vitoria - Corría el 4 de agosto de 2006 y Alfonso Alonso, por entonces alcalde de Vitoria, aseguraba sentir que aquél era un momento “emocionante” y “de especial trascendencia” para la ciudad. Inauguraba, orgulloso, la reformada plaza de toros y vislumbraba un futuro en el que este recinto, el “multiusos” marcaba el despuntar de la capital. Hoy, cuando se cumple el décimo aniversario de aquella puesta de largo, el inmueble que había de abrir el camino hacia el éxito muestra un palmarés bastante más exiguo de lo esperado. Unos cuantos conciertos, diferentes ferias, algún espectáculo deportivo y una temporada taurina en horas bajas. También acogió los partidos de baloncesto del Baskonia durante las obras de reforma del Buesa Arena en la primera parte de la temporada 2011-2012. En una palabra, infrautilización. Además, la gestión del inmueble por parte del Ayuntamiento no ha quedado exenta de polémica, ya que la Fiscalía denunció en su día a la que fuera concejal de Cultura con el PP en 2013, Encina Serrano, por presunta prevaricación y malversación de caudales públicos al facilitar rebajas de hasta el 90% en los alquileres del recinto. La magistrada encargada del caso archivó dicha denuncia, pero la Fiscalía recurrió el archivo.

Regresemos a 2006. El Iradier Arena abría sus puertas a tiempo. Alonso quería estrenarlo antes de La Blanca y su deseo se cumplió. Quedaba pendiente la colocación de la cubierta del edificio y el sistema de gestión del recinto, pero lo importante era llegar a tiempo para las fiestas. Parte de aquél logro, según reconocía el entonces alcalde y actual ministro obedeció a la “implicación” de una empresa tan fuertemente vinculada a Vitoria como FCC, “que se ha volcado y ha demostrado su capacidad de trabajo”. No en vano, Alonso había canjeado a la compañía el coste íntegro de la reforma por el permiso para vender libremente los pisos y las oficinas resultantes de la operación urbanística.

La corrida inaugural discurrió por la senda de lo esperado. Tres diestros, tres orejas. A continuación, se esperaba que el inmueble justificara los millones gastados en cemento con la llegada de Elton John, pero el anunciadísimo concierto del divo británico nunca llegó. El gabinete de Alonso reconoció su intención de desembolsar 600.000 euros para traer al icono británico hasta la capital alavesa, pero no hubo manera. La apuesta de los populares se frustró a pesar de las declaraciones de Encina Serrano, que daba la contratación por “cerrada y garantizada”. La velada de piano, que había de tener lugar una semana antes de las elecciones municipales y forales de aquél año, nunca se celebró.

Quien sí acudió a su cita con el Iradier Arena fue Fito, acompañado de sus inseparables Fitipaldis. Llegó, tocó y triunfó en el que tal vez haya sido el concierto más multitudinario del reformado coso. David Bisbal debía seguir su estela, pero a última hora se decidió cambiar de ubicación y el almeriense acabó ofreciendo su segundo recital en el Buesa Arena.

Melendi, Marea y Manolo García sí que hollaron el albero gasteiztarra, aunque a un precio mucho más reducido de lo previsto. Los tres debían aportar 52.890 euros a las arcas municipales en concepto de pago del alquiler, pero las rebajas de Encina Serrano lograron que sólo ingresaran 176 euros. Un descuento tan especial como el que disfrutó el cómico Leo Harlem, quien en un principio debía pagar 35.260 euros pero que únicamente abonó 714. La celebración de la Feria de Abril de aquél año tuvo otra sustanciosa reducción de cerca de 100.000 euros en su tarifa de alquiler y otra serie de eventos, como una feria de bodas, una exhibición de coches acrobáticos, el circo Wonderland o la Fiesta del Marisco de Galicia, obtuvieron igualmente fuertes rebajas . En resumen, en lugar de percibir 1,3 millones, el Ayuntamiento cobró sólo 18.127 euros. Sin embargo, la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Vitoria estimó que ceder el uso a un precio inferior al reglamentario no es delito. Una interpretación que, a día de hoy, sigue sin ser compartida por los responsables de la Fiscalía.

infrautilizado y con mal sonido Durante la etapa en la que el también popular Javier Maroto ocupó el sillón de alcalde de Vitoria, su concejal de Cultura, Iñaki García Calvo, reconocía que las cifras del Iradier Arena estaban muy lejos de convencer a nadie. Corría 2014 y el multiusos satisfacía cada vez menos usos y a menos usuarios. Si en 2013 se habían celebrado 46 sesiones, entendiendo por sesión cada apertura al público bien por la mañana, bien por la tarde, la cifra sumaba 30 pases menos que el ejercicio anterior. Los eventos estrella de aquél año fueron la feria BioAraba, la Euskal Encounter y la retransmisión del Jaén-Alavés. García Calvo reconocía que el gobierno municipal no estaba satisfecho con los números y que los datos no eran buenos. La explicación de este mal comportamiento era, a su entender, la crisis económica.

El frío y la calidad acústica de la infraestructura siempre han sido objeto de polémica y de recelo entre los promotores de eventos, lo que se ha acabado traduciendo en una agenda de actos mucho menor de lo previsto. Por ejemplo, en un principio el PP barajó la posibilidad de que el Festival de Jazz, que estos días llena Vitoria de música, se trasladara al multiusos, pero la propuesta no prosperó debido precisamente al mal sonido de la estructura. El cierre superior representa un quebradero de cabeza para los técnicos y son muchos los espectadores que han criticado abiertamente la sonoridad del recinto a lo largo de estos diez años. Se forma eco y el sonido reverbera. En 2012, ante las quejas de una vecina que había quedado decepcionada tras asistir al concierto de Manolo García, el Ayuntamiento le respondía en su página web que “La acústica de todos los locales, incluido el Iradier Arena, tiene un componente físico pero también mucho, muchísimo de percepción personal”.

A pesar de todo ello, en 2014 el portavoz de Cultura del PP descartaba la posibilidad de invertir fondos municipales para mejorar la nitidez sonora del inmueble. Dos años antes ya se habían invertido 20.000 euros en un estudio -otro más- para convertir el Iradier Arena en un lugar audible, pero los resultados no fueron los esperados.

A finales del mes pasado, con el PP ya fuera del gobierno municipal, García Calvo volvió a hablar del Iradier Arena. Esta vez, para proponer una novedosa fórmula que no se había puesto sobre la mesa anteriormente: sacar a concurso la explotación del recinto por parte de una empresa privada. El concejal popular subrayaba que esta solución permitiría dejar en manos de la firma adjudicataria la mejora de la calidad acústica del recinto, un proyecto que ya se valora en cerca de un millón de euros. La idea consistiría en colocar un aislante en la cubierta, cortinas perimetrales en la fachada, paneles absorbentes verticales y un forro sobre las gradas. Según el edil del PP, hay varias empresas interesadas en acceder a este, por ahora, hipotético concurso. - DNA / Foto: José Ramón Gómez

rebajas. La gestión municipal del recinto en la época en la que Encina Serrano fue concejala de Cultura conllevó rebajas en los alquileres de hasta el 90%.

pases. En 2013 se constataba el declive en los usos con 46 pases públicos de espectáculos, 30 menos que los que se habían programado el año anterior.