el pabellón polideportivo municipal de Laguardia acogió este fin de semana la Feria de Antigüedades y Coleccionismo, un evento que se celebró por primera vez en 2009 pero que no se había vuelto a realizar hasta ahora. La feria, organizada por dos anticuarios y coleccionistas, Vicente Alcubierre, de Antigüedades Alcubierre, y Ramón Camps, sirvió para que los asistentes disfrutaran de una enorme cantidad de muebles, herramientas, enseres de casa, obras de arte y un sinfín de otros elementos, todos unidos por el común denominador de estar presentados por expertos, coleccionistas y restauradores.

Vicente Alcubierre contaba ayer a este periódico que habían intentado exponer un poco de todo. “Antes se llevaba muchísimo mueble, pero en la actualidad no cabe en las casas y es una pena muy grande que se vaya perdiendo esa cultura que había de la antigüedad y que hoy no se está transmitiendo a la gente joven, que sólo compran cuando ven que es una cosa regalada”, aseguró.

Este profesional se lamentaba porque “si quieres seguir en el negocio, tienes que educar un poco, explicar a la gente por qué lleva ese precio, por qué lleva una restauración, el tiempo que lo has tenido que mantener... y al final hay quien entra con alguna pieza”. Se trata de largos procesos que no siempre finalizan con la rentabilidad esperada, porque “la venta al día de hoy está muy dura”.

“No estamos como estábamos antes, con muchísimos aficionados a las antigüedades, y esto se va perdiendo”, apuntó. Por eso, durante la feria pidió “echar una mano entre todos si queremos conservar lo que nos han dejado nuestros antepasados, porque esto no es algo que nos inventemos”.

Los profesionales del sector como Alcubierre recuerdan que conservar el patrimonio etnográfico e histórico “sería una gran labor para transmitir a nuestras descendencias que la cultura viene porque nuestros antepasados nos dejaron algo de lo que hoy tendríamos que presumir. Ellos sin medios hicieron mucho, y hoy con medios lo único que estamos haciendo es copiar”, lamentó.

Lo que se pudo disfrutar en Laguardia llamaba la atención por su autenticidad. “La maravilla es coger cualquier pieza, un hierro que se hacía con fuego, con tierra y, a golpes, ir moldeándolo y ver una pieza con encanto. Lo que hacen las máquinas es muy sencillo y muy fácil”, mantenía este profesional con años a sus espaldas. Alcubierre, que procede de Almudevar, en Huesca, estaba encantado con la recepción que había tenido en Laguardia y el respeto que se tiene en Euskadi por las antigüedades.

Otra cosa fue el resultado de ventas del acontecimiento, pues los organizadores coincidieron en contar que estaban “acostumbrados a poner algo muy barato y que, aún y todo, la gente trate de reducirlo a la mitad”. “Y encima, después de bajar el precio, no lo compran. La venta está difícil porque no es un artículo de primera necesidad, salvo que sea un coleccionista”, concluyó Vicente Alcubierre.