Las asociaciones ambientalistas no dudan en documentar su preocupación ante la pérdida de peso de las poblaciones de ciertos animales, que hasta hace apenas unos años cohabitaban en gran número en sus hábitats dentro del territorio histórico. La presión humana, el empeoramiento de las condiciones naturales y la falta de respeto y de escrúpulos a las formas de vida de la fauna local han propiciado un descenso preocupante en el número de individuos de muchas especies. Ése es el caso de la garduña, un mamífero de pequeño tamaño que parece inmerso en un proceso de regresión. Precisamente, y para ilustrar esta preocupación ambiental, bien vale un ejemplo. Ayer mismo aparecieron muertos dos adultos de la citada especie en el término de Assa, abandonadas en la cuneta en dirección a Laguardia, muy cerca de la ribera del río Ebro. La identificación de los animales la hizo un biólogo relacionado con la asociación animalista Amigos de la Tierra. Los ejemplares mostraban signos de una muerte violenta, como se aprecia en las imágenes que acompañan este texto, aunque no por atropello. De hecho, los dos animales parecían depositados allí tras haberles quitado la vida en otro lugar. Poco respeto y consideración hacia la especie.
Los restos de las dos garduñas fueron recogidos por la empresa contratada por la Diputación Foral de Álava para la retirada genérica de animales muertos, según confirmaron fuentes de la institución foral consultadas. Los mismos portavoces no pudieron detallar la especie de los dos animales encontrados, aunque sí que confirmaron a este diario que se investigarán las causas de su muerte.
La garduña es un mustélido muy similar a comadrejas, martas o nutrias, por ejemplo, con amplia presencia en Álava. No obstante, no hay cifras fiables de su población. Por ahora no está en peligro de extinción. Sin embargo, desde organizaciones como Amigos de la Tierra se advierte de que sí se trata de una especie en claro proceso de regresión debido a la presión humana. De hecho, se sospecha que hay zonas en el Estado, como en la isla de Ibiza, donde la garduña ha desaparecido por la continua urbanización de espacios antes reservados a la vida natural o a cultivos.
Su territorio de caza es muy amplio, por lo que normalmente se desplaza por senderos y generalmente recorre todas las cimas y elevaciones que hay en él. Dentro de ese territorio dispone de varias madrigueras, que ocupa indistintamente. Éstas pueden estar situadas entre piedras, tocones de árboles viejos o grietas, por ejemplo. Durante el invierno suele frecuentar o instalarse en construcciones abandonadas o poco frecuentadas.
En Álava hay otros mustélidos que sí que están en riesgo de extinción, como es el caso del visón europeo. Para él hay un programa de conservación y de protección que ha permitido que en los últimos diez años haya aumentado la población en 21 animales. De hecho, el año pasado, tres hembras nacidas en Álava, a las que se les puso los nombres de Foronda, Hermua e Hijona, junto a su padre, Alesón, un visón procedente de La Rioja, lograron gestar nueve crías que pasaron a formar parte del Programa de Cría en Cautividad, garantizando con ello la necesaria variedad genética.