vitoria - Ya tenemos acuerdo de legislatura entre el PNV y el PSE. Ustedes firman y luego... ¿Cómo va a ser la participación de los socialistas para sacarlo adelante?

- Los temas que aparecen en el acuerdo son temas en los que, de entrada, mostramos nuestra disposición para sacarlos adelante. ¿Que cómo se concreta en la práctica? En el tema de Presupuestos, por ejemplo, cuando el Gobierno vaya a presentar su proyecto, antes lo habremos hablado para ajustarlo. El documento es una declaración de intenciones que conllevará un permanente contacto -ya lo estamos teniendo- con un coordinador del Gobierno como interlocutor.

¿Y esto no es igual que asumir la responsabilidad de un gobierno de coalición pero sin que los socialistas figuren en primera línea con una cartera? Comprar un coche, mantenerlo y no montarse.

- Esto es como mantener un coche y llevarlo pero no es tuyo. Lo tienes a leasing. Si nos moviera el interés de tener sillón, habríamos elegido otra fórmula, pero eso nos importa un bledo. La situación social de Vitoria y la situación económica del Ayuntamiento urgía ponerse a trabajar. No veo que el acuerdo sea un problema.

Para el PSE no será un problema, pero hay quien cree que esta fórmula deja al PNV al pie de los caballos. Un Gobierno de cinco ediles no tiene la fortaleza de uno de nueve.

-No lo veo así. Este acuerdo supone darle al PNV la tranquilidad de poder gobernar y saber que va a tener apoyo en sus propuestas. Y no es nada extraño un acuerdo de este tipo. Ya en el acuerdo que se firmó a nivel de Euskadi se plantearon las dos posibilidades: pactos de legislatura o gobierno de coalición. Y yo creo que lo que le importa al Gobierno es el apoyo.

Pero usted mismo ha admitido tener una sintonía política y personal con Urtaran. A ver si va a ser cierto que las presiones del PP a Pedro Sánchez con eso de que Urtaran era un alcalde aupado por Bildu han provocado este escenario...

- El acuerdo en diputaciones sólo contemplaba gobiernos de coalición y en los ayuntamientos se planteaban dos fórmulas. Que pueda haber gobierno de coalición en el futuro en Vitoria... Quién sabe, pero no puedo trabajar pensando en qué va a pasar dentro de un año o mañana, mientras hay gente que pasa hambre. Además, yo he sido quien ha decidido firmar esto.

¿También usted decidió abstenerse en la investidura de Urtaran?

- (Sonríe). A ver. Ahí hubo una situación que venía inducida por lo que pasó en Andoain. Si el Pleno del Ayuntamiento de Vitoria hubiera sido a las nueve de la mañana en vez de a las dos de la tarde, aquí habríamos apoyado sin ningún problema. Pero pasó algo no previsto y eso lo trastocó todo.

¿De verdad que no cree que lo de Andoain fue la excusa perfecta de Pedro Sánchez para recular y no dar munición a Rajoy en las elecciones?

- No, de verdad que no lo creo.

Seguramente nunca imaginó que uno de los titulares de aquel Pleno iba a ser ‘Las lágrimas de Peio’.

- Te voy a explicar las lágrimas. Cualquiera que analice mi trayectoria sabrá que lo que estaba pasando en la Plaza Nueva en ese momento era lo más antagónico posible a toda mi apuesta vital, desde que a los 16 años empecé militando contra el franquismo. Mi carácter no es producir rupturas, divisiones. Siempre he sido una persona de consensos, de hablar. En el Ayuntamiento, en la Comisión Antisida... Lo que estaba pasando ahí fuera me estaba llegando a lo más íntimo. Era la negación de todo lo que he defendido siempre. Me gustaría que alguien recuperara mis intervenciones en el conflicto más gordo que tuvo Michelin, cuando llegó a amenazar con irse de Vitoria. Intervinieron comandos anticapitalistas, mataron a Elgeta, atentaron contra Casanova, secuestraron a Abaitua... Una situación terrible, muy jodida. Te puedes imaginar cómo eran las asambleas. Y siempre mi actitud fue conciliar. Así que ver eso en la Plaza... Dividida en dos, la Ertzaintza en medio porque si no aquello podía acabar en batalla campal... Me afectó terriblemente.

