gasteiz - Abogado en ejercicio desde 1996 y con pasado en la política foral y vasca -fue juntero y parlamentario con la extinta Ezker Batua durante casi diez años-, Fernández (Vitoria, 1972) inició su colaboración con este colectivo de defensa a la mujer tras el asesinato de su anterior letrada, Begoña Rubio, en el año 1999. Cuando sucedió el crimen, el Colegio de Abogados designó de oficio los asuntos de Rubio a todos los letrados que se encontraban en turno, uno de los cuales recayó en Fernández, que finalmente terminó convirtiéndose en el abogado del colectivo en Álava y, con los años, también en su delegado en Euskadi. “Para mí ha sido una oportunidad única trabajar por la igualdad. Me han enseñado muchísimo. Ha sido una oportunidad y una experiencia increíble, única y muy enriquecedora haber podido conocer a Blanca Estrella Ruiz -la presidenta de la asociación-, que es un hito en el feminismo en España. Además, es una de las pocas asociaciones estatales que tienen su sede en Euskadi”, reconoce Fote, que así le conocen sus allegados, antes de iniciar su entrevista con este periódico. El encuentro sirve para dar un rápido repaso a las carencias aún existentes en el ámbito de la igualdad, a los retos pendientes, a la situación del juzgado de Violencia sobre la Mujer de Gasteiz, en el disparadero estos días por la denuncia presentada contra su titular, o al caso que estremeció a la ciudad a comienzos de año, el asesinato de la pequeña Alicia y la brutal agresión a su madre.

Esta última semana ha sido noticia la denuncia de su asociación contra la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Gasteiz por “humillar” a las víctimas con algunas de sus preguntas y comentarios. Según alertan, llueve sobre mojado.

-Hemos presentado una queja formal ante el CGPJ, que está en curso, y que viene a decir que hemos hecho muchísimo en la lucha contra la violencia de género, pero también que queda mucho por hacer. Es otro ejemplo más de que podemos hacer muchas leyes y rellenar muchos papeles, pero que si al mismo tiempo no dotamos los recursos de medios personales y materiales adecuados todo se queda en la teoría. Es necesario poner medios para que las acciones que se prometen se puedan realizar. Lo único que tenemos que decir es que esperamos que la resolución llegue pronto.

No quiere entrar más al detalle.

-No quiero entrar al detalle en la queja porque es un asunto que hemos elevado al CGPJ y por respeto al procedimiento, que ya se ha incoado. No quiero realizar ninguna manifestación más al respecto. Sólo puedo decir que creo que es el momento de que haya más voces que se impliquen en este tema.

Hablando de esa falta de medios, también esta semana el sindicato ELA ha denunciado la “cruda realidad” a la que se enfrentan estos juzgados. Dice la central que falta formación, recursos, que hay situaciones de estrés y de agotamiento laboral... No parece el mejor clima para un servicio tan sensible.

-Sí. El problema más acuciante es la escasez de medios, porque este juzgado es muy peculiar. De todas formas, también hay que denunciar que cuando hablamos de lucha contra la violencia de género, casi siempre nos centramos única y exclusivamente en la labor judicial, pero los juzgados son como los quirófanos, la última solución. Estamos hablando del último remedio al problema. Por eso, es necesario hablar mucho más de formación, de prevención y de educación para evitar el quirófano. Esta parte de la Ley integral de lucha contra la Violencia de Género hay que desarrollarla. Entonces, tendríamos muchos menos juzgados. Y desgraciadamente, en este país casi todas las soluciones parece que dependen de arreglar las cosas en los juzgados. Respecto al trabajo que tienen ahí, hay un nivel importante de saturación. Hacen falta muchísimos más medios y también adaptar la Justicia a este tipo de delitos. Tenemos que recordar que, al fin y al cabo, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer tiene como herramienta el Código Penal. Y el Código Penal es una herramienta sancionadora, punitiva, castigadora. Nada más. No soluciona el problema de la violencia sobre la mujer, sino que sólo castiga al maltratador. Por tanto, es una pata, pero no la única pata. Y por desgracia, es la que soporta todo el peso.

¿Qué otras patas cree que deberían habilitarse?

-Cuando hablo de dotar de más medios económicos, materiales y personales a estos juzgados no hablo sólo de más personal propio de Justicia, que es cierto que es necesario por esa saturación, pero habría que implementar ese trabajo con una labor social, psicológica y con un mayor implemento jurídico para que no pase lo que está pasando, que es una especie de embudo donde todo deriva en el juzgado, que es muy ancho al principio, pero después la solución es muy pequeña. Se dicta un ingreso en prisión, una orden de alejamiento, unos trabajos en beneficio de la comunidad... Pero no solucionamos el problema. En definitiva, falta más personal de Justicia, que ese personal reciba realmente la formación adecuada, y además habría que implementar la labor de la Justicia con una mayor coordinación con otros servicios, a los cuales también habría que dotar de más personal porque también se encuentran saturados.

Da la sensación de que cuando algunos representantes políticos hablan de que su prioridad es la defensa de los derechos de la mujer, se les llena la boca.

