son las 10.45 horas y los pasillos de la Escuela Oficial de Idiomas (EOI) de Gasteiz entran en ebullición. Es la hora del recreo, el momento en el que unos alumnos salen de clase y otros les toman el relevo, y el silencio se rompe en la sede principal del centro ubicada en Portal de Lasarte. Hace 16 cursos que la escuela abrió sus puertas aquí tras cerca de una década de trabajo en el instituto Ramiro de Maeztu, con muchísimas menos aulas y alumnos. El crecimiento sostenido de la demanda ha provocado también, más recientemente, la apertura de un segundo aulario para la EOI, primero en Ruiz de Garibai y, desde 2010, en Pío Baroja. Actualmente, son 4.484 los estudiantes matriculados en Vitoria, con 46 profesores de inglés, euskera, francés, alemán y castellano para extranjeros encargados de formarles. Muy lejos de los 1.010 con los que arrancó aquel lejano curso 1989-90, hace un cuarto de siglo, a cargo de apenas diez profesores y nueve aulas.
“La sensación que tengo es que el tiempo pasa rápido, pero también que han cambiado muchas cosas. Lo que más, la forma de estar en el aula y adquirir competencias. Ahora se aprende haciendo, hablando y utilizando el idioma”, explica Itziar Ortuondo, directora de la EOI de Gasteiz, y que lleva vinculada al centro desde el año 1996. La escuela celebrará esta tarde su 25 aniversario con una fiesta dedicada a los que están y a los que estuvieron, con un completo programa de actividades. Estos días, a modo de aperitivo, sus paredes se han llenado de color con mensajes de felicitación en todos los idiomas que aquí se aprenden.
Las motivaciones para sumergirse en el estudio de una nueva lengua son “de todo tipo”, según certifica Ortuondo, aunque la implacable crisis económica ha tenido una influencia directa en el incremento de las peticiones de matrícula. “Muchos conocen ya el inglés y ahora estudian alemán o francés para tener mayores oportunidades de trabajo en el mercado. En general, la gente de alemán ya domina otros idiomas. Pero también tenemos muchos profesores jubilados”, añade la directora del centro. La mayoría de los alumnos de la EOI cuenta con estudios medios o superiores y los idiomas más demandados por ellos son el inglés y el euskera. El primero, “desde siempre y con bastante diferencia”, ocupa el primer puesto del ranking.
En su aprendizaje se encuentra inmerso Txomin González, un veterano exprofesor gasteiztarra que ha decidido que no quiere perderse nada de lo que le quieran decir sus nietos cuando éstos lleguen. De hecho, una de sus hijas vive en Londres con su pareja, angloparlante, por lo que el dominio de esta lengua se convierte casi en una necesidad. Con todo, su paso por la escuela está siendo positivo para González por distintos motivos.
“Mucha gente viene aquí porque es barato, pero eso no es lo más importante para mí, si no el hecho de aprender de forma ordenada, con un método. Para estudiar un idioma hay que ir a un sitio serio y éste lo es. Pero lo más interesante, al menos en mi caso, ha sido conocer a otra gente y hacer amigos. Para una persona solitaria, venir aquí y relacionarse es una buena motivación”, explica el veterano estudiante. Aunque su nivel de inglés todavía es “regularcillo” y confiesa que esperaba aprenderlo “más rápido”, la ilusión de González sigue intacta a sus 62 años. Según apunta Ortuondo, la alumna de mayor edad en la EOI está cerca de cumplir los 80.
El aprendizaje del euskera ocupa en la actualidad a un importante número de alumnos nacidos fuera de los límites de Euskal Herria, y no sólo por motivos laborales. Es el caso de Ana Álvaro, murciana con dos años de residencia en Gasteiz, que afronta “con ganas” su contacto con la lengua vasca. “Lo hago por respeto a la cultura de aquí, sobre todo por eso. Y también porque me muevo por círculos en los que se habla euskera. No sé si me voy a quedar mucho tiempo, pero como ahora estoy aquí tiene sentido que lo estudie”, justifica la joven.
Álvaro celebra que cuanto más estudia el idioma más le atrae, porque “tiene una raíz muy bonita”, y se anima a arrancarse con una frase antes de seguir repasando sus apuntes en la sala común del centro: “Eskola publikoa aurrera!”. También peleando por avanzar en el aprendizaje del euskera se encuentra la madrileña Bárbara Razola, que este año está repitiendo quinto curso. Sus motivaciones son distintas, laborales, ya que ejerce como profesora en Pamplona y quiere trasladarse a Gasteiz con su pareja. Claro que, para ello, debe dominar el euskera. “Mi objetivo está arriba de la montaña, sacarme el EGA. El euskera me parece dificilísimo, me cuesta mucho, y eso que soy profesora de idiomas. Me da pena tener que estudiarlo con esta presión y no poder disfrutarlo más”, confiesa Razola.
El reloj marca las 11.00 horas y, de nuevo, las aulas se llenan de estudiantes para iniciar el segundo turno de la mañana, pero en el área común todavía resisten estudiantes repasando sus apuntes. Es el caso de Laura Moreno y Eva Martínez, que están ayudando a su amigo Miguel con una presentación para una clase de euskera.
Los tres están estudiando lengua vasca por motivaciones profesionales, a lo que Martínez suma también el aprendizaje del alemán. “Es difícil, pero lo estoy retomando y necesito el euskera para trabajar”, advierte la joven. “Cuesta mucho compaginarlo, porque no es como cuando ibas al instituto o a la universidad. Hace falta fuerza de voluntad”, añade su amiga. Un valor común a todos los alumnos de este centro y a los que se han animado a aprender nuevas lenguas. “El objetivo es que los idiomas salgan de la escuela a la calle”, sentencia la directora de la EOI.