Y la culpa del espectáculo fue de...

- El PP había convocado a su gente para luego recibir su baño de masas. Luego ves en las imágenes al delegado del Gobierno haciendo la peineta... En fin. De verdad, encontrar a la ciudad dividida como consecuencia de la acción política de Maroto, todo eso del fraude, las ayudas, los magrebíes, fue horrible. Era el reflejo de lo que se llevaba alimentando en los últimos tiempos, pero no se había visualizado aún. Un riesgo de fractura social evidente. No nos olvidemos de lo que pasó a las afueras de París, en aquella masacre de argelinos, los turcos en Alemania, cómo se les prendió fuego a las casas... Se empieza así, con la palabra, y quién sabe cómo se puede acabar. Fue tan irresponsable echar leña al fuego de esa manera...

O sea, que no lloró por la tremenda tensión política de aquel día, la obligación de votar en blanco...

- No, no. Uno tiene ya mucho recorrido político, mucha cintura y a los 61 años, después de haber visto muchas cosas, eso para nada. Fue ver a mi ciudad dividida. Fue como vivir un fracaso personal tras toda una vida apostando por una forma de trabajar, de debate y de convivencia. Lo de la abstención... No pasa nada.

Pero cómo le sienta a uno que su partido no le haga caso, que sabemos que usted quería dar el sí a Urtaran y un gobierno de coalición.

- En el partido hay diferentes niveles. Yo analizo la situación desde mi nivel, pero otros tienen que hacerlo desde una perspectiva más global. Yo puedo tener mi visión, pero tengo que beber de otras que tienen más información, unos objetivos más concretos... Esto que al parecer os parece tan raro pasa muchas veces.

Raro no es. En todo caso, política. De ésa que disgusta al ciudadano.

- Bueno, a mí no me ha chirriado. Cada uno hemos dado nuestra opinión. Y te diré. Yo soy socialista y lo tengo muy interiorizado. Y por encima de otros intereses, está mi partido. Eso lo tengo muy claro.

Tan por encima, que iba a jubilarse y mire dónde está ahora.

- Tenía preparada mi jubilación, pasó lo que pasó y mi sentimiento de pertenencia al partido me hizo dar el paso. Pese a mis planes, la familia...

Y con lo movidos que están siendo estos comienzos de legislatura, ¿no se ha llegado a arrepentir?

- Bueno, relativamente. Mis hijas suelen decir “es que a papá le va la marcha”. Y sí, estas cosas me ponen. No tengo un carácter para estar en una posición plana, aburrida. Cuanta más adrenalina, mejor. Y además sé relativizar. Será la edad, los años. No sufro como puede sufrir otra mucha gente. A ver, me preocupo, le doy vueltas a las cosas, me pongo a cocinar, que es mi terapia. Pero puedo relativizar.

EH Bildu no tardó ni un día en criticar el acuerdo PNV-PSE. Lo tachó de “débil”, el mismo descalificativo que el PP lleva tiempo usando en su campaña contra Urtaran. ¿Le huele a que ya se avecina la tormenta?

- No. Todos tenemos un papel. Las urnas nos han puesto a cada uno en su sitio. A Bildu le han dado un buen resultado, pero no tenía con quien sumar para ser gobierno porque Bildu todavía tiene que hacer deberes. Venimos de una situación muy larga y dolorosa para algunos. Antes de ser concejal, a mí ya me habían hecho seguimiento y se había pasado información. Y era presidente de la Comisión Antisida. Cuando fui pregonero en las fiestas de San Prudencio, donde vivían mis hijas apareció una pintada de “Peio pregonero español”. ¡Y yo estuve detenido por Franco por mi actividad política!

