vitoria. La negativa de la Diputación a pagar su parte del tranvía de Abetxuko coloca a Javier Maroto en una posición incómoda. El alcalde de Vitoria intentó justificar ayer a su compañero de partido y líder del ejecutivo foral al asegurar que el convenio firmado en 2010 era más bien "un acuerdo de voluntades" que no fue ratificado por las Juntas Generales, razón por la cual él mismo tuvo que acudir a Ensanche 21 "a pedir una partida adicional" porque el dinero correspondiente al Consistorio "no estaba en Vitoria". Más difícil le resultó, no obstante, encontrar excusa a la oposición de su colega De Andrés a seguir invirtiendo en las futuras ampliaciones del metro ligero. En un callejón sin salida, tuvo que mostrar su confianza en que se acabará llegando "a un entendimiento".

En ese afán, el primer edil aseguró haber pedido a la Diputación y el Gobierno Vasco que "se sienten a la mesa" para recuperar el acuerdo en torno al tranvía. No obstante, los grupos de la oposición municipal coinciden en que Maroto no se está mojando como debiera teniendo en cuenta las graves consecuencias de este plantón. Por un lado, porque el ejecutivo autonómico ha advertido de que el Ayuntamiento deberá abonar la parte que le corresponde al ejecutivo foral si éste insiste en no pagar. Por otro, porque de persistir el diputado general en su postura la próxima ampliación del tranvía por el este podría peligrar, amén de la siguiente hacia el sur de la ciudad.

Frente a la claridad de los hechos, Maroto trató de calmar a la ciudadanía con las palabras. "Yo apuesto por el tranvía, el diputado general también y el consejero también. Y vamos a ir discutiendo las formas", subrayó en un intento de borrar las discrepancias entre el PP y el PSE. De hecho, tras esta cuestión se percibe mucho de guerra entre los dos partidos y una gran tensión preelectoral. Quizá por eso el discurso del primer edil, aun intentándolo, pecó de falta de convicción.