Vitoria - El calor era ya opresivo allí donde no alcanzaba la sombra. Jon se recostó en el cobijo de los castaños del parque del Prado para esperar la llegada de la kalejira. La gente que participa en la Acampada Internacional contra el Fracking había salido a las nueve y media de la mañana de su campo base, en Subijana de Álava, para acercar la reivindicación hasta Vitoria. Llegó algo más tarde de lo previsto, sobre un asfalto de pegamento, pero lo hizo con el ambiente festivo que todo el mundo esperaba. Y Jon se sumó a la marcha pletórico. Y con él, poco a poco, otros gasteiztarras con ganas de dar fuerza a la causa. Cuando la marea alcanzó la meta, en la Virgen Blanca, los más de doscientos celebrantes que habían hecho el camino hasta la ciudad se habían duplicado. Y la plaza, cargada como una olla exprés, escenificó con música y lemas una lucha que se ha hecho mundial.
La gente joven fue mayoría. Nuevas generaciones que creen en la movilización popular para cambiar las cosas. Se vieron carteles en castellano, euskera e inglés, rostros de aquí y otros indisimuladamente de fuera, reflejo de una frackanpada que ha recibido a personas de mil sitios. Vascos, catalanes, castellanos, madrileños, cántabros y andaluces, franceses, alemanes, ingleses, rumanos, ucranianos y americanos... Campistas que llevan juntos desde este lunes y a los que se han ido sumando otros a lo largo de estos días para compartir experiencias y batallas, escuchar y aprender. Porque la fracturación hidráulica sigue despertando el miedo entre demasiados interrogantes, aunque si en algo coinciden todos es en que no la quieren para sus pueblos y sus tierras. Para este mundo. Concienciación verde que ha guiado también el día a día del cuartel, con paneles fotovoltaicos y control del uso del agua.
Y ayer, todo ese sentir quedó reflejado en la kalejira, entre rostros perlados, alguna que otra camiseta fuera y alegría, mucha alegría. Un tractor acompañó a los participantes, con dos hiphoperos encima para amenizar la caminata, en una procesión llena de lemas impresos en las ropas y en carteles de protesta. “Fracking hoy, hambre para mañana”, “keep it in the ground”, “stop fracking”... Y así llegaron a la Virgen Blanca, donde se escenificó la derrota de esta técnica para conseguir energía con el derribo de una simulación de torre de fracturación hidráulica y continuaron las canciones a golpe de beat. Fue una acción colectiva breve. Lenguas de fuego lamían la piedra y en un rato habría que regresar a Subijana de Álava.
Por la tarde, ya de vuelta, se llevó a cabo un ejercicio de arte popular con la colocación de un gran eguzkilore de piedra en la zona de los antiguos pozos. Y hoy, final de la frackanpada, el campo base acogerá una fiesta con productos ecológicos y de artesanía, juegos rurales y bailes populares, y un taller de cocina solar. Por terminar de dejar un buen sabor de boca.