-El problema es que al final todo hay que traducirlo a la economía, como decía Marx. Uno puede tener muy buenos propósitos, pero si esos propósitos cuestan dinero y no hay dinero, se quedan en eso. Es necesario tomarse en serio la igualdad entre el hombre y la mujer y responder económicamente en esa lucha a favor de la igualdad. Lo cual implica que las instituciones deben hacer un esfuerzo económico, más allá de poner etiquetas o un cartel. Hay que hacer más cosas.

Hablaba de la importancia de la Educación para frenar esta lacra, pero al mismo tiempo los recortes en este ámbito no han cesado. ¿Difícil construir una sociedad igualitaria desde los cimientos?

-La Educación es el futuro, y una sociedad que quiera ser desarrollada debe invertir en ella principalmente. Que su ciudadanía esté formada y tenga criterio. Si formas borregos, es más fácil gobernar, aquí y en el Imperio Romano. Esto no es nada nuevo. Nuestra asociación acude a los centros escolares para hacer formación en igualdad con estudiantes de Secundaria. Y la verdad es que se nos cae el alma al suelo por el escaso nivel de concienciación que hay sobre este problema. Sí es cierto que tienen mucha teoría, pero cuando escarbas un poquito debajo se ve que todo sigue igual, todos los mitos y patrones. Pero también salimos con cierta esperanza, porque lo reciben muy positivamente. Muchos nos preguntan, ¿esto por qué no me lo dijeron con diez años? Ahora es muy fácil poner la televisión y ver programas que son total y absolutamente abominables en cuanto a igualdad. Con lo cual, están perdurando mitos anteriores incluso al franquismo. Estamos hablando de un retroceso tremendo en los roles del hombre y la mujer.

El acoso digital entre los jóvenes es otro de las realidades nuevas a las que se enfrentan.

-Sí. Hemos realizado también guías sobre temas tecnológicos, sobre el uso del móvil y las aplicaciones, y han tenido una aceptación tremenda. Porque, por desgracia, son el instrumento actual de maltrato y desigualdad entre la juventud.

Un instrumento, además, que está soterrado.

-Sí, soterrado y asumido. Los medios tecnológicos permiten un control realmente impresionante sobre las personas. Y también una presión. Todos conocemos el problema del bullying, pero sucede lo mismo en pareja. El maltrato psicológico a esos niveles es tremendo. Y muchas chicas lo tienen interiorizado además. ¿Por qué no le voy a dejar que lea mis mensajes? Es tremendo.

En este sentido, la enorme cantidad de noticias sobre agresiones que vemos todos los días en los medios son la punta del iceberg de un problema de dimensiones desconocidas.

-Efectivamente. Lo que por desgracia vemos es lo más grave. Muchas llegan a ese quirófano, a los juzgados, pero por debajo existe mucha violencia no denunciada y mucho maltrato que tampoco se denuncia. Lo que más llama la atención es que se supone que estamos educando en igualdad a las nuevas generaciones y, sin embargo, esos roles de los años 50 perduran. Hay mucho que trabajar con los chavales.

Gasteiz ha sido este año escenario de uno de los casos de violencia machista más terroríficos que se recuerdan, la muerte de la pequeña Alicia y la brutal agresión física a su madre. Usted dijo en su día que “en absoluto es un caso aislado”. La afirmación asusta.

-Lo que quise decir es que, cuando sucede un caso extremo de este tipo, no lo podemos contemplar desde la perspectiva de que a una persona concreta en un momento dado se le va la cabeza y hace esto. Hay que verlo como un problema estructural. Es un ejemplo de lo que, por desgracia, existe en la sociedad. Una sociedad donde las relaciones interpersonales son cada vez más materiales, donde poner tu carne a la venta en aplicaciones de móvil es cada vez más común. Donde se valora más lo que tenemos y no lo que somos.

Se han personado en este proceso como acusación particular. ¿En qué punto se encuentra el asunto?

-El asunto todavía está en secreto de sumario, que se ha prorrogado un mes, y se ha derivado a Burgos. Como ya está bastante avanzado, se levantará pronto. Ha sido importante el tema de la competencia, porque normalmente corresponde al lugar donde pasan los hechos, salvo en los casos de violencia de género, donde se atiende al domicilio de la víctima. Se ha valorado derivar el caso a Burgos por ser el domicilio de la víctima. Estamos pendientes de que el nuevo juzgado de Burgos valore la situación del procedimiento. Todo apunta a que el juicio se desarrollará allí.

Por su experiencia, ¿cuándo podría salir el juicio?

-Es un asunto complicado. Antes de verano, imposible. Y diría incluso que veo complicado que se celebre este año.

Han pedido la prisión permanente revisable para el acusado. ¿Confía en que se atienda a su demanda? Sería uno de los primeros casos.

-Es una reforma muy reciente y la asociación entiende que se hizo para los delitos extremos de asesinato, porque antes existía una desigualdad enorme en penas respecto a determinados delitos. Esperamos que se aplique la máxima pena porque estamos ante uno de esos casos.