Referendos o llamadas a las urnas cuando el asunto a decidir sea polémico o de relevancia suficiente para la ciudad; la posibilidad de que ciudadanos a título particular o asociaciones no inscritas en el registro tengan la posibilidad de trasladar sus quejas y propuestas a los partidos y de que el proyecto de cualquier colectivo se debata en el Ayuntamiento si se considera relevante. Son algunas de las herramientas con las que Vitoria se dota a partir de la próxima semana con el fin de mejorar la eficacia de la participación ciudadana, porque las anteriores no convencían ni influían demasiado en las políticas a adoptar después por el gobierno. La participación ciudadana inicia así una nueva etapa en Gasteiz como altavoz de la calle.

El modelo que está a punto de estrenarse no difiere tanto del anterior, pero va un paso más allá. Los foros de debate se denominan ahora auzeguneak y elkarguneak, un cambio de nombre “irrelevante” para las asociaciones que lo que realmente esperan es que el sistema funcione de forma ágil y los temas que los ciudadanos consideran de verdadero interés no se queden aparcados en la mesa de algún político a la espera de una solución que no llega. “Queremos promover una auténtica cultura participativa en la gestión municipal, conseguir que la participación ciudadana tenga verdadera incidencia en la toma de decisiones municipales, disponer de un modelo más flexible que se adapte a los cambios y que motive a la gente a opinar sobre los asuntos públicos”, manifestó el martes la concejala del ramo, Jaione Aguirre, durante la presentación ante la sociedad vitoriana del nuevo modelo de participación ciudadana en el Palacio Europa.

Una reflexión que el movimiento social y vecinal de Vitoria lleva años haciéndose. Su queja más reiterada es que, aunque se les escuche, su voz no tiene voto y después el Ayuntamiento hace lo que quiere. No siempre es así. La opinión de la calle ha servicio en muchas ocasiones para echar atrás proyectos ya hilvanados por las instituciones como la urbanización del área de Tres Santos que pretendía el exalcalde Alonso y a la que los vecinos se opusieron de forma frontal. Similar rechazo al que obtuvo en la era socialista la estación de autobuses que iba a costar la tala de varios de los árboles de Arriaga comiéndose una esquina del parque urbano más grande de Gasteiz. Los vecinos se echaron a la calle y la polémica acabó en consulta en las urnas a los ciudadanos. Y aunque la votación no era vinculante, la negativa cuajó. En otras ocasiones las protestas han servicio para frenar el impulso de los partidos, paralizando actuaciones por miedo al follón que se pueda armar. Como ejemplos, ahí sigue en pie el Gaztetxe pese a los muchos intentos por derribado, incluso con argumentaciones tan a tener en cuenta como que es un edificio en mal estado que en cualquier momento puede venirse abajo. Tampoco ningún partido ha dado de momento la orden de entrar con las máquinas en el viejo barrio de Errekaleor, pese a los varios anuncios de derribo. En Abetxuko los vecinos plantaron cara al tranvía hasta conseguir el modelo de transporte que querían.

Son ecos de un modelo vecinal que también va cambiando por dentro, los líderes vecinales de las últimas décadas van dando paso a nuevas generaciones de portavoces que tiran más de red social que de pancarta para trasladar a los mandatarios sus protestas. Como ejemplos sirvan los últimos debates abiertos en la ciudad sobre la difícil convivencia entre bicis, coches y peatones o por la dudosa calidad del servicio de limpieza y recogida de basuras en la ciudad.

En otros casos son los propios líderes políticos los que se convierten en altavoz de las inquietudes ciudadanas y legislan, por ejemplo, prohibiendo actividades con animales en el circo o la carrera de burros del día del blusa. ¿Pasará lo mismo con las corridas de toros? Es la pregunta que ahora se hacen protaurinos y antitaurinos. La respuesta a esta cuestión, ahora sí que puede llegar de las urnas, ya que Vitoria podrá realizar en 2017 hasta dos consultas populares sobre asuntos polémicos y estratégicos para la ciudad como fruto del nuevo marco de participación ciudadana que esta semana echa a andar.