la muerte de la pequeña Anne Ganuza por una grave complicación derivada de una varicela ha provocado una pequeña psicosis entre cientos de padres alaveses. Aunque se trata de una enfermedad benigna en la gran mayoría de los casos, el temor al contagio y a las posibles complicaciones derivadas ha empujado a numerosas familias a solicitar la vacunación de sus pequeños o cuando menos a interesarse por ella en los centros de salud del territorio. La razón es bien sencilla, que el trágico final de la niña de Trebiño a buen seguro podría haberse evitado de estar inmunizada. La vacuna contra la varicela no se administra en la CAV hasta que el paciente cumple los diez años de edad y siempre que no haya sido inmunizado antes o pasado la enfermedad.

Los profesionales de atención primaria, en este contexto, se ven entre la espada y la pared, encorsetados en un calendario vacunal que deben respetar pero sabiendo también que colectivos como la Asociación Española Pediatría (AEP) recomiendan la vacunación contra la varicela durante la primera infancia. Los pediatras alaveses pueden prescribir la vacuna, pero si lo hacen recetarán un medicamento que no sólo no está financiado sino que ya ni siquiera se encuentra en las farmacias del territorio histórico.

Tampoco en las de la inmensa mayoría de los territorios del Estado, donde el Ministerio de Sanidad bloqueó el pasado mes de julio la venta de Varivax, la vacuna más empleada contra la varicela, porque su "uso elevado y sistemático puede derivar en problemas de salud pública". Desde este año, el calendario común de vacunación del Sistema Nacional de Salud (SNS) fija en los doce años la edad de vacunación dentro de la red pública.

Por de pronto, el consejero vasco de Salud, Jon Darpón, ya advirtió en la comisión parlamentaria donde se informó sobre la investigación del caso de Anne de que la edad de vacunación contra la varicela "no debería moverse por un caso aislado" en la comunidad. Posteriormente, Salud también ha advertido de que Euskadi mantendrá su propio calendario de vacunación, al margen del establecido por el SNS, con la inmunización contra la varicela a los diez años. Fuentes del Departamento insisten a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA en esta idea, aunque no cierran la puerta a una posible modificación de la pauta vacunal en un futuro. "Los posibles cambios se valorarán de forma rigurosa y científica", advierten estos medios, siempre de la mano del Consejo Asesor de Vacunaciones.

Aunque con el paso de las semanas el volumen de padres que preguntan por la vacuna en los ambulatorios alaveses "ha descendido", según confirman fuentes sanitarias, durante los días inmediatamente posteriores al fallecimiento de Anne fue una consulta "muy habitual" en los despachos médicos. "A partir de San Prudencio la demanda ha bajado", advierte Rosa Ruiz de Aretxabaleta, representante del sindicato de enfermería (Satse) en la atención primaria alavesa. No sólo debido a un cierto relajamiento motivado por el paso de las semanas, sino por "la dificultad para encontrar las vacunas".

La dirección de Comarca Araba, la organización gestora de los centros de salud del territorio, ha trasladado a los profesionales el mensaje de que no es conveniente recetar vacunas contra la varicela ni mucho menos administrarlas. Los padres cuentan con la posibilidad, por ejemplo, de acudir a la red privada. Las características de la vacuna, que pierde sus cualidades cuando se rompe la cadena de frío, explica esta realidad entre otras razones. El Departamento de Salud coincide en esta misma idea. "Todos los profesionales son conocedores de que la vacunación es a los diez años. En función de lo que los padres quieran, si insisten, se les informa de que pueden adquirir la vacuna en farmacias", advierte en este sentido el Ejecutivo autonómico.

Ante esa insistencia de algunos padres, varios profesionales de la atención primaria incluso se han planteado la posibilidad de solicitar a la dirección de los ambulatorios un documento mediante el que los progenitores que deseen vacunar a sus hijos y no atiendan a otras razones firmen un consentimiento informado mediante el que asuman todas las consecuencias derivadas de su actuación. Todavía no han dado el paso y, a la vista del enfriamiento de la demanda de vacunas, es muy posible que ya no lo den. Ruiz de Aretxabaleta, con todo, tiene claro que si las familias alavesas tuviesen a mano la vacuna contra la varicela serían muchas las que acudirían a las farmacias a comprarla por su cuenta. "Mucha gente quiere comprar la vacuna, y si pudiesen hacerlo aquí, lo harían", asegura la profesional.

en otras comunidades, sí El asunto se enrevesa todavía más teniendo en cuenta que tanto en Navarra como en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla la vacunación contra la varicela sí está incluida en el calendario infantil y, por tanto, se encuentra debidamente cubierta por el sistema público, con una primera dosis entre los 12 y los 15 meses y una segunda a los dos o tres años. Se trata de una pauta recomendada por la propia AEP, a través de su Comité Asesor de Vacunas, y que está basada "en la mejor y más rigurosa información científica disponible actualmente".

Según advierte este organismo, las comunidades y países que siguen administrando la vacuna a la población infantil "han comprobado una gran disminución de casos, de complicaciones y de ingresos en el hospital, así como del número de fallecimientos". Países como Estados Unidos, Canadá, Japón, Israel, Alemania o Grecia, así como diversas sociedades científicas, recomiendan la vacunación de los niños pequeños, en pautas similares a las ya descritas. La AEP advierte también de que la vacunación no sólo reduce los contagios entre los niños a los que se administra, sino también entre los niños no vacunados y los adultos, que se benefician de la llamada inmunidad en grupo.

El dilema de los padres es evidente, porque también hay estudios que no recomiendan la vacunación antes de los diez años. Entre otras cosas, porque una inmunización temprana atenúa el recuerdo inmunológico entre los adultos, lo que podría traer de la mano un incremento de los casos de varicela entre las personas de mediana o avanzada edad, con los peligros que eso conlleva. También se especula con un presumible repunte de los casos de herpes zóster, el virus latente de la varicela que se inocula mediante la vacunación.

¿Y qué ha provocado todo esto? Entre otras cosas, que muchos de estos padres alaveses, angustiados ante un hipotético contagio de sus hijos y ante la imposibilidad de adquirir las vacunas en las farmacias vascas, hayan acudido a comprarlas tanto a boticas navarras como del sur de Francia o incluso Andorra. Los problemas de abastecimiento comienzan ya a preocupar a los farmacéuticos del territorio vecino, y eso a pesar de que la vacuna ronda la nada desdeñable cantidad de 70 euros.

Hasta el pasado verano, todavía era posible vacunar a cualquier menor de diez años acudiendo al Pediatra y comprando la vacuna en una farmacia con una receta médica. Tras el paso dado por Madrid, que entiende que superar la varicela en edad infantil es mucho más benigno que hacerlo cuando el paciente tiene diez años o más, el éxodo de padres se ha hecho cada vez más frecuente. La venta por Internet está prohibida, pero la decisión del Gobierno central, lógicamente, también ha abierto las puertas a un peligroso mercado negro de vacunas. Un escenario a todas luces indeseado.