Vitoria - Infinito +1 regresa a la capital alavesa con una película sobre el Camino de Santiago. Esta productora española ha apostado por el cine espiritual llevando a cabo ya dos producciones -La Última Cima y Tierra de María-, que han sido un gran éxito en varios países. Ahora llega a Gasteiz con Footprints, el camino de tu vida. Una cinta que tiene como escenario la Ruta Jacobea. A partir de mañana se podrá ver en los cines Florida. Además lleva el aliciente de que el 10% de lo que se recaude en taquilla irá destinado a Cáritas Diocesana. Esta donación se está llevando a cabo en todas las diócesis en las que ya se ha proyectado.

¿Qué van a encontrar en ‘Footprints’ los espectadores que acudan al cine?

-Footprints es como un código de circulación en formato audiovisual. Los primeros espectadores nos escriben para contarnos lo que se han encontrado. Señales de tráfico, muy sencillas, para caminar en la vida con más amor, con más alegría, con más libertad. Todas las experiencias de los peregrinos tienen una aplicación directa en la vida de cualquiera, y son aplicables a cualquier camino que estemos recorriendo, cada uno, hoy.

¿Cómo nació este proyecto?

-La idea no fue nuestra, sino de un grupo de peregrinos de Arizona. Nos escribieron para proponer que hiciéramos una película que mostrara la dimensión espiritual del Camino de Santiago. Ellos eran conscientes de que ya se habían hecho películas que mostraban la dimensión cultural, histórica, paisajística o turística. Pero no conocían ninguna película que reflejase la auténtica peregrinación espiritual realizada con el mismo espíritu que animó a los primeros peregrinos del Camino, que buscaban un encuentro íntimo con Dios en ese territorio sagrado. La propuesta nos gustó, era un reto seductor... Y aceptamos. Hoy, con la película ya en salas de cine de varios países, nos alegramos muchísimo de no haber pasado de largo ante aquel mensaje que recibimos.

¿Había realizado el Camino de Santiago antes?

-No... Y muchas veces había expresado en voz alta mi deseo de hacerlo. La oportunidad surgió sin buscarla, por sorpresa, como un regalo inesperado de la vida. Así sucede muchas veces. Expresamos nuestros deseos hermosos... Dios toma nota... Y un buen día nos lo regala, de modo elegante, como si sucediera de casualidad.

¿Sabía que por Álava discurre una de las vías de la Ruta Jacobea?

-Sí, lo sabía. Y seguramente será tan preciosa como la Ruta del Norte, que nosotros conocimos junto con los protagonistas de Footprints.

Infinito +1 es una productora que apuesta por productos que hablan de Dios, de la Virgen, de la fe, ¿por qué?

-Por muchos motivos. El principal... Porque cada uno habla de aquello que ama. Yo no encuentro nada más hermoso, grande, misterioso, cercano, cotidiano y positivo, que la acción de Dios en el mundo hoy. No encuentro un protagonista más fascinante que un Dios que se ha hecho esclavo humilde del hombre. No encuentro otro asunto más beneficioso del que hablar con el espectador. Para entretener, cualquier historia es válida si se sabe contar con los recursos propios del lenguaje audiovisual. Pero si además de entretener, lo que cuentas tiene potencial curativo para el espectador... Entonces ya no me conformo con entretener o con tener audiencia. Cuando un espectador te cuenta de qué modo tu película le ha ayudado a mejorar su vida... No encuentras un premio de más valor. Y por suerte, desde que empezamos a trabajar en Infinito +1, los testimonios que nos llegan de personas que salieron del cine con más paz que como entraron, son abundantes.

¿Comercialmente es rentable la temática que abordan?

-Hacer cine hoy, en España, es un reto apto solamente para personas apasionadas que aspiren a algo más importante que a ganar dinero. Si además, tu cine no es esclavo de las modas, ni esclavo de las ideologías, ni esclavo de los poderes políticos o culturales... Entonces tus dosis de pasión han de ser aún mayores. Si nosotros hubiéramos hecho un business plan, el resultado habría sido clarísimo: no lo hagas, porque esto no va a ser rentable, nunca. La rentabilidad a la que aspiramos es muy superior a que la cuenta de resultados esté saneada. Lógicamente, necesitamos medios económicos para producir y distribuir. Nuestro primer trabajo, antes de empezar a filmar, consiste en buscar el dinero. Es un trabajo arduo, largo... Llamamos a muchas puertas, para presentar nuestros proyectos, confiando en que surjan personas que estén apasionadas por la evangelización y quieran colaborar en esta misión. Sin la participación de estas personas generosas que no han calculado sus beneficios económicos, no habríamos rodado un solo plano ni habríamos estrenado en una sola sala. Si el anuncio del Evangelio se hubiera hecho con criterios de rentabilidad económica, no habría habido ni un solo cristiano. Porque a Cristo no le salió rentable venir a la tierra. No se desgravó ni una sola gota de sangre. Su business plan era un fracaso garantizado. Y sin embargo, lo hizo. ¿Vamos a analizar nosotros la posible rentabilidad de nuestro trabajo? ¿Para qué? ¿Para pensar si lo hacemos o no? Ni hablar.

En la lista de éxitos de Infinito +1 conocemos ‘La última Cima’ y ‘Tierra de María’. ¿Cuál es el próximo proyecto?

-Tenemos varios proyectos, pero la realidad -y no los deseos- es lo que va marcando el ritmo de producción. Ni La Última Cima, ni la serie de Te puede pasar a ti, ni Tierra de María, ni Footprints, fueron proyectos... Y sin embargo, ahí están. ¡Ya en 26 países! Ahora queremos producir una película sobre el perdón, y estamos en esa fase que antes mencionaba: la búsqueda de dinero, para poder hacerla. Cuando surjan personas que sientan la llamada a colaborar y no frenen ese impulso interior, la haremos.

¿Visitará Vitoria próximamente?

-Nunca se sabe... En estos últimos seis años he visitado 25 países... Y ningún viaje estaba planificado. Esta semana voy a tres ciudades... Quién sabe si pronto acabaré en Vitoria. Cualquier rincón del País Vasco es, para mí, mi casa, mi hogar. Mi abuelo era de Vitoria -ahí está enterrado- y los mejores recuerdos de mi infancia son en Hondarribia. De modo que no me cuesta mucho esfuerzo regresar al hogar de mi infancia.