Pero Bildu ha hecho bandera de valores como la diversidad y la pluralidad. ¿No se lo cree?

-Bildu tiene que ganarse el marchamo que está persiguiendo, que es capaz de estar en la política, que lo pasado pasado es. Y esa labor exige lo que está diciendo. Nada más. Ellos tienen sus objetivos, loables mientras los defiendan en la arena política. Y ya está. No tengo nada que criticarles. Puedo estar de acuerdo en muchas cosas y en otras todavía no.

La cosa es que, con unos o con otros, pero este Ayuntamiento tiene que buscar el entendimiento.

- Hay que intentar entenderse con todo aquel que tenga una posición de sentido común. Que descubramos que nos faltan 68 millones en las cuentas para cumplir con obligaciones de este año y que salga el PP diciendo que si el PNV quiere su apoyo fiscal tendrá que bajar todos los impuestos y las tasas... ¡Venga! Cada uno tiene su papel, pero no entiendo el papel del sinsentido. Tampoco el del mal perder... Si la ciudadanía no hubiera querido esto, habría dado una mayoría suficiente a uno en concreto. Pero repartió los huevos en muchas cestas. Te puedes disgustar, pero al minuto siguiente hay que ponerse a trabajar para buscar soluciones, cada uno las suyas, que resuelvan las necesidades de la gente.

Según el informe del interventor, faltan 68 millones en las cuentas para terminar 2015. ¿Lo esperaba?

- No teníamos nada clara la cifra, pero sí que había algo raro. Nos estaban llegando las sentencias de la era del PP, que nos daban unos buenos palos con unos intereses tremendos por no haber pagado en su momento. Y a nadie se le escapaba que el PP había hecho trampas en el Presupuesto. Si sabes que Tuvisa cuesta 9 y lo presupuestas como 5, y que es un servicio deficitario, se acabarán los 5 y entonces qué. Y lo de presupuestar tanta venta de suelo con la crisis de ladrillo que hay... Hemos tenido la suerte de que ha venido Mercadona, pero ya.

Y ahora, qué hacemos.

- Hay que analizar lo que tenemos previsto ingresar, cómo podríamos ingresar más, cómo gastar menos... Y cuánto quedará tras ese rascar para, quizá, pedir una línea de crédito. Es lo mismo que en casa. Si ganas cien no puedes gastar más de cien. Y si necesitas gastar más de cien porque se te ha roto la lavadora, tendrás que ver cómo ajustar. El Gobierno nos hará una propuesta la próxima semana. Espero no sea muy traumática.

Maroto reitera que dejó las cuentas saneadas y eso que la herencia socialista, según él, era nefasta.

- Hay informes del interventor que desmienten eso. En nuestra legislatura ya habíamos entrado en una situación de crisis y tuvimos que tomar medidas firmes.

Y también quisieron construir el BAI Center, que de austero nada.

- El BAI Center venía de atrás. Y una parte importante tenía apoyo económico exterior, como luego ha pasado con la estación. El PP ganó, no quiso seguir adelante con ese proyecto y muy bien, aceptamos los resultados. Algo que no estoy viendo yo en este momento. Pero hay que aceptarlos. Un día la ciudadanía te da su confianza y otro día te la quita. Y ya está.

¿Usted siente que el PSE sigue teniendo la confianza de la ciudadanía? Han perdido dos concejales.

- Sí. Hemos sido un partido de gobierno, hemos hecho muchas cosas buenas por este país y la ciudadanía lo sabe. Pero es verdad que hemos pasado una época complicada internamente, con líos. A la gente no le gusta eso y nos pasó factura. Pero se reconducirá. Somos un partido con 130 años, hemos salido de muchas crisis y lo volveremos a hacer.