensajes y denunciar en caso de convertirse en víctima. Asimismo, recomiendan desconfiar cuando personas o entidades desconocidas remitan a números de tarificación especial.

la policía local advierte También la Policía Local de Vitoria ha advertido a través de sus canales de comunicación digital de la existencia de otras ciberamenazas que pululan por Internet. Así, alertan de una amplia variedad de modalidades, comenzando por la más clásica, los banners publicitarios engañosos.

Dirigidos a una audiencia poco familiarizada con Internet, estos banners simulan ofertas interesantes o botones de descarga. Al hacer clic en ellos, el usuario es invitado a introducir su número de teléfono móvil, lo cual activa automáticamente un servicio de mensajería premium. Cada SMS recibido en el móvil a partir de ese instante es cobrado sustanciosamente al titular de la línea.

Las relaciones a través de las redes sociales también pueden ocultar un reverso tenebroso. Los estafadores contactan con las víctimas, entablan conversaciones, les envían fotos y cuando consiguen enredarlas, les piden dinero para poder viajar y conocerse personalmente. Una vez hecha la transferencia, el o la pretendiente desaparecen del mapa.

Las denominadas cartas nigerianas, esas en las que un supuesto heredero de una fortuna pide nuestra ayuda para cobrar una herencia, también se han adaptado a la era digital a través del correo electrónico. Como siempre, solicitan un adelanto para poder pagar los gastos derivados de los trámites. Los remitentes suelen ser de Nigeria, Costa de Marfil o Sierra Leona.

Las ofertas de trabajo desde casa también pueden esconder peligros, sobre todo en tiempos de crisis. A cambio de un falso empleo de comercial, los estafadores reclaman el abono de un adelanto a cambio del material necesario para poder empezar a trabajar. Algunos, incluso crean webs corporativas que refuerzan la ilusión de su falso negocio.

mula ‘phising’ Las transferencias de en torno a 3.000 euros a cambio de comisiones, encaminadas realmente al blanqueo de dinero, son realmente peligrosas. Las víctimas sirven de puente entre organizaciones delictivas y no sólo se convierten en estafados, sino también en delincuentes por convertirse en colaboradores o mulas.

Internet puede ser un buen recurso para comprar y vender vehículos, pero también abundan los estafadores. Es conveniente constatar la fiabilidad de los sitios web que se emplean en estas transacciones para evitar sorpresas desagradables.

Otras páginas web fraudulentas ofrecen productos de alta gama a precios fantásticos con el único interés de que el usuario facilite los datos de su tarjeta de crédito. A partir de ahí, son los delincuentes los que hacen las compras con dinero ajeno.

En ocasiones, los usuarios reciben comunicaciones en las que se les informa de que les ha tocado la lotería, habitualmente en un país extranjero. Teniendo en cuenta que los destinatarios jamás han jugado a la lotería de ese país, el fraude es evidente.

El phising y el pharming son otros dos clásicos de la Red. El primero consiste en enviar emails tratando de suplantar al banco para obtener las claves de la tarjeta de crédito. El segundo es igual, sólo que a través de páginas falsas o vulnerabilidades en las webs oficiales que redireccionan a sitios fraudulentos.

Los falsos virus, como el de la Policía, que bloqueaba la pantalla del ordenador con avisos de haber consumido pornografía infantil o algo similar, generó grandes sumas de dinero a sus creadores. El sistema reclamaba el pago de una multa a cambio de desbloquear el terminal. La otra cara de este fraude son los falsos antivirus, que alertan de la presunta infección de la computadora con virus que en realidad no existen. Eso sí, siempre a cambio de dinero.

Finalmente, existen engaños mucho más complejos, como el de los cerrajeros 24 horas. Muchas empresas pagan enormes sumas a Google Adwords para aparecer en los primeros puestos o recurren a técnicas de posicionamiento para figurar en lo más alto de las búsquedas de este navegador. Los usuarios de este tipo de servicios, a menudo apurados por las prisas, hacen clic en las primeras sugerencias y estos cerrajeros acaban cobrándoles hasta cuatro veces lo que cuesta en realidad el servicio. Cuando las críticas arrecian en su contra, simplemente cambian de nombre.