Cuando el 3 de marzo de 1976 la Policía Armada entró con todo en la iglesia de San Francisco de Asís segando la vida de cinco jóvenes trabajadores, un escalofrío recorrió no sólo a Zaramaga y a todo Vitoria sino al resto del territorio alavés. La tristeza y la indignación por la masacre y por la falta de justicia y reparación con las víctimas han perdurado hasta hoy, 40 años después de los hechos, y lo han hecho también fuera de los límites del barrio y de la ciudad. De ahí que, tras cuatro décadas de impunidad, las iniciativas para honrar a los asesinados, a sus allegados, a las decenas de heridos que dejó aquella brutal carga y a todos los que se implicaron en las luchas obreras de la época se estén multiplicando estos días. Una de las más significativas tendrá lugar precisamente fuera de Gasteiz, en Dulantzi, donde este próximo domingo 28 quedará inaugurada oficialmente la flamante plaza 3 de marzo, se descubrirá un monolito en homenaje a las víctimas y se realizará un “sencillo” acto en su memoria, según explica el alcalde, Joseba Koldo Garitagoitia.
La decisión de habilitar este espacio de memoria en Dulantzi viene de atrás y ha contado, además, con el respaldo de todos los grupos políticos con representación en el Ayuntamiento, la Agrupación Independiente de Alegría (AIA/DTI), de la que forma parte el primer edil, PNV, EH Bildu y el PSE. La propuesta inicial, eso sí, partió en la recta final de la pasada legislatura de la coalición abertzale y después ha sido modulada con otras aportaciones del resto. “Entendíamos que el 3 de marzo intervinieron trabajadores y estudiantes de Alegría y de toda Álava, que toda la clase trabajadora alavesa tuvo implicación en el tema”, remarca el alcalde, orgulloso por que el recuerdo a las víctimas traspase los límites de la capital.
El rótulo de la nueva plaza ya se encuentra colocado en su sitio, en el espacio conocido popularmente como pista verde, esperando a que el monolito lo acompañe. Aunque quizá no muchos vecinos de Dulantzi lo supieran, la plaza se ha llamado hasta ahora Marqués de Santillana, en recuerdo a un militar y poeta del Prerrenacimiento. Se ubica en la zona baja de la localidad de la Llanada, cerca del consultorio médico, y en los últimos años ha sido sometida a una importante operación de cirugía urbanística que ha incluido la construcción, entre otros elementos, de una pista multideporte y un parque con juegos infantiles.
Otra de las singularidades de esta iniciativa es que la escultura en homenaje a las víctimas, que el Ayuntamiento guarda con celo hasta la cita del domingo, ha sido elaborada de forma altruista por dos vecinos de Dulantzi, Félix Saint-Bois y Gonzalo Marcos, que vivieron de cerca los sucesos del 3 de marzo y se han implicado con decisión en el proyecto. El monolito tendrá dos partes, una talla de piedra elaborada por el primero y una estructura metálica a cargo del segundo, “el herrero del pueblo de toda la vida” en palabras del primer edil.
La inauguración tendrá lugar a partir de las 13.00 horas y servirá, según avanza Garitagoitia, como “un reconocimiento de los hechos y un homenaje a los fallecidos y a la asociación del 3 de marzo por su trabajo y búsqueda de la verdad, la justicia y la reparación”. El Ayuntamiento, acompañado precisamente por miembros de Martxoak 3, realizará una pequeña intervención a la que seguirá una ofrenda floral.
El Consistorio se ha implicado para que la asistencia al acto del domingo sea importante, llenando el pueblo de carteles desde hace ya varios días y anunciándolo en sus paneles luminosos. Ha elaborado también invitaciones personales, así como a las distintas fuerzas políticas y sindicales, a los integrantes de la Cuadrilla de Agurain y a los representantes de sus ayuntamientos. A lo mejor, éste es el primer paso para que, con el tiempo, más pueblos de Álava se animen con iniciativas similares a la impulsada por Dulantzi. “Que yo sepa no hay ningún antecedente”, reconoce el alcalde.
La nueva plaza 3 de marzo de Dulantzi compartirá denominación con uno de los espacios más significativos del barrio de Zaramaga de Gasteiz, la plazoleta donde confluyen las calles Fermín Lasuen y Reyes de Navarra, junto al templo que fue testigo directo de la masacre. Muy cerca de ella se han levantado con el tiempo dos esculturas en recuerdo a las víctimas y se ha pintado también una de las obras que forman parte del itinerario muralístico de la ciudad, No hay presente ni futuro sin memoria. Una reflexión que Dulantzi también ha hecho suya.