salir de vacaciones no requiere necesariamente seguir los cauces tradicionales, ya sea alquilar un apartamento en la playa, tomar un avión y reservar una habitación de hotel en el extranjero o recorrer varios países en un crucero con todo incluido. El intercambio de viviendas entre familias desconocidas, una modalidad que permite ahorrar en gastos de alojamiento y hacer nuevas amistades mientras se conoce mundo, comienza a ganar numerosos adeptos entre los alaveses. La crisis económica, pero sobre todo el acceso ya casi universal a Internet, han hecho que esta fórmula creada por profesores anglosajones durante los años 50 del siglo pasado viva ahora su particular época dorada.

Intercambiocasas.com, homeforhome.com, guesttoguest.com o homeforexchange.com son sólo cuatro de los múltiples portales de Internet a través de los que puede ofrecerse una vivienda para intercambiar, ya sea simultáneamente, con dos propietarios que se ceden sus respectivas casas de forma gratuita en las mismas fechas, o en épocas distintas. Los interesados pueden subir fotos de sus hogares, describir sus características principales, añadir las actividades que pueden realizarse en el entorno y, muy importante, indicar sus fechas de disponibilidad para el intercambio. Después, gracias a redes sociales como Skype o Facebook o en estas páginas especializadas pueden ponerse cara antes de pactar el trueque, fijar las condiciones y, en definitiva, ganarse la confianza mutua. Tras el intercambio, las webs permiten al usuario puntuar su experiencia, lo que sirve para premiar -o en su caso penalizar- a los huéspedes en función de cómo hayan hecho las cosas y, de esta forma, servir de guía para futuros interesados.

El perfil de los intercambiadores es muy variado, pero predominan las parejas jóvenes y de mediana edad y los matrimonios de personas jubiladas. Entre sus anhelos, además del ahorro en el alojamiento, predominan acercarse de forma más auténtica al modo de vida del lugar de destino y huir del turismo masificado. A día de hoy, 76 familias alavesas ofrecen sus viviendas para intercambiar con otras, ya sean residentes en Euskal Herria, en cualquier punto del Estado o del mundo en Home for Home, que es la web del sector líder en Europa. La mayoría, lógicamente, se encuentran en Vitoria (50), pero también las hay en localidades de la zona rural como Agurain, Laguardia Urturi, Pobes o Heredia, sólo por citar cinco.

El gasteiztarra Vale Tena, que trabaja como asesor político en el Ayuntamiento, se considera “bastante novel” en esta fórmula de intercambiar vivienda, aunque ya han sido cuatro los trueques que ha realizado junto con su pareja y sus dos hijos con otras tantas parejas residentes en distintos puntos del Estado, el primero en la Semana Santa de 2012. Su cuñada fue la encargada de engancharle.

Gracias al intercambio, Tena ha podido salir de vacaciones sin gastar un euro por su alojamiento a Platja D’Aro (Girona), una comarca que le enamora, Toledo y Costa Ballena (Cádiz) -un doble trueque en el mismo viaje- y Punta Umbría (Huelva), a cambio de ceder su segunda vivienda a cuatro familias procedentes de estas localidades. Tena ofrece para intercambiar un piso totalmente equipado, a escasos 100 metros de la Plaza de la Virgen Blanca, y advierte en su perfil virtual que constituye “una oportunidad inmejorable” para conocer Gasteiz y el País Vasco. Él no duda en calificar como “formidables” sus experiencias anteriores. Sólo encuentra un pero, los cerca de 40 grados que tuvo que soportar durante día y medio en su visita a la capital castellano manchega, que precipitó una salida casi a la carrera hacia las costas gaditanas. “Se lo recomiendo a todo el mundo. Es un modo de viajar que invita a moverte, porque la estancia la tienes resuelta, y conoces a mucha gente con la que el trato es muy agradable”, asegura Tena.

En su caso, el contacto es todavía habitual tanto por teléfono como a través de las redes sociales con dos de las familias con las que intercambió su piso. A la hora de acoger huéspedes, Tena recomienda “quitar el miedo y los recelos” a través de ese contacto previo que logra establecer las primeras bases de la confianza. Después, “es muy importante quedarte tranquilo y tener la ilusión de que van a estar a gusto”. Tena suele agasajar a sus invitados con algún producto de la tierra y pone a su disposición mapas y libros para que su estancia sea lo más completa posible. Cuando los intercambios no han sido simultáneos, algo posible ya que su primera vivienda está en Lakua, también se ha prestado a enseñar a sus huéspedes algunos de esos rincones que no aparecen en las guías.

Oihana Amundarain, guipuzcoana de Ikaztegieta, también intercambia su piso de Gasteiz, donde vivió durante 14 años, aunque actualmente reside en la localidad navarra de Leitza. Esta profesora también se sumó a la fiebre del intercambio gracias al boca a oreja, por recomendación de una amiga con la que suele salir al monte y de viaje. El hecho de tener una hija pequeña también animó a ella a su pareja a optar por esta opción diferente de viajar, ya que no pueden realizar viajes largos o en bicicleta. Por el momento, las dos experiencias previas que puede relatar son muy satisfactorias. “Los hoteles me parecen muy impersonales. Prefiero gastar en otra cosa y así alargar las estancias, que las vacaciones sean más largas”, explica Amundarain.

El primer intercambio tuvo lugar en la Semana Santa de 2013 con una familia de Valencia, una experiencia “genial” pese a que no tuvieron la oportunidad de conocerse cara a cara, al ser un trueque simultáneo. El segundo tuvo lugar este año, pero fue un poco distinto a un intercambio al uso: “Nos escribió una familia de Chiclana de la Frontera (Cádiz) para ir allí en julio y que ellos vinieran en Semana Santa. Vinieron pero nosotros no pudimos, así que ocuparon nuestro lugar mi primo y su novia”, describe. El intercambio fue tan satisfactorio que la familia gaditana ha vuelto a invitar a Oihana y su pareja para que, esta vez sí, puedan conocer esa preciosa tierra. “Se lo recomiendo a todo el mundo”, certifica la joven.