Artziniega. ¿Ha soñado alguna vez con poder practicar un deporte en el que niños y niñas, mujeres y hombres, puedan competir en equidad? El vecino de Artziniega José Ramón Rey sí lo hizo y hoy día es una realidad. Se llama artzikirol, se juega por equipos y este mes ha abierto su primera escuela en el frontón del colegio público Lukas Rey de Amurrio, aunque data de 2007. "Lo inventé intentando buscar igualdad entre chicos y chicas", explica a DNA su creador, que lleva tres largas décadas fomentando la práctica deportiva entre los jóvenes de su entorno, a través de modalidades como el kárate, fútbol sala, atletismo y frontenis.
"Ya tenía algo de experiencia en entrenamientos de atletismo con chicas, así como en gimnasio con mayores, en los que empleaba juegos alejados de lo que entendemos por mera fuerza física en los que pudieran jugar todos y todas", apunta el que, en la actualidad, lleva un lustro de profesor de Educación Física. Aquella especie de prueba dio muy buenos resultados, así que, aunando técnicas de fútbol sala, balonmano y rugby, se lanzó a crear este juego que ya se practica "en el 70% de los centros educativos de Álava, y el 20% de Bizkaia", calcula su inventor.
"Empecé con chavalitos y en un partido amistoso en Gordexola lo enseñamos y gustó tanto -hasta pensaron que lo había importado- que supe que tenía algo bueno y me lancé a presentarlo a las instituciones", recuerda. La primera fue el Ayuntamiento de su municipio, Artziniega (de ahí el nombre de artzikirol), donde a día de hoy, y pese a que su población no llega a los 2.000 habitantes, ya son casi un centenar los vecinos de todas las edades y sexos que lo practican los lunes y miércoles, de 16.45 a 20.00 horas. El siguiente paso fue la Diputación, que le otorgó su respaldo en enero de este año, aprobando el reglamento bajo el título de artzikirol, una nueva propuesta lúdica para la multiactividad.
En Vitoria, la primera muestra "se llevó a cabo hace cuatro años en el colegio San Prudencio". Desde entonces, numerosos centros escolares lo han introducido en sus programas educativos. El artzikirol esta creciendo mucho en el ámbito escolar, pero "no tanto en extraescolares u otros programas de deporte y ocio para adultos, salvo excepciones como el de inserción social que puso en marcha el Ayuntamiento de Vitoria hace tres años, y ésa es mi meta", subraya Rey. A su juicio, "el problema esta en no tener monitores ni árbitros y ese es uno de los principales objetivos de la escuela recién estrenada en Amurrio: formarlos".
De hecho, entre las siete personas que hasta ahora se han sumado a esta iniciativa inaugurada el pasado 12 de noviembre y que solo lleva dos clases, "hay dos monitores y ninguno sabe jugar artzikirol, pero le estamos poniendo remedio". Y es que el nuevo sueño de Rey es que su creación se extienda hasta el punto de que "algún día se puedan organizar competiciones comarcales o provinciales". De momento, su éxito esta siendo tal que incluso se pueden vaticinar torneos entre comunidades autónomas. No en vano, el Departamento de Educación del Gobierno de Navarra ha contactado con este vecino de Artziniega para que imparta clases sobre este deporte a profesores, de cara a introducirlo en sus colegios, y otras regiones como Andalucía, Valencia o Aragón también han tenido noticias del artzikirol y están empezando a practicarlo. "En Valencia han introducido el artzikirol en los juegos de marinaje de verano. Algo similar ha pasado en Huesca y un chico de un club de fútbol de Las Palmas me ha llamado porque tiene interés de introducirlo en las Islas Canarias", enumera Rey.
Es un deporte de colaboración-oposición, en el que la velocidad y las estrategias conforman una parte esencial del juego, y en el que los equipos pueden ser mixtos, y de chicos o de chicas exclusivamente. El escenario es un campo de fútbol sala o balonmano, con una portería, donde se enfrentan dos equipos compuestos por cinco jugadores de campo y un portero. Cada equipo puede tener hasta 15 jugadores disponibles para saltar al campo, ya que los cambios se pueden hacer continuamente, sin que tenga que intervenir el árbitro ni parar el juego.
El objetivo es meter goles con un balón blando de espuma o de voleibol de categoría infantil, que "ni pesa ni hace daño, de modo que no son necesarios tantos controles técnicos". El balón se puede llevar y lanzar tanto con las manos como con los pies, pero no se puede botar. Cada partido lo conforman cuatro tiempos de 15 minutos. Entre cada tiempo hay un descanso de dos minutos, excepto entre el segundo y el tercer período que es de cinco minutos. "Es muy sencillo y se coge sobre la marcha, sobre todo si se han practicado otros deportes" subraya Rey.