Un castillo para Laguardia
Un arquitecto recrea el fortín de la villa riojanoalavesaLa maqueta de Ander Díez se encuentra en la Casa Garcetas
laguardia - Laguardia tuvo castillo. Incluso recintos defensivos muy antiguos. No en vano, su población se asentó en lo alto de la colina para defenderse mejor ante los muchos ataques que sufría en el poblado de La Hoya a pesar de tener el recinto amurallado. Pero del castillo de la villa medieval apenas queda algún vestigio, aunque sí la certeza de que bajo los cimientos del colegio público están las piedras del fuerte defensivo destruido durante las guerras carlistas. Y, en la memoria de muchas personas, los túneles secretos que partían de la zona y salían en varios puntos en dirección a la sierra.
Por esa razón, el trabajo de fin de carrera de Ander Díez Ayesa adquiere una notable importancia. Porque ha investigado, ha buscado en las fuentes antiguas y ha hablado con mucha gente de Laguardia hasta dar con el supuesto perímetro que debió tener ese castillo y lo ha recreado en una maqueta que se puede ver en la Oficina de Turismo, en la Casa Garcetas, donde permanece expuesta.
Díez Ayesa no es nacido en Laguardia, pero acude con mucha frecuencia a la villa medieval. “Me gusta la investigación histórica y tenía que escoger un tema para el trabajo de fin de carrera, ya que he estudiado arquitectura. A raíz de mis visitas a Laguardia comenzó a tomar cuerpo el realizar este estudio sobre el castillo” y el primer reto fue localizar el lugar, que resultó ser la parte norte de la villa, en el lugar donde termina la muralla y que en la actualidad está en buena medida ocupada por el colegio Víctor Tapia.
Pero, evidentemente, el antiguo castillo no se puede recrear. Fue demolido. Por esa razón el trabajo que ha realizado ha sido un proyecto fruto de la imaginación donde se han incorporado elementos que ya existen como la Torre Abacial o las propias murallas para rediseñar un castillo encaramado en la colina desde el que era fácil controlar toda la comarca. Y como en las viejas leyendas, al castillo no le faltaron las vías de escape, los túneles secretos “de los que todavía quedan muchos”. Son pasadizos que se comunican entre sí y algunos terminan saliendo a los viñedos que miran a la sierra”. Relata que tras su destrucción los escombros sirvieron para rellenar la parcela donde estuvo ubicado, ya que durante un tiempo hubo en ese lugar un cuartel de infantería.
Lógicamente, a ese castillo rediseñado en el siglo XXI había que darle una utilidad y ésa ha sido la propuesta de que acogiera un museo dedicado a la villa de Laguardia. En su interior habría servicio de cafetería y restaurante, tienda y diferentes salas que recogerían la historia de la zona entre los siglos XV y XIX, que es cuando se destruye la fortaleza. No obstante, el autor reconoce que su recreación es sólo una especulación por lo difícil que es contar con el suelo necesario y con los fondos para su construcción que los ha calculado entre los ocho y nueve millones de euros. Así que, de momento, el trabajo de fin de carrera ha servido para que vecinos y visitantes conocieran algo más de la villa. Y eso fue posible también gracias a la jornada organizada por la Sociedad de Amigos de Laguardia que, a finales del mes de octubre, organizaron una charla donde Ander Díez pudo explicar su iniciativa y escuchar las aportaciones que le hicieron muchas personas, especialmente en lo referido a lo que oculta el subsuelo de la villa medieval.
En cuanto a la toponimia que pudiera existir en la localidad sobre el castillo, sólo queda el nombre del hotel que existe en El Collado, “pero no tiene nada que ver. Está muy próximo al lugar que considero que albergó el castillo, pero solo es un magnífico chalet convertido en un hotel gracias a los desvelos de su propietario, Víctor Tapia”.