La Navidad es, en teoría, la época del año en que se celebra el nacimiento de Jesús. Su gran día, el del alumbramiento, el 25 de diciembre. Una fecha que los líderes de la Iglesia en Roma escogieron con intereses estratégicos allá por el siglo IV. Querían intentar convertir el festejo pagano del solsticio invernal en un ritual cristiano, para apagar la adoración al Sol que todavía echaba chispas en algunos dominios del Imperio. Y lo lograron. Aunque por un tiempo. Seguramente aquellos obispos nunca imaginaron que, con el transcurso de la vida, condenadamente cíclica, la religiosidad de la que se empapó aquella conmemoración comenzaría a volatilizarse. Tal vez ya no se venere el momento en que las horas diurnas al fin empiezan a recuperar posiciones y las nocturnas comienzan a retroceder, pero la mayoría de ciudadanos ha vuelto a reinventar estas fechas desde una perspectiva laica. La Navidad es, en la práctica, la época del año para los reencuentros familiares y amistosos. Citas que transcurren en torno a una mesa generosa, con regalos de ida y vuelta. Momentos derrochadores y consumistas, y a la vez llenos de amor, que se huelen, se saborean y se demuestran. Alegría material y de espíritu que se refugia en el calor del hogar, pero que también se enfrenta al frío de la calle, con actos que mezclan tradición y diversión, coronados por una luz especial, única en estas semanas, de bombillas juguetonas que, al encenderse por primera vez, dan la esperada señal.

Y ayer lo hicieron. A las seis de la tarde, devorada por la oscuridad, Vitoria dio la bienvenida a la Navidad que está al caer con el encendido de su alumbrado navideño en 45 calles, plazas y fachadas de la ciudad. Había entre los gasteiztarras ganas de descubrir la nueva instalación, porque prometía un impacto nunca visto hasta ahora en Vitoria: el efecto tridimensional, gracias a la combinación de elementos planos y elementos ornamentales de volumen que sobresalen de los arcos, amén de las hipnóticas sensaciones de movimiento a través de juegos y secuencias. Toques tecnológicos que pusieron la guinda unos conjuntos decididamente elegantes, salpicados por blancos fríos y cálidos, azules y dorados, con un diseño uniforme basado en los iconos propios del invierno: copos, nubes, viento... En general gustaron mucho, y eso que todavía los hay que añoran las iconografías de antaño, ésas que decoran las carpetas de nuestros recuerdos infantiles con campanas , angelotes, acebo, abetos y muñecos de nieve.

Cuando Gasteiz se envolvió en las luces de Pascua, Ataria ya había acogido la entrega de los premios de su primer concurso de postales navideñas, con Idoia Esteban y José Javier Frías como ganadores. Y en La Florida, cientos de personas habían pasado por el Belén monumental. A las cuatro quedó oficialmente inaugurado, en esta ocasión con un legionario como novedad entre las más de 600 figuras que lo forman. Los visitantes le regalaron unos cuantos piropos, asombrados por sus rasgos definidos y su sensación de movimiento, sin obviar la ruta ya archiconocida por el resto del parque. Está claro que algo tiene este clásico básico de la Navidad, porque cada año triunfa. También lo hace, pero en Lapuebla de Labarca, el que montan Loli Casado y Jesús Astorga, una pareja de bodegueros que recrea cada año la vida rural de la zona con nuevas incorporaciones. En esta ocasión, al hilo de las numerosas propuestas de construir embarcaderos en el Ebro, y con la ayuda del experto Salvador Velilla, han incluido uno de los viejos puentes que sirvieron para unir las dos orillas del río y la barcaza que, posiblemente, fue utilizada para el paso de personas y mercancías antes de la existencia de ese viaducto.

Y no es la única novedad. También se ha ampliado el Belén en la sala del botellero para mostrar la viña con su viticultor, el agricultor segando el cereal representado con fideos-, los olivareros vareando y con la comportilla llena de aceitunas, el pastor atendiendo el parto de una oveja, o el vinicultor pisando la uva en un viejo lagar de piedra, al que se ha añadido un cestaño, ya que expertos como Salvador Velilla consideran que los viejos lagares rupestres se deberían haber usado con recipientes para albergar una mayor cantidad de uvas que las pocas que caben en la zona excavada de la piedra. Figuras que se añaden a otras ya conocidas que permiten recordar viejos oficios, como el cuchillero que daba forma a las duelas de las barricas o los peones que arrancaban sus vestidos de corcho a los alcornoques? Todo un espectáculo con acceso gratuito los fines de semana de diciembre y los días 3 y 4 de noviembre que, además, va cambiando. Como mandan los cánones, hasta el 20 habrá una representación de la oficina de empadronamiento de Belén a la que habían acudido José y María, que desaparecerá ese día para empezar a dar forma al portal en un almacén agrícola. Tras el 25, los Reyes Magos aparecerán por los riscos de Lapuebla de Labarca hasta llegar, paulatinamente, al pesebre.

Pero volvamos a ayer, porque la inauguración oficial del alumbrado y el Belén de La Florida no fueron los únicos indicadores del inicio adelantado de la Navidad en Vitoria. El espíritu enograstronómico y de reunión propio de estas fechas estalló por la tarde con el arranque de dos ferias de postín: Ardoaraba y Goxo Goxo. La primera es ya un clásico vitoriano, con sus cuatro carpas en Bastiturri, plaza de la Provincia, Machete y Fueros. Dentro, desplegaron todos sus encantos 46 puestos con 34 bodegas de Rioja Alavesa y txakoli de Álava, cuatro denominaciones de origen, siete obradores de pintxos y un productor valenciano de vino de naranja. Muy pronto empezaron a volar los talonarios, método de pago a través de 28 puntos que incluye una copa con funda que muchos no dudaron en colgarse al cuello. El estreno fue un éxito y seguramente hoy la asistencia aún será mayor. Es el día fuerte, con un abierto por Baco de 12.00 a 14.30 horas y de 19.00 a 22.30 horas, del que no querrán perder ripio siete blogueros gastronómicos cuya asistencia ya ha sido confirmada.

También Goxo Goxo sintió el trajín del puente prenavideño. Cientos de personas acudieron en procesión hasta la plaza de Correos e Independencia para disfrutar de una veintena de comercios alaveses con selectos productos artesanos. Los visitantes quedaron encantados con las propuestas: frutas y verduras, quesos, embutidos, conservas, vinos y cervezas, foie, aceitunas, caracoles, guisos, pastas, arroces, aceites, vinagres, sal, salsas, cremas, conservas gourmet, ingredientes de alta cocina, mermeladas, miel y postres. Una gran variedad de delicias que, antes de comprar, pueden degustarse, posibilidad que pocos quisieron desaprovechar. Hoy continuarán los puestos abiertos con sus catas de 12.00 a 14.30 horas y de 18.00 a 21.30 horas, y el lunes durante la mañana. La Navidad es así. Un festín.