Gasteiz - Los recuerdos de la infancia de la mayoría de la gente de cierta edad tienen un escenario común, el barrio y el colegio, muchas veces con los mismos amigos en un lugar y otro como compañeros de aventuras. Recuerdan el patio, las clases, el gimnasio, los lugares donde cometieron las primeras fechorías, el campo de fútbol, las broncas del director por tirar bolas de nieve a las ventanas abiertas de las casas adyacentes, y los bocatas de mortadela a las puertas del cole antes de pasar la tarde con los mismos amigos con los que por la mañana se sufría para entender la regla de tres.

Hoy día hay niños que carecen de ese bagaje porque en el siglo XXI, en los nuevos barrios de Gasteiz, se abren antes los bares y las panaderías que los colegios. Es lo que ocurre en Mariturri, donde un grupo de chavales, ya a punto de cumplir los diez años, lleva toda su vida escolar vagando de un lugar a otro y, además, buscándose la vida para no ir al cole andando. Es el caso de un menor cuya madre, que prefiere no dar su nombre, decidió que quería llevar a su hijo a la escuela pública de Mariturri porque deseaba que se educara en el barrio, y se le aseguró que así sería, pero no. Cursó sus primeros años lectivos en Pío Baroja, y el Gobierno Vasco se comprometió a garantizarles el transporte público hasta este centro, muy alejado del barrio.

Luego él y sus compañeros entraron por fin en la ikastola de Zabalgana, con el compromiso escrito por parte de Educación de que, habida cuenta de que viven en Mariturri y les separan del centro escolar casi dos kilómetros, contarían con transporte escolar mientras hubiera un número “suficiente” de demandantes. Extraoficialmente, a esta madre le aseguraron que tendría transporte al colegio, “aunque sólo haya un niño”. A este chaval y a sus vecinos les pusieron un microbús que les llevaba todos los días a la ikastola, y a una mala contaban con la posibilidad de usar la lanzadera de Aldaia. Ahora Tuvisa ha reorganizado sus líneas de autobús, la lanzadera ha desaparecido, y resulta que el microbús también.

Este año varios de esos niños han pasado al instituto, y el número de usuarios del vehículo ya no es suficiente. A estas familias de Mariturri que en su día fueron ubicadas en Pío Baroja se les ha suspendido el servicio, y este niño, que tiene nueve años, debe ir todos los días a clase en bicicleta.

Las madres y padres buscan ahora presupuesto para llevar a los menores al cole en taxi, pero los precios se disparan, y mientras tanto cada uno se busca la vida como puede, a la espera de que se les comunique alguna solución. De momento el tiempo no es muy malo, pero cuando el otoño se presente en Gasteiz con toda su crudeza, la opción de la bicicleta será, cuando menos, incómoda.

“Se les ve llegar en bici y patinete”, ratifica Elena Guerrero, miembro de la plataforma Zabalganan Hazi eta Hezi y de la comisión del instituto de Zabalgana, que de momento no existe. El problema de estos niños es el mismo de otros chavales y chavalas de Mariturri con quienes en su día no se firmó el compromiso de proporcionarles transporte hasta Pío Baroja porque o no habían nacido o no estaban en edad escolar. Algunos de ellos, los más pequeños, irán al colegio de Mariturri, al lado de casa, pero el resto de menores y las familias que reclaman que se mantenga el compromiso de transporte adquirido en su día se han quedado en tierra de nadie. De Pío Baroja, los niños saltaron a Zabalgana, y de ahí pasarán al instituto, pero no se sabe dónde, pues según Elena Guerrero, en Lakua, donde ahora cursan Secundaria los chavales de Zabalgana, ya no caben más estudiantes. Aún no se sabe qué sede provisional tendrá el futuro instituto de Zabalgana, que se constituirá este mismo curso, pero sólo administrativamente, antes de contar con un espacio físico en el barrio.

Población. En Zabalgana residen más de 20.000 personas, con una media de edad de en torno a treinta años. Esto se traduce en una alta natalidad, y de hecho en el barrio nacen cada año más de medio millar de niños.

Centros escolares. A día de hoy, en el barrio hay dos escuelas infantiles públicas, la de Zabalgana y Mariturri, y un colegio de Primaria. El segundo, en Mariturri, está en construcción y se espera que las obras acaben en enero. Mientras, sus alumnos estudian en barracones. Por su parte, ya hay una parcela reservada para albergar un tercer centro entre las calles Océano Atlántico, Próspero Merimée y Hans Christian Andersen, de Borinbizkarra. En cuanto al instituto del barrio, el Departamento de Educación del Gobierno Vasco licitará las obras en breve, y el edificio tardará varios años en ser una realidad. En todo caso, el próximo año el centro se constituirá administrativamente. Lo que no se sabe es en qué ubicación estudiarán los alumnos hasta que puedan regresar al barrio.

20%

Uno de cada cinco niños que nace en Gasteiz es vecino de Zabalgana, pero el barrio vitoriano, el segundo más poblado de la capital alavesa, sólo cuenta con el 3% de las plazas escolares públicas de la ciudad.